De la Roma con amor – Cómo se hizo la película

El director Alfonso Cuarón escarbó en sus recuerdos y en los de Liboria Rodríguez, su nana, para hacer Roma, su película más íntima y autobiográfica, pero también la más ambiciosa técnicamente.

Por Anaid Ramírez

Escenario de catástrofes ocasionadas por fenómenos naturales, y actualmente también como una de las zonas que más han sufrido las amenazas y la violencia de los cárteles de la Ciudad de México, a la colonia Roma le sobran anécdotas para contar. Pero, para su más reciente filme, Alfonso Cuarón no eligió esas cicatrices, sino las más íntimas que le fueron inferidas en ese barrio, “en realidad me interesaba, de alguna manera, celebrar a uno de los seres que yo más quiero”, le cuenta el director a Cine.

Esa persona de la que el cineasta habla es Liboria Rodríguez, su nana, a quien Cuarón se refiere como “Libo”. Quien fuera pieza fundamental dentro de su familia es también “el punto de partida” de Roma, como introduce el también guionista de este relato.

EL RECUERDO MÁS ILUMINADO

En uno de los salones de un hotel sobre Paseo de la Reforma, donde nos reunimos con el ganador de varios Premios Oscar —dospor Gravity, uno de ellos como Mejor director, y cuatro más por Roma—, Cuarón evoca a la calle de Tajín, en la Roma. Además de crecer ahí, fue en ese lugar donde convergieron dos momentos críticos para dos de las mujeres que el cineasta más aprecia: Por un lado estaba la madre del cineasta, quien procuraba sostenerse ante el desmoronamiento de su matrimonio; en el otro se encontraba Libo y un embarazo que debería asumir en soltería. Principalmente es a ella a quien está dedicada la cinta.

“De niño, me intrigaba”, introduce Cuarón sobre Libo, quien en la película es representada a través del personaje de Cleo y encarnada por la actriz debutante Yalitza Aparicio. “Me platicaba sus historias de niña, por ejemplo, y eso era un contraste muy grande con mi realidad —la de un pequeño de una familia de clase media-alta—, porque ella me hablaba de una infancia muy dolorosa y difícil, y de niño me hablaba de conceptos que eran bien abstractos, como el concepto de morirse de frío o de hambre. ¿Sabes? Para mí el hambre era que nos retrasábamos una hora para la comida, y ella estaba hablando de hambre verdadera, de carencias reales”, cuenta.

El director comenzó a trabajar en este proyecto hace una década, poco tiempo después de que se fue a vivir a Londres. Sin embargo, sus recuerdos y los de Libo tuvieron que pausarse por “cuestiones personales”, señala el director. “Creo que fue para bien porque no íbamos a tener las semillas del proyecto, tenía ya bastante y algo más o menos claro, pero pienso que beneficiaron todos estos años para tener más datos de lo que terminó siendo Roma”.

De la Roma con amor

Con ese tiempo transcurrido y un guion más en forma, comenzó la preproducción, siendo el casting una de las áreas que más exigencias debían cumplir. “Pobres del departamento de casting, tenían una misión muy, muy, muy complicada”, reconoce Cuarón, quien les asignó la tarea obsesiva de encontrar un par de requisitos en la actriz que encarnaría a Cleo. “Tenía que haber dos cosas: ser idéntica a ésta, y había una fotografía (de Libo), y encima de esto, ya que se conociera, debía contar con las cualidades íntegras de esta persona, y eso sólo yo lo podría cotejar”, explica.

Las características que buscaba Cuarón en su Cleo eran las de una mujer en sus tempranos 20, con ascendencia indígena, “idealmente zapoteca porque Libo, el personaje en que se basa Cleo, es zapoteca, pero abriéndolo también al mixteco, porque la zona en donde ella vivía es una comunidad donde se habla zapoteco y mixteco”.

Así comenzó un peregrinaje por los alrededores de la Ciudad de México que luego, ante la fallida búsqueda, se extendió hacia el sur del país. “Fue un viaje itinerante por distintas comunidades de la Sierra de Oaxaca, y después de miles, y miles, y miles de mujeres (entrevistadas) tuve la fortuna de ver a Yalitza (Aparicio), y cuando la conocí fue una cosa inmediata”, asegura el director.

Yalitza, quien recién había egresado de la licenciatura en educación, acudió a la convocatoria con el propósito de acompañar a su hermana, cuyo único interés era descubrir cómo eran esas audiciones. Cuando las dos asistieron al llamado, no tenían idea ni de qué se trataba el proyecto ni quién estaba detrás. Fue hasta que Aparicio se encontró con Cuarón en la Ciudad de México que la joven conoció al director.

“Tal vez encontró algo que le hiciera recordar a los personajes que él quería darles vida”, reflexiona Yalitza en una conversación con Cine. Y sí, Cuarón descubrió eso y más. “Yalitza es uno de los mejores actores con los que he trabajado en mi vida, en el sentido de cómo entiende emocionalmente cada momento, pero es por lo que ella es”, explica el cineasta. “Ella es de una honestidad y transparencia… y si eso lo juntas con una inteligencia casi aterradora. Es una mujer que admiro. Es de un entendimiento muy intuitivo, sin dejar de ser Yalitza”.

De la Roma con amor

Para darle vida a Adela, la compañera de trabajo de Cleo y también mejor amiga, la elegida fue Nancy García. En la realidad, ella y Yalitza tienen una amistad desde hace seis años, lo que ayudó a proyectar en la pantalla la química tan natural y auténtica que descubrirás cuando veas Roma.

“Es una fortuna que pasa en no sé cuántas vidas”, aterriza Nancy, quien se siente agradecida porque este proyecto le abrió el panorama. “Es un crecimiento personal, dices: ‘puedo hacer más allá de lo que estudié’”, reflexiona García, quien igualmente tiene una licenciatura en educación. “Es algo totalmente diferente y es maravilloso porque vas descubriendo, y con el apoyo que tuvimos del director y de Marina (de Tavira) logramos sacar las cosas”, dice. “El director nos ayudaba mucho, hablaba contigo, te explicaba y cuando veías el resultado era de ‘¡woow!, lo pude hacer’, y él te decía, ‘¿ya ves?’”, agrega Yalitza.

De las cinco mujeres que Cuarón eligió para representar a los personajes femeninos de la cinta —además están la Sra. Teresa (Verónica García) y Sofi (Daniela Demesa), quien figura como hermana del director—, justamente es Marina la única con experiencia en pantalla. “Es un sueño que ni siquiera soñé”, sintetiza la intérprete, a quien verás en pantalla como la señora Sofía.

“Diría que una de las magias, entre muchas otras, que Alfonso logra en esta película es que no hay improvisación”, explica de Tavira, “pero nos hace sentir como si realmente nosotros estuviéramos diciendo el texto por primera vez, como si fuera espontáneo. Claro que hay un guion escrito, pero la forma en la que nos lo va entregando, poco a poco, además de que filmó de manera cronológica, te hace sentir como si realmente las palabras salieran espontáneamente de los personajes”.

Para lograr esto, las actrices explican que nunca leyeron el guion completo. La táctica del realizador fue, más bien, que ellas lo descubrieran conforme a lo que tocaba cada día. “Simplemente vivía la película como si fuera mía, que te vas sorprendiendo con cada momento, y eso fue lo que me pasó”, puntualiza Yalitza.

Además de filmar cronológicamente y entregarles al día sólo los diálogos que utilizarían en esa jornada, Cuarón prefirió no mostrarle nunca a su elenco las escenas que se iban grabando. “Con esto de no dejarnos ver los videos, creo que lo que Alfonso quería lograr era evitar cualquier tipo de conciencia externa, que no fuera la situación. Tenía el interés de que la vida surgiera en los objetos, en las cosas, en los sonidos y, especialmente, en la actuación”, le cuenta Marina a Cine.

Sumado a esto, hubo una cuestión que era primordial para que el relato se sintiera auténtico y natural: un cuidadoso uso del mixteco. Para ello, Nancy, quien lo habla y escribe “como primera lengua, casi, casi”, explica la actriz, asumió la responsabilidad de traducir los diálogos de Cuarón al mixteco y también de corregir la pronunciación de Yolitza en las líneas correspondientes.

“En nuestra comunidad se habla, pero en mi caso sólo lo había escuchado”, dice Aparicio. “Había veces en las que yo decía algo y ella (Nancy) se reía, me comentaba: ‘acabas de decir esto’, y yo ‘lo siento’. Es algo complicado esto también, hablar adecuadamente la lengua”.

¿Y por qué tanto cuidado? Porque “son como 158 variantes del mixteco”, explica Nancy, “a veces es la pronunciación, los acentos, mínimas cositas las que cambian”. Debido a eso, optaron por retratar la variación que se habla en el municipio de donde son originarias Nancy y Yolitza. “Hay palabras que sí son parecidas con otras comunidades, algunas que de plano no, pero yo lo hice más por mi comunidad y mi cultura”, aclara la joven.

De la Roma con amor

RECREACIÓN PERFECTA

Para Alfonso Cuarón no era suficiente tener en el elenco de Roma a una actriz que fuera idéntica a Libo. La recreación de sus recuerdos de infancia iba en serio, y tendría que respetarse en cada detalle. El director no tuvo que preguntarse dos veces en quién se apoyaría para cumplir con ese pequeño gran requisito, por eso se acercó de inmediato al infalible Eugenio Caballero.

“Fuimos muy meticulosos para recrear la época”, explica el responsable del diseño de producción. Para ello, además de las anotaciones que hacía Cuarón sobre sus recuerdos, Caballero y su equipo investigaron en “documentos históricos, películas y fotografías; fuimos al archivo general de la nación; la UNAM y la Cineteca Nacional nos ayudaron”. Y es que “para hablar de lo personal tienes que hablar de lo social”, precisa Cuarón. “La película trata tanto de cicatrices emocionales familiares, como las heridas y las llagas que compartimos como sociedad”, argumenta.

Llegar a esos objetivos implicó recrear momentos trascendentales para la historia de nuestro país, como la matanza del Jueves de Corpus, hasta el más angosto rincón de la casa de los Cuarón. “Era trabajar la ambición de crear espacios que ya no existen”, cuenta el cineasta. “Eugenio creó una casa con espacios móviles, con paredes que se movían y techos que se hacían a un lado para permitir el paso de luz natural, con todo un sistema que nos permitía en una hora convertir todo de noche”.

Los detalles de esta producción llegaron a tal grado que, de acuerdo con el realizador, se cuidaron incluso aquellos aspectos que ya no eran visibles al momento de la filmación. “Era muy específico todo, incluso lo que había adentro de los cajones aunque no se abrieran, ¿me explico? También era qué comida se iba a servir y exactamente con qué receta. Hasta los billetes de lotería son idénticos al día en que sucede determinada escena”, afirma.

De la Roma con amor

Además de recrear esos espacios y momentos con precisión, Alfonso quería envolvernos en una perspectiva no nostálgica, pero sí de alguien que, ya como adulto, está echando una mirada hacia su pasado. Por eso decidió presentarnos imágenes monocromáticas.

“La idea siempre fue hacer esta película en blanco y negro, pero no en un blanco y negro nostálgico, sino hacer un lenguaje fílmico absolutamente contemporáneo”, cuenta. De tal forma, lo que verás “es una imagen completamente nítida, sin nada de grano; mientras que el cine en blanco y negro tradicional tiene un grano muy hermoso, fílmico, de emulsión. La idea aquí era hacerlo digital, con una resolución inmensa y eso te lo da el 65mm”, asegura el director.

Gracias al formato de la película y su nitidez notarás con amplitud otros aspectos que, de haberse filmado de manera distinta, no cobrarían la misma importancia. “Hasta las cosas más pequeñas tienen buena resolución, entonces puedes tener una cantidad impresionante de detalle, y el formato además te permite una visión más extensa de todos los ambientes”, explica.

Para muchos fue sorpresa que Emmanuel Lubezki, el fotógrafo de cabecera de Cuarón, no estuviera a cargo de capturar esos detalles y ofrecernos, como es costumbre, composiciones perfectas. “’El Chivo’ iba a hacer la película”, asegura el director, “como dos semanas y media antes del rodaje, nos dimos cuenta de que la agenda ya no empataba con sus tiempos”.

Aunque Cuarón, al término de la filmación de Roma, comentó que el joven Galo Olivares (El vigilante) se haría cargo de dicha labor —“tiene un ojo excepcional”, declaró el director en conferencia de prensa—, todo parece indicar que el realizador terminó por aceptar el consejo de Lubezki y decidió hacerse cargo también de la fotografía del filme, después de todo había empezado su carrera como cinefotógrafo en cortometrajes y Hora marcada.

“Fue maravilloso tener a alguien como Galo Olivares, que es una especie de colaborador fílmico, me interesaba tener a un fotógrafo que ya tiene fotografías y contar en el set con alguien con quien pudiera rebotar ideas”, dice.

Pero no todo se reducirá a las imágenes. La recreación de la época y de la ciudad se perciben también por los sonidos que escucharás: desde los pájaros del patio del escenario principal, hasta los sonidos urbanos, como el tránsito y los vendedores ambulantes. “La gente que tenga oportunidad de ver esta película en salas, va a experimentar una imagen no sólo muy nítida, sino muy detallada, y eso se complementa con el sonido (Dolby) Atmos, que también es muy específico”, cuenta Cuarón.

Esta precisión se debió a las intenciones del también productor por darle peso al telón de fondo. “La ciudad es un personaje y eventualmente te das cuenta de que el país entero es un personaje, es sólo una familia que está fluyendo por ese personaje, en ese contexto que es este país”, señala.

Ante todos estos esfuerzos técnicos, el cineasta sólo tiene un deseo en su mente para su producción: “Ojalá los usuarios accedan a ella en las mejores condiciones. Me fascinaría que la vean en la pantalla, pero si lo hacen en la plataforma, espero también la puedan ver en la mejor pantalla posible que tengan. Creo que al final de cuentas la película es la película. Estoy consciente de que el número de gente que asiste a las salas es muy reducido, así que no puedo hacer una cinta pensando sólo en el estreno, porque es para que las vean las siguientes generaciones”.

De la Roma con amor

EL DEDO SOBRE LA LLAGA

Entre el homenaje amoroso e íntimo que Cuarón hace a su nana y a su madre, hay oportunidad para la universalidad. Las anécdotas de las dos mujeres permiten conectar con sentimientos cotidianos como la soledad, la angustia, la decepción y la perseverancia. Sin embargo, además de las emociones, Roma se permite señalar situaciones críticas que persisten en la sociedad mexicana, como el racismo, el clasismo y el rol de la mujer en el día a día.

“Sofía es la mamá de cuatro niños, maestra, que le toca vivir una década donde el divorcio estaba estigmatizado, le toca atravesar por algo que creyó nunca le pasaría, divorciarse, y lo que cae encima de ella y de sus hijos, siendo ella mujer”, reflexiona Marina de Tavira, quien abunda en la responsabilidad que inherentemente recibía la mujer luego de una separación.

“Pienso que todavía pasa, y es algo que le importaba mucho a Alfonso señalar: cómo, además del estigma (del divorcio), tiene la responsabilidad de sacar adelante y de ponerle cara feliz a los niños, de decirles ‘no pasa nada, vamos a tener mil aventuras’; aunque por dentro esté echa pedazos, y cómo en ese momento se da cuenta de que sus cómplices están en su casa y son esas mujeres las que realmente le van a ayudar a compartir la maternidad”, detalla la intérprete, “vemos la maternidad desde otro ángulo”.

Para Cuarón, la historia que muestra en Roma es también “entender ese proceso de la alquimia de la vida, en donde las familias no son de sangre”, dice. Y es que Libo, asegura el director, “es un miembro de la familia, es parte del matriarcado que fue mi casa”. Pero esos lazos que se tejen no es lo único que le interesaba retratar al cineasta, “también era entender ese proceso de cómo dentro de la familia se hereda esa perversa relación que existe entre clase y raza. Ese es EL tema, es fundamental”, asegura.

“Cada persona va a llevarse este mensaje de acuerdo a sus experiencias. Al menos, en lo personal, se trata de ver esa igualdad como seres humanos, de no hacer menos a alguien por su género, raza o nivel socioeconómico”, aterriza Yolitza. “Es aprender, por ejemplo, que las empleadas domésticas tienen una vida fuera de la casa y dentro dan lo mejor de ellas”, reflexiona.

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