‘Thelma & Louise, de Ridley Scott’: Historia de una toma

Recordamos la historia de uno de los finales más icónicos para una road movie: el de Thelma & Louise.

Por Ian Nathan

“Para mí, se escaparon”, dice Callie Khouri al recordar un Ford T-Bird azul claro volando en cámara lenta sobre el Gran Cañón, en uno de los finales más radicales del cine.

Deseando escribir un guión, una noche Khouri llegó a su garage en Nashville y pensó: “Dos mujeres se lanzan a una ola de crímenes”. De inmediato “sintió” su historia: lo que las llevó a un viaje a través de los paisajes desérticos de Estados Unidos; quiénes eran al principio Thelma y su mejor amiga, Louise, cómo serían al final; el tema central de liberación que ofrecía una road movie. “La otra cosa es que imaginé el auto volando en el Gran Cañón, así que sabía que hacia eso se dirigía”, recuerda. 

Un presupuesto escala Ridley Scott les dio a Geena Davis como la inocente y recatada Thelma, acorralada en un fallido matrimonio, y a Susan Sarandon como la sabionda Louise, con heridas del pasado. De hecho, Sarandon sólo aceptó filmar si mantenían el final.

Acorraladas a la orilla del cañón, el humor se evapora de inmediato. Los policías estatales, listos para disparar, se han vuelto amenazadores y sin rostro. “Parecen un ejército”, dice Louise tragando saliva. “¡Esto es una agresión contra nosotros!”, grita un oficial refiriéndose a los hombres.

Así que toman una decisión: seguir manejando. Al filmarse en la orilla, la cámara congela el encuadre en el cénit antes de que la gravedad se apodere de ellas. Era vital que no las viéramos morir.

 

No es el Gran Cañón. Scott prefirió Dead Horse Point, en Utah. Allí filmaron helicópteros todo el día con Harvey Keitel, el policía amable, corriendo en la polvareda —la película era cada vez más salvaje y polvorienta—.

Scott esperaba a que el Sol se pusiera en el ángulo perfecto. “Sólo teníamos una toma”, recordó Susan Sarandon. Fue idea de ella que se dieran un beso. Sólo Davis lo sabía.

Mientras que hubo rumores de MGM infartado por el final —y Sarandon confirmó que Scott había considerado que Louise lanzara a Thelma fuera del auto—, el director asegura que nunca los presionaron para un final “feliz” con Thelma & Louise. Seguro, pudieron capturarlas vivas o derribado con una lluvia de balas. Incluso habrían llegado a México para pasarla bebiendo cocteles en la playa. Pero todos sonaban muy falsos. 

“De alguna forma, creo que este fue el final ‘feliz’”, dice Scott.

Hay una alternativa en la que vemos el auto despegar, la Polaroid desprendiéndose por el viento, antes de cortar al auto siguiendo la carretera del desierto. Puro simbolismo, pero las audiencias lo habrían tomado como un milagro.

“Para mí, el final no tenía que ser interpretado de manera literal, como un momento de ‘aceleran hacia el abismo y mueren’”, explica Khouri. “Era una forma de decir que este era un mundo en el que no creían que hubiera una posibilidad de justicia”.

Era la única manera de dejar que las dos fueran en quienes se habían convertido. “Las mujeres totalmente liberadas de todo tipo de ataduras no tienen lugar en el mundo”, dice ella. Después de todo lo que pasaron, no querían que nadie las tocara.

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