Aguas agitadas: Así fue la creación de ‘Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar’


«Es puro terror». Miedo desenfrenado no es una emoción que esperas escuchar del poderoso productor Jerry Bruckheimer. Después de todo, pasa su día laboral trabajando con esqueletos de piratas. Pero lo que lo estremece no son los jefes del estudio, los actores con egos enormes o alguna escena particularmente peluda. No, lo que lleva a Bruckheimer a sollozar hasta las lágrimas es el tan honorado proceso de Hollywood de mostrarle una nueva película a una «audiencia de prueba», también conocida como un público reclutado en un centro comercial de Boise, Idaho, quienes pueden aprobar o destrozar un filme con el poder de un lápiz.

«Estás ansioso y nervioso», dice Bruckheimer sobre las pruebas. Nunca sabes cómo va a responder la audiencia. Afortunadamente, acabamos de recibir una respuesta grandiosa. La versión que les mostramos estaba incompleta —no tenía muchos efectos visuales—, pero obtuvimos una de las mejores calificaciones que hemos recibido jamás: un 80 por ciento la ‘recomendaría definitivamente’, algo que no creo que hayamos logrado con ninguna de nuestras previas películas de los Piratas en el pasado».

Bruckheimer debe sentirse tranquilo ahora, en parte por las calificaciones estelares de la prueba, pero también por el hecho de que Pirates Of The Caribbean: Salazar’s Revenge finalmente llega a puerto. Ha sido un viaje largo, plagado por retrasos del guión, vomitadas masivas, lesiones del elenco y un mono homicida. La quinta y quizá la aventura final del capitán Jack Sparrow (Johnny Depp) no sólo ha sido asediada, sino que tiene bajo el mar a 20,000 listos para sitiarla. Para Bruckheimer, quien ha vivido varias producciones «complicadas» a lo largo de los años, debe haber parecido como si el Perla Negra no fuera lo único que estaba maldito.

La Venganza de Salazar (se llama Dead Men Tell No Tales en Estados Unidos) entra al mundo desde un lugar distinto que sus predecesoras. Siguiendo el inesperado éxito de la atracción de parque que se volvió un megahitazo, La Maldición del Perla Negra, Bruckheimer y Depp continuaron con tres secuelas: Dead Man’s Chest (2006), At World’s End (2007) y On Stranger Tides (2011). Aún antes de que el filme se estrene, la franquicia tiene un valor de 3,730 millones de dólares a nivel mundial, y todas las películas tienen algo que las hace recomendables (Dead Man’s Chest en particular está llena de ingeniosos inventos). Pero hay algo Matrix-oso en estas secuelas: mucha imaginación, esfuerzo y rastas, pero sin recapturar del todo lo divertido y emocionante de la original. 

Cortesía The Walt Disney Company

«Creo que si le preguntas a cualquiera, te dirán que la primera película es su favorita», dice Orlando Bloom, regresando luego de su ausencia en On Stranger Tides. «Hay sets sorprendentes tanto en la dos como en la tres, pero también hubo muchísimo dinero
para ellas, y eso a veces puede inhibir de cierta forma. Cuando tienes un presupuesto más restringido, te ves forzado a pensar de una  manera más creativa».

Han pasado seis años desde que los Piratas zarparon por última vez y el desarrollo del nuevo proyecto ha seguido una trayectoria tan zigzagueante como el caminar de Jack Sparrow. En 2011, justo antes de que On Stranger Tides se encorvara, el guionista original del filme, Terry Rossio, estaba trabajando en un guion, esta vez sin su socio Ted Elliott.

«Mi versión de Dead Men Tell No Tales fue desechada porque tenía a una mujer como villano, y a Johnny Depp le preocupaba que fuera una repetición de Dark Shadows, que también tenía a una villana», escribió en su blog de guionismo. El guionista de Catch Me If You Can, Jeff Nathanson, fue contratado para escribir un nuevo borrador, y entonces las cosas se complicaron. Rob Marshall, el director de On Stranger Tides, partió para realizar Into The Woods (también con Depp), y las sillas de la dirección al final fueron ocupadas por el equipo noruego de Joachim Rønning y Espen Sandberg, nominados al Oscar por su aventura marina Kon-Tiki. En 2014, debido a The Lone Ranger, el proyecto fue
puesto en pausa y parecía que la felicidad de Jack había quedado totalmente satisfecha. Pero Depp comenzó a colaborar directamente con Nathanson en un nuevo guion y la cosa volvió a arrancar. Los hombres muertos (en el agua) sí cuentan historias.

El guión que finalmente hizo que el proyecto se moviera de nuevo fue impulsado por el tridente de Poseidón. En la mitología griega, Poseidón, el dios del mar, golpeaba el suelo con su tridente provocando terremotos, tormentas y que los barcos se hundieran al grado de que los marineros de la antigüedad ahogaban un caballo como sacrificio para pedirle un viaje seguro. El guión de Nathanson le ha dado al tridente el poder de controlar cualquier maldición marítima y tiene a un grupo de nuevos personajes buscando cosechar su alquimia. Henry Turner (Brenton Thwaites), un cuerno verde de la Marina Real (Royal Navy), lo necesita para ayudar a su padre Will (Bloom). Carina Smyth (Kaya Scodelario), una astrónoma con agallas que no tiene nada que ver con las rarezas supernaturales, se ve involucrada en la persecución. Y está Armando Salazar (Javier Bardem), un vengativo capitán español que quiere el tridente para terminar con la piratería. ¿Y ya dijimos que es un fantasma?

Salazar, el gran villano de La Venganza de Salazar, ha pasado por varios cambios desde los primeros borradores cuando su nombre era capitán John Brand —en cierto momento Christoph Walz estuvo en pláticas para interpretarlo—. Pero de mano de Bardem, Salazar es un bucanero de corazón negro que se libera del Triángulo del Diablo, un hoyo negro del que supuestamente no hay escape —piensa en Huddersfield— y  se embarca en un viaje de venganza. Bardem, quien se encaprichó en hacer una película de los Piratas después de visitar a su esposa Penélope Cruz en el set de On Stranger Tides, se dispuso a darle al personaje «una rabia fundamentada en un orgullo mancillado». 

«Hay cosas sobre él que me hacen pensar en un toro magnífico», nos dice Bardem. «Era un comandante de muy alto rango en la flota española, y de pronto lo traicionan. Esa traición tiene un nombre y es Jack Sparrow. Salazar ha mantenido esa sed de venganza en su cuerpo durante una eternidad. En lugar de decir que a lo largo de su vida, diré que a lo largo de su muerte».

Realizando la función que previamente cumplió Keira Knightely (1-3) y Àstrid Bergès-Frisbey (4), Scodelario, de The Maze Runner, estaba ansiosa por dejar su marca en esta franquicia como actriz
principal. Nathanson y Scodelario trabajaron duro para hacer a Carina differente y dándole ciertos rasgos (caprichosa, irritable) para evitar que se convirtiera en el arquetipo pristino de Mary Sue.

«Tiene sus fallas», dice Scodelario. «Es muy importante incluir eso cuando construyes a un personaje, especialmente a los femeninos, quienes con frecuencia caen en una de dos cosas: son bonitas y perfectas, o totalmente desquiciadas. Carina definitivamente tiene un poco de ambas, así que me sentí agradecida por ello».

El Henry de Thwaites se parece al Will Turner de Orlando Bloom, lo cual no es sorprendente considerando que están emparentados. «Lo que me gusta de él es que entre todo el caos y los enfrentamientos entre espadachines, es un chico preparado para morir con tal de salvar a su papá», dice Thwaites. Bloom estaba encantado de regresar —de hecho, su hijo de seis años colecciona sets de Lego de los Piratas— en un papel pequeño pero fundamental. «Obviamente, cuando me dejaron en la tercera
película, me habían condenado como a David Jones para volver cada diez años», explica. «Así que cuando me encuentren, estaré medio lleno de costras. Pero básicamente soy el catalizador que echa a andar toda esta historia».

La presencia de Bloom es una llamada obvia a la original. Algo que dicen todos los que han leído el guión final de Nathanson —y que parece confirmado por la proyección de prueba de Bruckheimer—es que Salazar’s Revenge recupera mejor que las otras secuelas el joie de vivre de la primera película.

«Me gustan todos los filmes de la franquicia, pero el primero es mi primer amor», dice Rønning. «Para mí, fue importante regresar a la dinámica de personajes que que son personas reales con quienes te puedes identificar —cuando menos algunas personas son reales—, y luego Jack Sparrow llega y se cuela en la fiesta. También era muy importante devolverle el lado cómico. Creo que perdieron algo de ese sentido del humor. Esto es Buster Keaton con esteroides». 

Para Rønning, la historia equilibra la mezcla establecida por la franquicia de risas, escenarios enormes (el escape de una ejecución pública), miedo (fantasmas, tiburones) y cameos de grandes estrellas de rock (Paul McCartney, solo que no en un submarino amarillo). La primera fue un viaje emocional. «Para que yo me acerque a una historia, ésta necesita tener corazón», dice rehusándose a entrar en detalle.

«De verdad creo que esta es la película más emocional de los
Piratas». En segundo lugar, Rønning quería explorar los orígenes de Jack Sparrow, como lo confirma el último trailer, donde vemos a un Johnny Depp rejuvenecido por computadora. «Es Johnny, pero ha sido embellecido», explica Rønning. «Le encantó. Jack es un personaje que no tiene un arco. Darle una historia de fondo y honrar la mitología de la franquicia fue complicado, pero creo que lo logramos».

Scodelario y Thwaites se criaron con la franquicia como los treintañeros lo hicieron con Jurassic Park, así que fue de ensueño actuar al lado del Jack Sparrow original, el personaje que dio origen a miles de malos imitadores. «Puedes tratar de prepararte mentalmente para ello», dice Scodelario. «Pero cuando llega al set con su traje, se te olvida todo y regresas a tu niñez». 

A Thwaites también lo distrajo. «No tienes idea. Fue increíble
hasta el punto en que me costaba trabajo concentrarme. Una parte de mi cerebro pensaba: ‘Es el único hombre que puede llevarme a mi padre’, y la otra pensaba: ‘¡Carajo, estoy en una escena con Jack Sparrow!'». El pirata más legendario del mundo estaba de regreso. También había un elenco fresco, dos nuevos directores, y una trama enorme y original. Pero a pesar de todo ello, La Venganza de Salazar se rehusó a navegar.

Casi desde el principio, el equipo se vio plagado por calamidades inesperadas. Múltiples huracanes derribaron sets y numerosas personas sufrieron mareos extremos en The Spit, en la costa dorada australiana. «Yo fui una de los pocos que estaba bien», recuerda Scodelario. «Pero mi esposo, quien me visitaba en el set, vomitó al lado del barco todo el día. El mono también tuvo un muy mal caso de mareo. No se sintió bien con el movimiento del barco».

Si un compañero mareado (que en la película le pertenece al capitán Barbossa, el personaje que interpreta Geoffrey Rush) no
es lo bastante malo, monerías de otro tipo dieron pie a una controversia. A finales de junio de 2015, un primate relacionado con la producción se escapó del set de los Piratas, terminó en un estudio cercano y mordió en la oreja a un maquillista. Sin importar quien haya sido el culpable —y hay varios stand-ins para el simio—, el equipo se mantuvo del lado de su pequeño colaborador.
«Los monos son muy lindos», dice Rønning. «Son adorables y
pueden darte los mejores abrazos». Sólo Thwaites admite que su
pithecofobia (miedo a los monos) lo venció.

«Había una escena en la que estaba en el hombro de Geoffrey Rush y yo miraba al mono pensando: ‘¿Y si esta cosa viene
y trata de morderme? ¿Podré saltar desde el barco? ¿Tengo una espada a la mano?’, pero no pasó nada. El mono estaba bien entrenado y era bien manejado. Sólo fue mi inseguridad. No te ofendas, pequeñín». 

También hubo otra controversia mucho mayor relacionada con animales y los Piratas. La Venganza de Salazar fue la película donde Depp y su entonces esposa Amber Heard fueron declarados culpables de tratar de introducir ilegalmente a Australia a sus perros Pistol y Boo usando documentos falsos. «El Sr. Depp tiene que regresar a sus perros a California o tendremos que realizarles una eutanasia. Es hora de que Pistol y Boo pongan sus patitas de regreso a los Estados Unidos», dijo Barnaby Joyce, entonces secretario de agricultura y actual primer viceministro. (Si no recuerdas los detalles, al menos recordarás el extraño video de disculpa de Depp y Heard).

Los problemas de Depp no terminaron allí. Un intruso disfrazado de Jack Sparrow y con un cuchillo se infiltró en el set (tenía hasta un perico en el hombro), y fue aprehendido luego de una cacería humana. Depp también se rompió la muñeca corriendo go-karts, tuvo que volar a Estados Unidos para someterse a una cirugía y la producción se detuvo durante
dos semanas. Kaya Scodelario después se lastimó en el set—»me resbalé en el Perla Negra y me disloqué el hombro»— pero regresó a trabajar al día siguiente.

El lado positivo fue que a Javier Bardem no le pasó nada, tal vez porque tiene una actitud más relajada con respecto a las acrobacias. «Me paro y lo hago», dice. «Bueno, en realidad sólo
me paro». Y cuando el rodaje terminó, no terminó; el equipo de filmación se reunió en Vancouver para rodaje adicional —como ya es la norma ahora— bajo el nombre falso de «Herschel». Para ponerle los toques finales a su blockbuster, Rønning se sumergió en su primera experiencia de Hollywood como un pato zombi en el agua, aun si eso significaba ceder un cierto grado de control creativo.

«En Kon-Tiki, hasta diseñé el póster», ríe. «Claro que había escuchado historias de terror sobre los estudios, los productores y todos contra todos, pero debo decir que tuve mucha suerte porque todos estábamos de acuerdo sobre qué tipo de película
queríamos hacer desde el principio».