Anna: el peligro tiene nombre, las explosivas mujeres de Luc Besson

Con Anna (Anna: el peligro tiene nombre), el director francés Luc Besson nos regala algo más del cine de mujeres peligrosas que suele explorar.

 

Director: Luc Besson

Actúan: Sasha Luss, Helen Mirren, Luke Evans

Duración: 119 minutos

★ ★ ☆ ☆ ☆

 

Sinopsis

La modelo rusa Anna Poliatova (Luss) no sólo es diestra para mostrar su mejor ángulo ante las cámaras, también es habilidosa para tirar patadas, balazos y ser una de las asesinas más temidas del mundo.

 

A pesar de sus recientes tropiezos, no cabe duda de que el oficio del cineasta francés Luc Besson sigue intacto y, salvo contadas excepciones, suele sacarle adelante, sobre todo cuando se embarca en proyectos que se alejan de las altas pretensiones en lo que a presupuesto se refiere.

Ahora presenta fortuna una producción de no más de 30 millones de dólares, en la cual retoma las convenciones propias de las películas de espías, así como a la imagen moderna de la femme fatale que él mismo ayudó a consolidar con piezas icónicas como Nikita (1990). De esta forma, Besson entrega con Anna un estilizado ejercicio fílmico que si bien se queda corto como homenaje y por momentos raya en el absurdo, logra validarse con algunos toques de ironía y acierta al no tomarse demasiado en serio; además de que tiene la fuerza y dinamismo suficiente para mantener al espectador enganchado de principio a fin.

La trama, ubicada a finales del siglo pasado, está plagada de rebuscadas vueltas de tuerca que van y vienen entre saltos temporales para seguir empujando el desarrollo del filme. A pesar del uso excesivo de dicho recurso, algo que termina debilitando la tensión, la cinta no pierde el ritmo al mantenerse fiel a una clara vocación de entretenimiento con espíritu de serie b y sin demasiadas exigencias dramáticas.

En ese sentido funciona la presencia de la joven Sasha Luss como protagonista, modelo convertida en actriz a través de una pequeño papel en la malograda Valerian (2017) —anterior película de Besson—, cuyas limitantes a nivel histriónico son evidentes, así como el hecho de que no se trata de una experta en escenas de combate. Sin embargo, si algo destaca de ella en pantalla es que luce bien y eso es aprovechado al máximo a la hora de ponerle en el papel de una letal asesina que, oculta tras las banalidades del mundo de la moda, participa en una guerra entre las agencias de espionaje de Rusia y Estados Unidos.

Ante sus evidentes devilidades, Besson no deja desamparada a su actriz principal. La chica está protegida por coreografías calculadas a detalle y cargadas de altas dosis de violencia, además de que es cobijada por una Helen Mirren capaz de dimensionar incluso los papeles más estereotípicos, lo mismo que los eficaces Luke Evans y Cillian Murphy, quienes se desenvuelven con convicción y de paso encuentran la química necesaria con la protagonista.

Veredicto

Funcional puesta al día de las aventuras de espías con reminiscencias a la Guerra Fría. Anna es una película que se sostiene por irónicos giros argumentales y una llamativa propuesta visual que responde a las expectativas como entretenimiento; sin embargo, resulta artificiosa y nunca logra explotar el aspecto erótico al que apunta en distintas ocasiones, además de que la contextualización es apenas un esbozo.

Por Jesús Chavarría

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