La tercera temporada de Mr. Pickles: elogio de la anormalidad psicosocial

“Mister Pickles is evil”. Henry Gobblebluber

Por: Joel Gustavo.

¿De qué reímos cuando reímos? Existen varias explicaciones al respecto. Una de las más aceptadas fue planteada por Sigmund Freud en su teoría sobre el inconsciente humano. El médico austriaco afirmó que las diversas manifestaciones del «chiste» expresan de manera manifiesta el sinsentido y de forma oculta la humillación. No obstante, el padre del psicoanálisis en sus numerosos casos de estudio nunca se encontró con una animación herética y brutal como Mr. Pickles -cartoon para adultos transmitida en el canal de televisión Cartoon Network en el segmento de contenido para adultos Adult Swing-, no porque el satanismo y la violencia brutal no fueran parte de su realidad, simplemente la bestialidad aun no clavaban sus garras en la cultura popular. Las siguientes líneas reseñan escuetamente el mórbido chiste que alojan las aventuras del mejor amigo de Satán y la comunidad de Old Town, Mr. Pickles.

Una miada de perro en Old Town

Igual que en otras historias animadas Mr. Pickles, un perro border collie de pelambre blanco y negro, protagoniza aventuras junto a su familia humana Los Goodman: Mr. Goodman, Ms. Goodman, Tommy Goodman, un niño con problemas de movilidad motriz que camina con metales ortopédicos en las piernas, quien tiene por único amigo y fiel compañero a su satánica majestad Mr. Pickles. Esta idílica familia nuclear se cierra con la figura del El Abuelo o Henry Gobbleblober, un anciano retirado constantemente atacado por el malvado perro de su nieto, por ser el único testigo de la depravación demoniaca de Mr. Pickles. Aun con una presencia diabolica en su patio trasero, los Goodman podría ser una familia nuclear modelo saliendo adelante en una pequeña ciudad estadounidense promedio, pero este cuadro bucólico de american way of life está poblado por vecinos decadentes afincados en Old Town donde se manifiestan incontrolable la corrupción social contemporánea, así como los arraigados vicios de las grandes ciudades gringas; grandes Babilonias donde idealmente se expresan violentamente las más perversas patologías psíquicas y sociales. Aquí se enlistan algunas de las más retorcidas:

Asesinato en serie, drogadicción, violación, pandillerismo, miseria rural, crimen organizado, violencia intrafamiliar, acoso sexual, migración ilegal, racismo, clasismo, amarillismo mediatico, indigencia, prostitución, alcoholismo, embarazo adolescente, caza furtiva, trafico de drogas, tráfico de armas, comida chatarra, música chatarra, fetichismo, satanismo atávico, mutilación, automutilación, masoquismo, necrofilia, zoofilia, pedofilia, esquizofrenia, demencia senil, masturbación compulsiva… Entre otros malos males humanos.

Serpientes en el Viejo Paraíso

¿Qué podemos encontrar en la saturación de males humanos urdida en el humor infecto en la tercera temporada de Mr. Pickles? Muchas risas perversas encadenadas a una animación delirante, saciada de simbolismos satánicos y sin sentidos de la vida contemporánea norteamericana principalmente, pero extensiva a las sociedades actuales en general.

Entre risa y risa es posible entender que la intención última de los realizadores no es otra que dinamitar a ritmo de dead metal los arquetipos bucólicos de los pequeños pueblos y ciudades estadounidenses. Sin embargo, la caricatura no satiriza de manera directa la religión cristiana, algo usual en este tipo de series animadas para adultos, pues centra su batería de misiles cómicos en el satanismo asesino de Mr. Pickles, quien cuida de su incapacitado amigo humano y su familia afecta a desayunar beacon and eggs with orange juice, a la vez que practica asesinatos rituales, esclaviza, sodomiza y domina a toda una legión de pobres infelices que caen en sus pervertidas garras.

Para disfrutar de las aventuras de su Satánica Majestad Mr. Pickles consulten la programación de los servicios de cable en su localidad o mejor aún, caigan en el pecado de ver gratuitamente contenido de televisión de paga en Youtube o Diarymotion. Después de todo, ver contenidos de paga en streaming piratas no nos costara el alma ¿O si?