Reseña ‘Death Note’: Demasiado rápida como para asustarte lo suficiente













TRAMA

El estudiante Light (Wolff) recoge un cuaderno extraño que mata a cualquiera cuyo nombre esté escrito en él. Después de eliminar a dos malhechores, Light se siente tentado a librar al mundo de todos los villanos

La saga de The Death Note es un fenómeno en Japón. Debutó en 2003, y el manga serial ha alcanzado niveles de venta a la altura de Stephen King, lo cual llevó a una serie animada y a una cadena de películas live-action. En términos del horror occidental, es un éxito con más propiedades del tipo del Hannibal Lecter de Thomas Harris que de, digamos, la franquicia Final Destination. Ha habido juegos de computadora de Death Note, musicales en teatro y libretas con las cuales maldecir a tus enemigos.

Aunque éxitos japoneses comparables como Ring y The Grudge fueron fácilmente traducidos a versiones en inglés, una Death Note estadounidense ha estado en el infierno del desarrollo durante una década y ahora apenas emerge después de un tambaleo significante de preproducción. El director Adam Wingard (You’re Next, Blair Witch) debía hacer la película para Warner Bros., pero el estudio puso el proyecto a dar vueltas hasta que llegó Netflix y lo rescató. En todo caso, es una pena que Netflix no se involucrara antes, pues la complicada y satisfactoriamente matizada saga tendría más sentido como una serie del tipo de Stranger Things que como película.

Si eres nuevo en este mundo, la Death Note de Wingard tiene mucho que ofrecer, pero los fans de la saga lamentarán la pérdida de buenas partes de la trama, de un montón de personajes secundarios muy vívidos y la simplificación no sólo de la historia sino del aspecto moral.

Lo que el filme logra exitosamente es superar la concepción complicada y jalada de los pelos del animé. Hay páginas de reglas densamente escritas sobre cómo funciona la maldición de muerte —Wingard agrega un toque delicioso sobre cómo nadie lee nunca los términos y condiciones, aunque sus vidas (o almas) estén en juego—. Y luego está el dios de la muerte japonés que se convierte en el mejor amigo invisible del protagonista adolescente, un efecto potencialmente absurdo realizado con éxito con menos efectos CGI acartonados que en las películas japonesas y una gran interpretación vocal por parte de Willem Dafoe, quien entrega una mezcla perfecta de malicia amistosa y afectación siniestra.

El actor principal Nat Wolff, aunque creíble como un inteligente pero marginado estudiante, lucha con el arco de Light, quien pasa de justiciero local a una figura de terror famosa mundialmente (adoptando el nombre “Kira”) mientras su campaña para terminar con villanos intocables está en marcha. Su posición es complicada porque su propio padre (Whighm) es el policía honesto a cargo del caso, y el superdetective adolescente L (Stanfield) llamado para atrapar al asesino inatrapable se da cuenta de que Kira debe estar ligado al departamento de policía de Seattle.

La trama gira sobre una batalla entre Light y su ayuda supernatural, y el emo Sherlock Holmes L, pero a ambos les gana la pantalla Mia (Quilley), la novia de Light y su co conspiradora. Ella domina las últimas etapas cuando decide que sabe qué es mejor y pasa de su lado al dios de la muerte. Inevitablemente, hay mucha más historia de la que se puede resolver, pero hay grandes cosas allí y esperaramos que hayan secuelas para explorar el resto. 

VEREDICTO

Demasiado rápida como para asustarte lo suficiente, es una película que te involucra y que provoca debates sobre un drama con cuestiones morales mixtas, además de ser un thriller sobrenatural salvaje.