Historia de una toma: ‘La dolce vita’, de Federico Fellini

La dolce vita (1960), de Federico Fellini, es una de las películas más valoradas. En esta cinta destaca, entre tanta maravilla, una toma en especial, que aquí te diseccionamos para ti.

Por Ian Feer

En un momento de Intervista, la película de 1987 de Federico Fellini, el gran director y su musa, Marcello Mastroianni, visitan la villa de Anita Ekberg y proyectan una escena muy significativa en la pared de su sala.

Es, claro, el momento de La Dolce Vita donde la seductora estrella Sylvia de Ekberg se mete en la famosa fuente de Trevi, el clímax de una noche llevando al Marcello Ruvini de Mastroianni por las calles de Roma. Al ver la escena, casi 30 años después de que la rodó, los ojos de Ekberg se llenan de lágrimas.

Fue filmada a lo largo de nueve amaneceres en el verano de 1959 —Ekberg dice que en enero, Fellini dijo que en marzo—. Al llegar a la locación, Federico descubrió que el agua estaba muy sucia, lo que le estresó. La curiosa solución provino de un empleado de la aerolínea sueca SAS, quien estaba en el set por casualidad y sugirió usar su colorante verde mar (que se utiliza para llamar la atención en caso de una emergencia en el un acuatizaje).

Apodada “leonesa” por Fellini, Ekberg entró al agua helada. “Me estaba congelando”, dijo una vez. “Tenían que cargarme fuera del agua porque ya no sentía las piernas”.

Mastroianni resultó más difícil. “Tenía que desvestirse, ponerse un traje de buceo y volverse a vestir para aguantar el frío”, recordó Fellini. “Se terminó una botella de vodka y cuando filmó la escena estaba muy enojado”.

Además, a Mastroianni le intimidaba Ekberg. Describió su piel “tan blanca que cuando toqué su mejilla, mis dedos manchados de nicotina parecían tan oscuros que tuvieron que maquillarlos. Fellini miró mis dedos cafés y me dijo que tenía que aprender cómo limpiarme el trasero”.

Los dueños de las casas alrededor de la fuente rentaron sus balcones y ventanas a los curiosos que aplaudían y vitoreaban luego de cada toma. “Cada vez que veo una foto de Ekberg en la Fuente de Trevi tengo la sensación de vivir esos momentos mágicos, esas noches sin dormir rodeado de los gatos y la multitud que llegó de todos los rincones de la ciudad”, contó Fellini.

La Dolce Vita inspiró más que nombres para restaurantes italianos y The Great Beauty de Paolo Sorrentino, y el filme ha incrementado el estatus de la ya legendaria Trevi (también la inspiración para Three Coins in the Fountain).

No puedes, claro, simplemente meterte en la Fuente de Trevi —está prohibido, aunque eso no ha impedido que muchos lo intenten—. En julio de 2016 la autora y exmodelo Delilah Jay se metió con un vestido y pieles, lanzándole besos a los turistas que se reunían allí. Después la multaron con 450 euros, claro.