Atomic Blonde: cuando Michael Madsen conoció a Quentin Tarantino

Después de Reservoir Dogs, Michael Madsen se convirtió en el actor de respaldo de Tarantino. Nos comparte recuerdos de una amistad que comenzó con una oreja cortada.

Por Damon Wise

“Esto es algo que tienes que ver, ¿ok?”. Michael Madsen saca su iPad. “Este es Charles Bronson en un jodido comercial de 1976 para perfume, ¿ok? Tienes que ver esto. Es increíble. Es muy divertido”, nos dice riendo. En la pantalla, una imagen medio borrosa cobra vida. Bronson mira a un pianista de bar con corbata de moño, pasa por el típico conserje del Bronx y entra en un taxi que lo lleva a su departamento de soltero. Solo en su espacio, la estrella de Death Wish se arranca la camisa y la lanza al aire (no la vemos caer) y liberalmente se echa cantidades ridículas de una loción japonesa para después de afeitar llamada, poco atractivamente, Mandom.

“Mira lo rápido que va”, dice Madsen. “Ahí está. ¡Mira a ese cabrón! ¡Mira a ese cabrón!”.

Aunque cumplió 60 este año, el tipo duro de la pantalla se ve más joven y amable en vivo. Su voz, aunque ruda, es más suave de lo que esperarías, al igual que su cara, que sugiere cómo el tiempo podría haber sido más gentil con Mickey Rourke. Además, es modesto y le dedica la entrevista a alguien más. “¿Recuerdas cuando Budd sacó su espada?”, pregunta refiriéndose al asesino samurái que interpretó en Kill Bill Vo. 1 y Vol. 2, de Quentin Tarantino. “En la espada decía: ‘Para mi hermano Budd, el único hombre a quien amé’. Bueno, debería haber una que diga: ‘De mí para Quentin, el único hombre a quien amé’. Quiero que quede por escrito”.

Este amor se remonta a 1991, cuando Madsen recibió el guión de la primera película de Tarantino, Reservoir Dogs, la historia de unos gángsters con nombres en clave de color que se esconden en una bodega después de que un asalto a una joyería resulta muy sangriento. Harvey Keitel ya había aceptado y Madsen quería trabajar de nuevo con él después de haber filmado Thelma & Louise el año anterior, donde interpretó al novio músico de Louise, Jimmy, cuyas pocas escenas con el detective Hal Slocumb (Keitel) fueron cortadas de la película. Sus agentes, sin embargo, no estaban tan entusiasmados. “Me dijeron que nadie conocía a Quentin, que no tenía dinero y que debería rechazarlo”, recuerda Madsen. “Y yo les dije que no iba a rechazarlo y que los despediría a todos ellos. Que se fueran al demonio porque Harvey Keitel es Mr. White y yo voy a filmar con Harvey Keitel”.

‘Reservoir Dogs’ (1992). Miramax Films.

Aunque le habían ofrecido el papel del psicótico Mr. White, Madsen tenía uno distinto en mente. “Yo quería ser Mr. Pink porque él tenía muchas más escenas con Harvey. E insistí en ello, ingenuamente”, dice. Finalmente lo llamaron para leer con Tarantino y Keitel en 20th Century Fox, en Los Ángeles. “Fue cuando conocí a Quentin. Estaba de pie y Harvey sentado con los pies descalzos por alguna razón. Y Quentin me dijo: ‘Ok, veamos qué puedes hacer’. Yo había memorizado todo lo de Mr. Pink, ¿ok? Al final Quentin me miró y me dijo: ‘La cosa es que no eres Mr. Pink, sino Mr. Blonde. Y si no eres Mr. Blonde no estarás en la película’”.

Madsen mueve la cabeza. “Acepté el rol a regañadientes”, dice, “el cual literalmente me dio una carrera en la industria del cine. He hecho como 200 filmes, y los únicos de los que todos quieren hablar son de los que hice con Quentin, especialmente Dogs”.

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Desde entonces, Michael Madsen ha estado en todo el mundo, algo que todavía lo sorprende. “Soy un chico de clase trabajadora de Chicago”, dice. “Fui mecánico de autos, ¿sabes? Mi padre era bombero y quería que yo también lo fuera, o policía”.

Su primera gran oportunidad llegó cuando acompañó a un amigo que audicionó para la película WarGames (de 1983) de John Badham, pero Madsen fue pescado por el agente de casting. “Me preguntó si había pensado en ser actor y le dije que no, que me gustaban Humphrey Bogart y Robert Mitchum y entendía lo que hacían. Me dijo que si iba a Los Ángeles o Nueva York podría trabajar como actor. Le respondí que tenía como 400 dólares en mi cuenta así que la posibilidad de que eso ocurriera era inexistente”.

Sin embargo, Madsen le dio un número de contacto —su hermana menor, Virginia (“Quien tú sabes, fue nominada por Sideways”) había actuado un poco, así que Madsen escribió los detalles del agente de ella. “Y como una semana después mi hermana, quien había estado haciendo teatro durante toda la prepa, y cantando telegramas, y tomando lecciones de voz, con pósters de Marilyn Monroe en su cuarto mientras yo robaba autos y hacía cosas malas, me preguntó si había conocido a alguien en Los Ángeles. Le dije que sí y me dijo que su agente quería hablar conmigo”.

El trabajo involucraba una pequeña escena al principio de la película. Madsen interpretó a un soldado en un depósito de misiles; él y su amigo tenían que girar una llave al mismo tiempo para lanzar un misil balístico, pero su amigo se echa para atrás. Le ofrecieron pagar el vuelo a Los Ángeles, hospedarlo en un hotel y pagarle 900 dólares. Madsen estaba encantado. “¡Qué demonios! ¡No lo podía creer!”.

Después de WarGames, a Madsen se le abrió un mundo nuevo. “No quería volver a Chicago”, gruñe. “De ninguna jodida manera. Así que compré un periódico y busqué trabajos porque sabía que podía conseguir uno en cualquier gasolinería del planeta, y solicitaban a un encargado en Beverly Hills. Así que al segundo día de llegar a California fui allí, pedí el trabajo y me contrataron”.

‘Reservoir Dogs’ (1992). Miramax Films.

Madsen continuó despachando gasolina hasta que le ofrecieron el rol de Jimmy en Thelma & Louise. “Le dije a mi jefe que iba a hacerla y me respondió: ‘¿Por qué no nos dijiste que eras actor cuando te contratamos? Maldita sea, te necesitamos aquí, así que decídete. La posibilidad de que lo logres es una en un millón. Están todas esas estúpidas series de tele para las que has pedido permiso, ¿y ahora quieres hacer una película?’. Le dije que sí y me despidió”.

Thelma & Louise le cambió la vida, pero Michael Madsen será recordado por sus colaboraciones con Tarantino. Y aunque no participó en Pulp Fiction, casi lo hizo —como Vincent Vega, la parte que fue de John Travolta—. “Escribió a Vincent para mí”, dice Madsen. “Se supone que yo estaría en Pulp Fiction, pero lo que pasó es que… prométeme que vas a escribir esto, para que quede registrado”.

Para resumir una historia demasiado larga, a Madsen le habían ofrecido un papel al lado de Kevin Costner en Wyatt Earp, como uno de los hermanos de Earp, y cuando llegó Pulp Fiction, los productores no lo dejaron tomarse el tiempo para hacerlo. “No me dejaron tomar tiempo de los ensayos. Podría haber hecho ambas películas”. Pero así ocurrió. “Si Wyatt Earp hubiera resultado ser una película enorme en los Oscar, yo habría sido un genio por no hacer la de gángsters. Pero si la hubiera hecho, ¿qué Hubiera pasado con John Travolta? Porque en esa época estaba haciendo películas de bebés que hablaban. Estaba terminado, ¿sabes a qué me refiero?”.

Michael Madsen tuvo esta conversación con Tarantino en Cannes en 2014. “Íbamos manejando y me dijo: ‘¿Y si tú hubieras sido Vincent?’. Le dije que lo había pensado muchas veces, y me respondió: ‘Michael, la cosa es que habría sido una película diferente’. Le respondí: ‘Sí, pero, Quentin, honestamente, ¿habría sido lo que fue sin Travolta? ¿No fue el hecho de que saliera de la oscuridad parte de todo?’. Originalmente seríamos Larry Fishburne y yo. Larry lo rechazó y por eso fue para Sam Jackson. Pero yo no pude hacerla porque estaba bajo contrato para Wyatt Earp. Y todos esos años es esto, esto que se queda allí…”.

¿Lo lamenta? Niega con la cabeza. “No lamento no haber hecho Pulp Fiction. Pero sí haber hecho Wyatt Earp. Porque no puedo decir nada bueno sobre ella. Es larga, estúpida y aburrida. Es un gigatnesco close-up de Kevin que dura tres malditas horas. La única razón por la que la hice es porque quería caminar por la calle hasta el OK Corral. Si hubiera sabido que el filme iba a ser tan estúpido, hubiera tomado un maldito taxi”.

 

En lugar de ellos, Madsen prefiere pensar en los buenos tiempos, incluso perdonando a Tarantino por no darle el papel de Calvin Candie en Django Unchained (“La mejor parte de la película”). “Hay algo muy individualista en cada uno de los filmes de Quentin, y siento que yo estado en sus mejores obras. Kill Bill es ridículamente grandiosa. Es mejor de lo que le dan crédito. Pero ya sabes, Dogs fue su primera, y estar en ella es genial, y a lo largo del tiempo crece y crece y crece”.

“Es una bendición maravillosa”, termina  Michael Madsen con una sonrisa.