Steven Soderbergh: ‘Logan Lucky’ y cómo cometer el atraco perfecto

Como el director de Ocean’s Eleven, Ocean’s Twelve y Ocean’s Thirteen, lo que Steven Soderbergh no sepa sobre realizar un golpe en pantalla tal vez no valga la pena saberlo. Y cuando salió del retiro este año, después de cuatro, fue para Logan Lucky, otra película de robo, aunque a un mundo de distancia del renamiento de las cintas Ocean.

Comienza con un plan.

Cada filme necesita un plan —que idealmente debería ser un guion preciso con una premisa fuerte—. En el caso de Logan Lucky, es de la guionista desconocida Rebecca Blunt (tan desconocida, de hecho, que surgió el rumor de que no existe. Soderbergh lo ha negado).Necesitas una premisa central que debe ser lo bastante sustancial como para cargar con los atributos narrativos y, con suerte, una buena cantidad de personajes”, señala Soderbergh. Así ocurre en Logan Lucky, que comienza con la historia de dos hermanos asaltando una carrera Nascar.

 

El tono.

En Logan Lucky y la trilogía Ocean el tono es enfáticamente travieso. “Las describiría como comedias, aunque Logan se desarrolla más en un ambiente del mundo real que las películas de Ocean, que siempre he considerado fantasías”, comenta Steven.

Ponle atención a la logística.

El robo debe tener sentido hasta cierto punto. “Tiene que vivir en algún lugar de lo posible o al menos expresar algún deseo cumplido por parte de la audiencia. Requiere su clientes cambios en el motor para crear giros y reversas, y evitar que el público las adivine”, agrega. Las fallas lógicas en el asalto suelen ser captadas por las audiencias en las proyecciones de prueba, y Soderbergh con frecuencia se sorprende por lo que no les gusta. Pero ha descubierto que el humor puede suavizar el golpe lógico. “Si puedes esconder tu parche narrativo con un chiste o a través de una serie de bromas, es mucho más probable que la gente se lo trague”.

 

Junta a tu equipo.

Tener a un colorido grupo de desadaptados es casi inevitable para un buen golpe, ya sea Joe Bang —un Daniel Craig rubio oxígenado— en Logan Lucky o Basher Tarr —Don Cheadle con un acento amboyante— en las producciones de Ocean. “El género se presta para la creación de una gran variedad de personajes”, explica. “Usualmente tienes que involucrar a varios especialistas. La gente que tiene una habilidad atípica para hacer cierta cosa suele ser muy rara… o al menos no ser alguien común”. Pero después de trabajar con el equipo cada vez mayor de Danny Ocean, Soderbergh tiene un consejo más: mantén pequeña a la banda, por tu propio bien. “No es divertido planear escenas con 11 personas en ellas. De verdad que no”, suspira al recordar esos episodios.

 

Espera lo inesperado.

En Logan Lucky, los hermanos Logan (Channing Tatum y Adam Driver) establecen una lista de reglas para el robo que planean. Dos de ellas son “espera lo inesperado” y “lo malo pasa”, que son tan ciertas que pueden ser aplicadas con total facilidad a la realización de una cinta. “Si sientes resistencia debes preguntarte qué elemento no está bien. Tienes que analizar cada elemento de manera individual”, amplía el director.

Dile a los demás sólo lo que necesitan saber.

“Siempre hay un robo dentro de un robo”, ríe Soderbergh, y es cierto. En Logan Lucky hay un giro nal que le es mostrado a la audiencia poco a poco: “La manera en que das la información es muy importante; un acercamiento a la trama que tratas de crear, donde la audiencia siempre está persiguiéndola un poco, pero sienten que pueden alcanzarla. Y claro, una vez que creen que lo hicieron, es cuando das un giro y se dan cuenta de que algo más estaba ocurriendo”, dice.

Mantén la música al frente.

Una constante de Soderbergh para sus trabajos es el ex DJ David Holmes, quien musicalizó la trilogía Ocean y Logan con su sello de jazz trip-hoppy. “David es una parte crítica en estas producciones”, considera Steven. “La música está siempre al frente, con frecuencia hay secuencias extendidas en las que no hay nada más sino música”.

No te preocupes por la toma: pon los ojos en el botín.

El modelo de Soderbergh fue brincarse por completo el sistema de los estudios, manejando la distribución con su propia marca y mercadeándola sobre todo a los fans de NASCAR, que apreciarían la locación en Carolina del Norte. La idea era que él y sus colaboradores, Channing Tatum y los demás, no tuvieran que compartir ganancias con los contadores de los estudios. Sin embargo, a pesar de las críticas favorables, la película luchó en taquilla. “El modelo funcionó justo como debía hacerlo”, concluye. “Sí, si eres un estudio el resultado no es bueno, pero no somos un estudio: teníamos un modelo diferente, así que el resultado fue bueno… no el que hubiera querido, pero bueno…”.

Sólo toma el dinero y huye.

 

Por: John Nugent.