Por qué la edición de ‘Bohemian Rhapsody’ no merecía el Óscar

Pocas películas de 2018 provocaron tantas discusiones como la biopic de Freddie Mercury, vapuleada por la crítica y amada por buena parte del público. Lo que muchos criticaron como una versión políticamente correcta, endulzada e idealizada de la vida del cantante; otros aplaudieron como una conmovedora película y un homenaje a la icónica banda. Lo que es indudable es que la edición de Bohemian Rhapsody fue uno de sus problemas más notorios.

En medio de sus numerosas controversias, mucho se discute sobre si la cinta es acreedora de todo su crédito. Durante la temporada de premios, la biopic se alzó como una de las grandes ganadoras, e incluso se llevó cuatro premios Oscar. ¿Los merecía todos ellos? Habría que debatir cada caso, pero basta ver este detallado análisis del videoensayista Thomas Flight, especializado en cine, televisión y otras formas de expresión audiovisual; para ver que los premios de edición que obtuvo son particularmente inmerecidos.

 

En resumen, Flight realiza su análisis de la edición de Bohemian Rhapsody a partir de tres puntos: la falta de justificación para tantos cortes, el rompimiento de la continuidad espacial, y el mal ritmo de las escenas.

Aunque el ensayo sostiene que hay varios ejemplos de mal montaje a lo largo de toda la película, se enfoca en la más grande culpable de todas: la escena en la que Freddie (Rami Malek) y el resto de Queen conocen a John Reid (Aidan Gillen), quien se convierte en su manager.

En ésta, la edición tiene un ritmo demasiado acelerado para la naturaleza de la escena: sesenta cortes en sólo ciento cuatro segundos, algo mucho más frenético que una secuencia de acción en una película de Michael Bay. Flight también analiza cómo se rompe la continuidad espacial durante la conversación, e incluso propone un montaje alternativo mucho más optimizado.

Con todos los problemas durante su producción, es posible que la mala edición de Bohemian Rhapsody haya sido una consecuencia inevitable de un mal rodaje. Quizá nunca sabremos la verdad, sólo esperemos que la próxima película del director Dexter Fletcher, Rocketman, tenga menos drama detrás de cámaras y mejor montaje.