‘Sicario 2: Día del soldado’: tan intensa como explícita

Estreno: 28 de Junio 2018

Director: Stefano Sollima

Elenco: Josh Brolin, Benicio del Toro e Isabela Moner

⭐⭐⭐

SINOPSIS:

El gobierno estadounidense sospecha que, en la frontera de Estados Unidos y México, el narco empieza a traficar también con terroristas. Para atender el problema, el agente federal Matt Graver (Brolin) se apoya nuevamente en el mercenario Alejandro Gillick (Del Toro). 

Iniciar una guerra contra el narcotráfico. Un “presidente sin agallas”. ¿A qué país corresponderían esas oraciones? Dentro de la trama de Day of Soldado, la secuela de Sicario, esas premisas van directo y sin escalas al gobierno estadounidense; aunque no por eso deja de lanzar pedradas al otro lado de la frontera, y no precisamente para hacer patitos sobre el río.

La relación entre el agente Matt Graver (Josh Brolin) y el asesino a sueldo Alejandro Gillick (Benicio del Toro) se retoma cuando terroristas suicidas empiezan a filtrarse a territorio estadounidense con apoyo de “coyotes”/narcos. Ante la situación, las autoridades piensan que es buena idea iniciar una guerra entre cárteles y piden a Graver que se encargue de eso. Para cumplir la misión, el funcionario se apoya en el infalible y voluble Gillick, quien ve en el plan una nueva oportunidad de vengar a su familia.

En esta ocasión no hay una Kate Macer (Emily Blunt) —creemos que aún no se cura de espanto—, pero la Isabela Moner de la jovencísima Isabela Reyes (Transformers: The Last Knight) es quien complementa la triada estelar: la chica es hija del líder del cartel que acecha la CIA y consideran que secuestrarla es un buen movimiento para detonar la batalla.

Soldado se convierte así en un ir y venir de capturas y rescates, de hombres caídos —verás muchísima más sangre que en la película anterior— y persecuciones en tierra que lucen espectaculares cortesía de las tomas aéreas y de la fotografía de Dariusz Wolski (The Martian). Gracias a esto, el filme te mantiene un ritmo ágil y no se permite soltarte sino hasta que comienzan los créditos finales.

La cinta intenta replicar elementos de la original para unificar la franquicia: dos historias paralelas que confluyen en algún punto del camino; la transformación plena de un personaje de cada relato, en este caso de Isabela y del asesino en potencia Miguel (Elijah Rodriguez), y también el ritmo de la banda sonora que, si bien ahora está a cargo de Hildur Guðnadóttir, hacen referencia a las composiciones que Jóhann Johannsson hizo para la primera entrega.

Tal vez extrañarás la delicadeza del director québécois Denis Villeneuve —su ausencia es responsabilidad de Blade Runner: 2049—. Esta vez no hay alguna escena que, por ejemplo, con la sutileza de los sonidos incidentales te muestre el impacto social y cotidiano de la violencia ocasionada por el crimen organizado. En su lugar, el italiano Stefano Sollima opta por lo intenso y explícito, virtud que le funciona casi en todo el filme para mantenerte alerta y hay ocasiones en los que incluso querrás voltear hacia otro lado para evadir la crueldad de la pantalla.

Es necesario señalar que hay elementos que se le salen de las manos al cineasta italiano. Tal es el caso de la dirección de Moner, quien en más de una escena luce sobreactuada. También en cómo explora las motivaciones y la ahora noble personalidad de Alejandro. Igualmente entran las disparidades espaciales, si en Sicario mostraban al municipio de Nezahualcóyotl como Ciudad Juárez, ahora representan a Colombia con escenarios notablemente correspondientes a la CDMX —claro que eso sólo lo notaremos en este territorio—.

Entre toda la acción y violencia, la guionista Taylor Sheridan y Sollima te ofrecen momentos de descanso con algunos acentos de humor negro —por fortuna no tan fuera de lugar como en Gringo— y con la tranquilidad que proyecta la breve aparición de Ángel (Bruno Bichir), aunque no estamos muy seguros que ambos elementos sean necesarios para la franquicia.

VIDEO: PLATICAMOS CON BENICIO DEL TORO SOBRE

‘SICARIO 2: DÍA DEL SOLDADO’

Entre la figura salvadora que se adjudica a las agencias estadounidenses y la frialdad con la que se decide iniciar una guerra entre cárteles, sumado a diálogos del tipo “Las fronteras impenetrables rinden utilidades”, es difícil que los tiros de Sicario: Day of the Soldado no impacten sobre fibras sensibles para quienes vivimos de este lado de la frontera. Pero lo cierto es que tampoco se equivoca en los señalamientos que hace respecto a nuestros conflictos sociopolítocos.

VEREDICTO:

La disfrutarán los fans de la acción, verán a Del Toro sobrevivir a peores cosas que a Ethan Hunt en cualquier entrega de Mission Imposible. Si eres detractor de la figura heroica estadounidense en el cine, corres el riesgo de no disfrutarla tanto.

Por: Anaid Ramírez.