Entrevista FICM – David Zonana, director de ‘Mano de obra’

La ópera prima de David Zonana, Mano de obra, ya viene enrachada previo a su participación en el 17º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). Fue nominada al Premio Plataforma en el Festival Internacional de Cine de Toronto y a la Concha de Oro del Festival de San Sebastián. En Zurich, además del premio al mejor director, obtuvo una mención especial.

“Ha habido muy buena respuesta”, nos cuenta Zonana, satisfecho. “Me resulta interesante entender las reacciones del público en diferentes países y otras culturas, Toronto, San Sebastián, Londres, Suiza. Y estoy muy contento de que la reacción haya sido buena, tanto el público como la crítica general se han visto muy interesados en la temática y ha conectado emocionalmente”.

El director lo atribuye a que su película retrata “emociones y valores humanos replicables y generales” sin casarse a una situación específica de algún país. En este caso, tal situación es, en esencia, la desigualdad económica.

Mano de obra – filme que comenzó su desarrollo en 2016 – cuenta la historia de Francisco (Luis Alberti), quien forma parte de un grupo de albañiles que trabajan una lujosa casa en la Ciudad de México. Su hermano muere en un accidente en la obra, y se entera que su cuñada, ahora viuda, no recibirá indemnización alguna. Para no entrar en detalles, basta decir que la búsqueda de los albañiles por justicia llega mucho más allá que la mera compensación económica.

Es una historia que nace de “tener los ojos abiertos a la realidad del país, observar los contrastes sociales en los que está sumergido México y América Latina en general”, nos cuenta David Zonana. “Nada más hace falta mirar a nuestro alrededor, ver quién construyó esta habitación. Pensar en qué se siente construir una habitación que no será tuya, y que posiblemente sea más bonita que tu casa. Eso es generalmente lo que pasa con los albañiles en México, muchas veces construyen obras que contrastan radicalmente con cómo viven ellos mismos”

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‘Mano de obra’ (2019). Cortesía de Calouma Films.

No obstante, el director y guionista no ve a Mano de obra como una apología del resentimiento, ni mucho menos. “Creo que más bien la película habla de las deficiencias morales que permean en diferentes clases sociales, desde la más privilegiada a la trabajadora”, aclara. “Son estas deficiencias las que pueden salir a flote y que nos carcomen como sociedad. Eso es contra lo que creo que debemos de luchar, cada quien trabajar en su nivel de empatía respecto a quien tiene al lado, para generar desde ahí un cambio.

Para ello, Zonana buscó retratar la historia con la mayor autenticidad posible, enfoque que permeó varias de sus elecciones en la película, comenzando con el casting de sus actores, profesionales o no. “Luis Alberti es el de los pocos actores profesionales en la película”, señala. “Conocía su trabajo y sus capacidades como actor, además de que encajaba muy bien con el perfil del personaje. Además, buscaba a alguien que pudiera sentir afinidad con la historia, que le resultara relevante y personal”.

La apertura de Alberti, nos cuenta el director, fue vital por otro factor: el resto del elenco está constituido casi totalmente por actores no profesionales, lo que también tiene su razón de ser. “Específicamente los albañiles le dan cierta vida a la película”, nos dice. “Creo que además de la chispa que trae este realismo, es casi imposible replicar las dinámicas del mundo de estas personas. Cuando estuve en construcciones para trabajar el guión, me di cuenta que era un entorno demasiado especial para replicarlo satisfactoriamente”.

Su afán de autenticidad también se traduce a un orgánico diseño de producción. “Primero está la casa, central en la película, en la realidad estaba ya terminada y nueva, así que Ivonne (Fuentes, la diseñadora de producción) hizo un excelente trabajo en hacerla ver como si estuviera en proceso de construcción”, relata David Zonana. “Pero lo demás lo tratamos de mantener muy realista. Cuando filmamos en los barrios de los actores utilizamos lo que había en el lugar, metimos muy pocos elementos para que los espacios hablaran por sí mismos con ese realismo. Esos mismos elementos son los que llevamos a la casa en la segunda parte de la película”.

Dichas intenciones de realismo le han valido comparaciones con el neorrealismo italiano de mediados de siglo, por su temática social y la participación de actores no profesionales. “Ha habido eso y quien lo relaciona con Buñuel y demás, y siempre para mí es interesante escuchar lo que despierta en la gente”, expone el cineasta.

Al final, dice, lo que busca es “provocar el diálogo, que saliendo del cine la película se piense y se comente para que tenga un impacto en la sociedad. Eso es lo que más me importa por encima de cualquier conclusión”.

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