Filtran el rediseño de Sonic para la película

Desde que se estrenó su primer tráiler, la respuesta generalizada a Sonic the Hedgehog, adaptación en live-action del popular videojuego, fue de repulsión hacia el diseño de su protagonista (y sí, hay que decirlo: es horrible). Esto orilló a Paramount Pictures a retrasar la película para rediseñar al personaje. Parece que dicho rediseño de Sonic se ha filtrado a las redes sociales, y sí luce más cercano a la esencia del personaje en los videojuegos.

Citando a “un amigo en Paramount Studios”, el usuario de Twitter @BestInTheGalaxy publicó imágenes del rediseñado erizo azul en lo que parecen ser artes promocionales de la película.

El rediseño de Sonic, sin duda, resulta en un personaje mucho más fiel a su contraparte del videojuego. Los ojos, boca (ay, esos dientes…), cuerpo, piernas y hasta zapatos han sufrido muchas modificaciones, aunque mantienen el pelaje fotorrealista (tan fotorrealista como puede ser un erizo azul). Al menos ahora abraza completamente su esencia caricaturizada, y claramente le sienta mucho mejor.

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Tras el estreno del tráiler, varios fans incluso publicaron sus propuestas para el rediseño del personaje, con resultados muy similares a lo que estamos viendo hoy. Claro que, cuando se trata de animar a un personaje en una película tan avanzada en su postproducción, las cosas son mucho más difíciles que un “photoshopazo” de unas horas.

La película tenía su estreno contemplado para el 8 de noviembre de 2019, es decir, para dentro de poco menos de un mes. Luego de las críticas, Paramount decidió retrasar el estreno hasta el 14 de febrero de 2020, es decir, poco más de tres meses. Cuando el director Jeff Fowler lo anunció en Twitter, acompañó el mensaje con el hashtag #NoVFXartistsWereHarmedInTheMakingOfThisMovie (que se traduce a “ningún artista de efectos visuales fue dañado en la creación de esta película”).

Sin embargo, según expertos, el rediseño de Sonic implicaría trabajo de al menos tres meses sólo para poder comenzar a insertar al personaje en las tomas. Una catástrofe para los animadores en una industria de por sí definida por la “cultura del crunch”: horas de trabajo excesivas (más allá de lo saludable), con salarios bajísimos, generalmente bajo contratos temporales y con promesas de trabajo permanente que no se cumplen. Esperemos que el resultado final termine por valer la pena.