James Wan y su legado en el terror contemporáneo


No es ninguna sorpresa que Annabelle 2 es un éxito taquillero. Con un costo de apenas 6.5 millones de dólares, ha recaudado más de 250 alrededor del mundo. Tan sólo en México lleva más de 250 millones de pesos. Y digo que no es una sorpresa porque la primera parte también ganó mucho dinero. Además no podemos olvidar que estos spinoffs forman parte del universo iniciado con El Conjuro, éxito dentro de los terrenos del terror. Es tal la aceptación, que esta franquicia ya sobrepasó el billón de dólares con tan sólo cuatro películas. CUATRO. ¿Quién es la mente detrás de todos esos billetes verdes y rostros asustados? James Wan.

Wan ha sido uno de los pilares del terror contemporáneo y sin duda el más exitoso. Este director, relativamente joven— apenas tiene 40 años— lleva menos de 15 años en el medio y ya nos ha dado algunas lecciones sobre cómo generar unos buenos sustos. 

Una buena premisa manda

El Conjuro no es su primera franquicia exitosa. Wan debutó con el pie derecho como director con Saw (2004), y nos demostró que una buena premisa nos puede dar no una, si no muchas películas más. Y aunque esto no es nuevo, ya que podemos recordar Viernes 13Pesadilla en la Calle en el Infierno y Halloween, en la que había gran cantidad de secuelas, se estaban agotando las opciones, pero llegó Saw con una propuesta fresca y se ha mantenido vigente hasta la fecha.

Personajes icónicos

Jigsaw. Annabelle. La monja (aún no se consolida, pero ya está próxima a tener su propio spinoff). Son personajes de terror con los que James Wan ha ido construyendo su éxito. 

Como lo dijimos en el punto anterior, en los años 80s surgieron varios personajes de terror, pero después de varias malas secuelas el boom quedó atrás. Hubo posteriormente algunos casos de éxito, como Scream en los 90s, y  Samara (El Aro) a principios de los 00s. Wan encontró la fórmula en personajes transtornados o endemoniados. 

Valores de producción

Las cintas de terror solían la mayoría de las veces no estar visualmente bien cuidadas. O al menos eso pasaba el pasado con las producciones llamadas  B movies, las cuales no importaba si se veían los micrófonos reflejados en la pantalla, siempre y cuando asustaran. El surgimiento del cine digital ha ayudado a que la parte visual se cuide más por poco dinero y  James Wan ha buscado, sobre todo en las películas que ha dirigido, que estén impecables a pesar de la falta de recursos económicos. 

 El universo compartido

Esto quizá es su mayor aportación. En estos tiempos donde Marvel ha impresionado con su famoso MCU (Marvel Cinematic Universe) y todos quieren copiar el modelo. Desde un DC Comics que han tenido resultados irregulares con sus películas, hasta un Universal que quiso comenzar un universo de sus personajes clásicos de terror, pero empezó con el pie izquierdo con el reboot de La Momia protagonizada por Tom Cruise. Wan decidió expandir su franquicia con el spinoff de Annabelle, que ha ganado casi tanto dinero como El Conjuro, y próximamente veremos a La Monja (2018). Bien pensado, Wan. 

La unión de directores hace la fuerza 

James Wan no solo dirige, sino que también es productor. Y ha aprovechado dichos puestos para incorporar nuevos talentos a sus proyectos. Tal es el caso de Lights Out, dirigida por David Sanberg, que comenzó como un cortometraje del mismo nombre, y Wan lo apoyó para su adaptación a largometraje. Ahora Sandberg se convirtió en el director de Anabelle 2.

Próximamente veremos la mencionada Monja y una nueva cinta de Saw, con Jigsaw, que se estrena en los próximos días. El Conjuro 3 también está en desarrollo. Y últimamente Wan no se ha limitado al terror, ya que ha incursionado en otros géneros. Dirigió la exitosa y complicada Fast and Furious 7, en cuya producción murió Paul Walker y actualmente se encuentra trabajando con Aquaman. Tendremos James Wan para rato.