Entrevista – Ira Sachs: la intimidad de las historias

Con cerca de tres décadas de carrera como cineasta, Ira Sachs es considerado uno de los artistas auténticamente independientes del cine neoyorquino. De origen judío y abiertamente gay (está casado desde 2012 y tiene dos hijos), también tiene reputación como una de las voces líderes del cine queer en el circuito. Es fundador y director de Queer/Art, organización sin fines de lucro que apoya a artistas LGBTQ de diversas disciplinas.

Su filmografía, inaugurada con los cortos Vaudeville (1992) y Lady (1993), y el largometraje The Delta (1997); ha sido descrita como “personal” e “intimista”, pues desde lo cotidiano retrata lo más profundo de la vida en pareja y en familia.

Married Life (2007), por ejemplo, es un drama de época que cuenta de un hombre maduro que engaña a su esposa con una mujer más joven, a la que su mejor amigo también pretende conquistar. Keep the Lights On (2012), de tintes autobiográficos, trata del disfuncional romance entre un joven cineasta y un abogado drogadicto.

Love is Strange (2014), protagonizada por Alfred Molina y John Lithgow, sigue a dos hombres recién casados que son obligados a vender su departamento y a vivir separados, irrumpiendo en las vidas de otras familias. Su más reciente filme, Frankie (2019) – presentado en Cannes – cambia sus acostumbrados parajes neoyorquinos por los portugueses, para contar la historia de una famosa actriz (Isabelle Huppert) quien, al descubrir que le queda poco tiempo de vida, decide pasar sus últimas vacaciones con su familia.

Para su octava edición, el Festival Internacional de Cine de Los Cabos dedicará su programa Spotlight – cuyo objetivo es destacar a un autor cinematográfico – a la filmografía de Ira Sachs. Por ese motivo, Cine conversó con él sobre su más reciente filme y sobre hacer cine independiente en Estados Unidos.

Cine: De una manera u otra, tus películas tratan de relaciones íntimas y de familia, ¿qué es lo que te atrae de esos temas?

Ira Sachs: Creo que las historias de nuestras vidas son la historia de nuestra época. Lo que sucede en casa, hasta cierto punto, puede interpretarse como una exploración de nuestra cultura y lo más profundo de nuestro ser. Como artista lo que me interesa es comprender las experiencias y el placer. Las historias son una estructura maravillosamente placentera de conectar con la gente.

 

Frankie destaca en tu filmografía porque tiene a Portugal como escenario, aunque muchas de tus películas suceden en Nueva York o al menos en Estados Unidos. ¿Por qué el cambio?

Hace unos 10 años vi una película de 1962 del director indio Satyajit Ray, Kanchenjungha, titulada por una montaña. Es la historia de una familia de vacaciones en el Himalaya que sucede durante un día, y los personajes se reúnen por una crisis en común. Amé la película y su estructura, me sentí muy conectado con la idea de lo que es revelado por una familia cuando es desplazada de su rutina. Viajar es una forma de ir a algún sitio, pero también de regresar.

Así que tuve esa idea de hacer una película sobre una familia vacacionando, y entonces conversé con Isabelle (Huppert), quien ya había visto un par de mis películas. Platicamos sobre trabajar juntos, y nos pareció ideal porque no me gustaría hacer una película sobre ella en Francia.

Todo en la película es sobre gente que va de viaje. Incluso yo mismo, como cineasta. Pero otra cosa que sucedió es que visité ese pueblo en Portugal (Sintra), y me atrapó lo que vi y lo que sentí con ese paisaje. Sentí una intimidad que hacía muy natural el contar una historia ahí.

 

Respecto a tus películas previas, Frankie destaca por un diseño de producción que parece mucho más colorido y artificial…

Desde el principio supe que la historia de Frankie sería más teatral, por el recurso de presentar nueve historias en un día, lo que la hace de cierto modo realista y al mismo tiempo más juguetona, pues los personajes van y vienen. Se topan unos con otros por sorpresa hasta en un bosque. Así que creo que tiene un acercamiento de experimentación con el teatro. Es como una farsa familiar.

 

Uno de los personajes, Ilene (Marisa Tomei), está involucrada en una superproducción, Star Wars. Me pareció curioso ver algo así en una película tuya, puesto que eres considerado uno de los grandes cineastas verdaderamente independientes.

Supongo que al ser parte del movimiento independiente en Nueva York y Estados Unidos, me he topado con que muchos de mis congéneres necesitan de la industria tradicional para sostenerse. Es parte de lo que somos como cineastas. Conocí, por ejemplo, a un gran cinefotógrafo independiente que filmó una película de Star Wars, era una oportunidad para él.

Para mí, resultaba divertida la diferencia de magnitudes entre la historia que estábamos contando y la idea de una película como Star Wars, así que jugué con eso. Pero es algo muy real. Muchas veces la gente que viene del cine de arte se siente un poco ambivalente por trabajar en el cine más comercial, y creo que hay cierto humor en ello.

 

Tú mismo has luchado con eso, pues se dice que durante un tiempo hasta consideraste retirarte.

Eso fue hace unos 10 años, pero nunca lo consideré seriamente. Durante la última década he podido producir de forma constante, lo cual agradezco porque ha sido inesperado. Pero hubo un punto durante la recesión de 2008 en el que me pareció que lo que yo deseaba hacer estaba muy lejos de lo que era posible.

Así que me reinventé como un cineasta tradicionalmente independiente, en el sentido de que no estaría dentro de la estructura de una industria, con contratos y todo eso. Sólo está la historia y buscar financiamiento. Pienso en John Cassavetes, quien financió su carrera como cineasta con su carrera como actor. Claro que eso no es fácil.

 

La industria está virando más hacia un esquema en el que las megaproducciones dominan la gran pantalla casi exclusivamente, y las producciones más pequeñas van directo al streaming. ¿Cederías a que tu trabajo se vea únicamente en esas plataformas?

No. Es una discusión muy complicada, y no es sólo por el hecho de que amo la pantalla grande. Pero una vez que apareces única y exclusivamente en el streaming, te vuelves parte de la economía global en la que el director se pierde. Ya no hay director, sólo el objeto que está disponible para ser visto internacionalmente y ya. Si no llegas a las salas de cine, no lograr entrar a la conversación cultural que se requiere para mantener una carrera.

Quizá eso no sea mucho problema si eres Martin Scorsese. Pero sí lo es para Ira Sachs. Los streaming son como franquicias de restaurantes, sólo importa la cadena de producción.

Como cineasta, trato de existir en un nivel micro. Claro que me interesa lo macro, pero mi responsabilidad, en cuanto mi trabajo, es seguir haciendo mis películas una a la vez. Para eso es necesaria la independencia. Creo que no trabajo muy bien colaborando con muchos jefes. Como cineasta independiente tengo muchos colaboradores, pero el jefe soy yo. Una vez que comienzas a trabajar dentro de una industria, hay que compartir esa autoridad, y ya estoy muy viejo para eso.

 

Específicamente hablando de Love is Strange y Frankie, me llama la atención que retratas a personajes abiertamente homosexuales yendo a la iglesia, a pesar de la postura de la Iglesia contra la diversidad sexual. ¿En tu opinión, las religiones dogmáticas y la libertad sexual pueden coexistir?

Claro. Apenas fui a la ceremonia de Rosh Hashaná (el Año Nuevo Judío) con mi esposo y nuestros hijos, y nos sentimos muy acogidos por la comunidad. Sí creo que pueden existir formas de religiones organizadas que nos acepten.

Por otro lado, creo que las religiones actualmente se han convertido en formas de opresión que fuerzan una homogeneidad dolorosa, peligrosa y destructiva.

 

Si el público pudiera llevarse una sola cosa de Frankie, ¿qué te gustaría que fuera?

Sólo espero que la disfruten. “Disfrutar” es un término subjetivo, para unos puede ser conmoverse, para otros tiene que ver más con las actuaciones o el diseño de producción. Sólo espero que se cree una intimidad entre el filme y el público.

 

El 8º Festival de Cine de Los Cabos, con presencia de Ira Sachs, se llevará a cabo del 13 al 17 de noviembre de 2019.

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