Entrevista FICM – ‘Muerte al verano’, conversamos con el elenco y guionista

“Éste no es un final feliz”, narra la voz de Dante (Yojath Okamoto) al inicio de Muerte al verano, película mexicana que, precisamente, empieza muy cerca del final. Como en pintura renacentista, vemos una batalla campal entre metaleros en cámara lenta. No descubriremos por qué hasta mucho más adelante, pero mientras tanto, Dante nos habla de la gris, contaminada y violenta rutina de la vida en su ciudad, que luce como una apocalíptica Monterrey (porque se filmó, de hecho, en Monterrey).

El protagonista atraviesa su metalera pubertad junto a sus compañeros de banda, con quienes también comparte sus aficiones otakus: el anime y los juegos de cartas. Viven en un relativo equilibrio de insultos y humor adolescente, hasta que llega de visita Lucy (Ana Valeria Becerril), la novia del comatoso hermano mayor de Dante.

El de esta película – seleccionada en el 17º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) – es un mundo masculino que, como nos cuenta el guionista Alexandro Aldrete (ganador del Ariel por La muñeca tetona), es cercano a él y al director, Sebastián Padilla-Padilla, quien debuta con este filme.

“Yo no era tan metalero, más bien era nirvanesco y vivir ese mundo de Nirvana y de los 90 sí fue un shock para mí en una ciudad como Monterrey, que es una ciudad grande y al mismo tiempo no”, refiere Aldrete. “Cuando eres el metalero estás ahí aislado y eso provoca una dinámica muy encerrada con los amigos, que por lo mismo dificulta el crecimiento hacia una adolescencia real. Esa fue la principal vuelta de tuerca para nosotros, porque estos chavos no son en realidad adolescentes, son como niños. Ayer estaban jugando con monitos, aunque crean que ya son grandes. Y esa es la tragedia de Dante, que se enamora de una chica que le lleva tres o cuatro años”.

Lucy es una de sólo dos personajes femeninos en Muerte al verano (la otra es la madre de Dante), un contraste para la joven actriz que conocimos en Las hijas de Abril, de Michel Franco. Esta última, explica ella, “es contada desde la perspectiva de la mujer, y esta película se cuenta desde el punto de vista de los hombres. Ahí estaba lo interesante, en encontrar el rol de Lucy, que siendo mujer irrumpe en esta dinámica masculina tan establecida, entre la banda, Dante y su familia”.

Para ella, no se trata de ser meramente la manzana de la discordia en este mundo masculino. “Ella también está creciendo y buscando su identidad, y a veces en esa búsqueda te llevas a otras personas entre las patas. Pero creo que lo padre de ella es que se logra dar cuenta de eso.”

Respecto a Lucy, para Aldrete fue una cuestión de encontrar un punto medio.  “El vocabulario incluso fue un tema, porque cuando tienes catorce años, entre los hombres puede ser muy políticamente incorrecto e inmaduro”.

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‘Muerte al verano’ (2019). Cortesía de Calouma Films.

“La cultura está en un switch, y estos personajes se sienten fuera de ello”, explica el guionista. “Cuando tienes esa edad te vale todo, había que ser genuinos también en este retrato de amigos que no tienen otra forma de desfogar su sexualidad porque siempre están ahí, sin nadie más”.

“Ya entrados en eso, trabajamos en que Lucy tuviera más claro su dilema moral, que fuera más consciente que los demás sobre sus acciones, y que la decisión de qué hacer está en ella más que él”, continúa Aldrete. “Pero hasta ahí llegamos, porque realmente sí venimos de un lenguaje estilo anime más infantiloide. Tampoco se trataba de complejizar demasiado y ponernos tan serios”.

A este lenguaje contribuye el diseño de producción, que disfraza a Monterrey de una versión más gris, industrializada y apocalíptica de sí misma, un aspecto de Muerte al verano que no estaba en el guión.

“Eso es todo de Sebastián”, apunta Alexandro, quien también produce. “De hecho batallamos mucho al principio para entender lo que quería. Nos hablaba de basura y caos, pero es muy difícil visualizarlo hasta que fuimos a Monterrey a tomar fotos y videos para ver el mood que quería lograr. Hay un trabajo de postproducción complejo para lograr el look apocalíptico”.

Pudo ser más radical, pues el guionista nos cuenta que, en algún punto, también consideraron incluir zombis en la trama. Al final, menos es más: “hablé con Sebastián sobre sus traumas de adolescencia, le compartí los míos, y así le dimos forma a la historia en sí, sobre un romance no consumado”, bromea Aldrete.

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