Muchos hijos, un mono y un castillo, retrato de una excéntrica mujer

Muchos hijos, un mono y un castillo, ¡ya en Cines!

Director: Gustavo Salmerón

Duración: 90 minutos

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Sinopsis

Los tres deseos que Julita Salmerón pidió en algún punto de su vida muchos hijos, un mono y un castillose cumplieron eventualmente. Muchos hijos, un mono y un castillo construye el retrato de esa excéntrica mujer a lo largo de una década.

«Esto no es lo que la gente quiere ver en una película», asegura Julita a su hijo, el director y actor Gustavo Salmerón, quien la filma por enésima vez en el transcurso de 14 años. Ella mueve el dedo: «Sé lo que le gusta a la gente, y no es esto». Sin embargo, se equivoca, lo cual resulta inusual para ella.

Y es que la película de su hijo, de la que es la estrella indudable, ganó el primer premio en una fuerte competencia documental en el Festival Karlovy Vary, donde también le gustó a los críticos. Los documentales de historias familiares pueden ser difíciles de promover, pero Muchos hijos, un mono y un castillo está destinado a ser un favorito del público donde sea que llegue a programarse o estrenarse.

Julita tiene algo de increíble, de mágico, de ficción fantástica, de cuento de hadas. Mientras la película pasa del material en Super 8 y la cámara digital a la cámara del iPhone, Salmerón logra que Julita (¿o es la propia Julita quien logra esto?) luzca como un personaje que viviría en las animaciones japonesas de Hayao Miyazaki: una de esas abuelas místicas con ojos curiosos y traviesos y arrugas benignas, llenas de experiencias y sabiduría.

El título del documental funciona también como una historia de literatura clásica infantil, y se refiere a los tres deseos que Julita recuerda haber hecho como recién casada: estaba convencida de que todo lo que necesitaba para ser feliz eran muchos niños, un mono y un castillo.

Por azares del destino, Julita logró obtener lo que soñaba. Literalmente. Pero durante la década y media que Salmerón filmó a su madre, se produjo el colapso financiero mundial y Julita se vio obligada a vender su amado castillo. Es entonces que sus hijos vuelven para ayudarle a empacar, y Julita expone más detalladamente todo, desde su política (vaga, confusa) hasta su matrimonio (pragmático y sentimentalmente romántico), además de su filosofía sobre la vida y la muerte (cambiante).

De repente llegan momentos que insinúan que su excentricidad tiene también un lado oscuro. A veces, de la nada, su mente brillante y veloz se engancha con algo de tristeza y declara: «No soy la mujer que me gustaría ser». Pero aunque Muchos niños, un mono y un castillo muestra a la familia en tiempos difíciles y a Julita hablando de su «sufrimiento», se trata sobre todo de una película que rebosa de afecto, calidez y humor.

En Anna Karenina, las primeras líneas de Tolstoi aseguran que «todas las familias felices se parecen entre sí; cada familia infeliz es infeliz a su manera. Pero la película de Salmerón, repleta de chucherías como uno de los armarios de su madre, contradice esto, presentando un retrato cariñosamente casual de una mujer extraordinaria y la familia que hizo. Un clan que ha descubierto su propia y única forma de ser feliz.

Veredicto

Muchos hijos, un mono y un castillo es uno de los documentales más interesantes y entretenidos del año. Una mirada a un personaje único que invita a reflexiones de todo tipo, de la mano de una historia y una familia peculiar.

Por Arturo Aguilar