Can you ever forgive me? – Una delicia en pequeña escala

Nuestra evaluación de Can you ever forgive me? (¿Podrás perdonarme?), de la directora Marielle Heller, que adapta el libro autobiográfico homónimo de Lee Israel.

Director: Marielle Heller

Actúan: Melissa McCarthy, Rihcard E. Grant, Dolly Wells, Ben Falcone

Duración: 106 minutos

★ ★ ★ ★ ☆

 

Sinopsis

1991. Nueva York. La decadente biógrafa Lee Israel (McCarthy) vende una carta de la comediante Fanny Brice para tener algo de dinero. Cuando le dicen que la misiva se hubiera vendido por más si fuera más “jugosa”, se le ocurre convertirse en falsificadora con resultados sorprendentes.

 

Can You Ever Forgive Me? es una delicia en pequeña escala. Es la película que le sigue a la excelente The Diary Of A Teenage Girl, de la directora Marielle Heller, quien aquí toma una historia real increíble sobre un sorprendente acto de ventriloquía literaria y la hace sentir auténtica gracias a su atención a los detalles, un hábil manejo del tono y una enorme empatía.

Además, le dio un nuevo impulso a Melissa McCarthy con este excelente giro serio en una carrera dominada por la comedia —también tuvo un papel dramático en St. Vincent— pero hay mucho más que sólo la transformación de una actriz, específicamente un retrato puntual y divertido de vidas marginadas y marinadas en melancolía.

Como Lee Israel, una biógrafa miserable de Manhattan quien comenzó a falsificar cartas de autores famosos (Noël Coward, Dorothy Parker, Lillian Hellman) para mantenerse, en Can you ever forgive me? McCarthy convierte un estereotipo potencialmente de mujer extravagante tipo la señora de los gatos en alguien curiosa y humana, y además se divierte siendo amarga y mordaz en la misma medida —fíjate bien cuando pretende ser Nora Ephron en el teléfono porque su agente no le toma la llamada—, logrando también convertir la soledad de Lee en algo conmovedor.

Lee se mantiene escribiendo en la voz de otra gente, observando que es una “mejor Dorothy Parker que Dorothy Parker”, y McCarthy graba su arco perfectamente, envolviéndose en una incertidumbre creativa y una racha autodestructiva haciéndolas ganadoras de alguna manera.

Cuando inicia su carrera de falsificación, encuentra la salvación en Jack Hock (Grant), quien se presenta como “Jack Hock, gran pito”, un neoyorkino gay disoluto que le ayuda a vender sus cartas cuando los comerciantes de memorabilia comienzan a sospechar. Canalizando a Withnail en abrigo largo y un amor por la bebida, Grant es aquí lo mejor que ha sido en años, a veces encantador y trágico conforme se abre camino en la vida de Lee.

Juntos, este par de marginados forman un acto doble ganador, dos personas nacidas fuera de su época que toman decisiones frente a la sociedad educada encontrando consuelo y codependencia en la compañía del otro.

Su primer encuentro es una delicia y un momento poco común en las películas modernas: una escena larga de dos personas charlando.

Adaptada de las propias memorias de Israel, el ingenioso y culto guion de Nicole Holofcener y Jeff Whitty es bueno en los detalles que hacían convincentes las estafas de Lee, comprando numerosas máquinas de escribir antiguas y acostando su viejo televisor para usarlo como caja de luz y falsificar las firmas.

Heller también incrementa la tensión, tanto en las escenas en las que Lee saca de contrabando cartas de los archivos conforme la red comienza a cerrarse en su actividad.

Pero al final, esta es una película sobre las debilidades humanas, y entre la amistad y la falsedad hay una atracción tentativa hermosamente interpretada entre Lee y la vendedora de libros Anna (una excelente Wells) contada en pinceladas rápidas y precisas.

Un dibujo conmovedor de alguien que no sabe cómo estar en una relación se convierte en una de las mejores historias de amor del año.

Veredicto

Can you ever forgive me?  es un conmovedor himno a los extraños, realzado por dos criminalmente buenas interpretaciones de Melissa McCarthy y Richard E. Grant. También confirma a Marielle Heller como uno de los talentos de dirección más brillantes de la actualidad.

Por Ian Freer