‘Thunder Road’: entre la compasión y la pena ajena

Jim Cummings escribe, dirige y protagoniza Thunder Road: juntos en la tormenta, una ácida e incómoda comedia premiada en el festival South by Southwest. Aquí nuestra reseña.

Estreno: 25 de octubre

Dirige: Jim Cummings

Actúan: Jim Cummings, Kendal Farr, Nican Robinson, Jocelyn DeBoer

Duración: 92 minutos

★ ★ ★ ★ ☆

Sinopsis

La historia de Jimmy Arnaud (Jim Cummings), un policía de Texas que hace todo lo que puede por criar a su hija (Kendal Farr) mientras lidia con su separación y la muerte de su madre.

 

Al ver la secuencia inicial de Thunder Road, no podríamos culpar a nadie por pensar “¿por cuánto tiempo más seguirá esto?”. Ésta nos sitúa con Jimmy (Jim Cummings), un policía, en el funeral de su madre. El que debería ser, en teoría, un evento solemne, acaba por convertirse en una oda a la pena ajena cuando Jim comienza a hablar de su progenitora: su voz se quiebra, se pone nervioso, desvaría en anécdotas superfluas e intenta contener el llanto hasta conducirnos al incómodo clímax, en el que pretende interpretar la canción favorita de su madre (Thunder Road, de Bruce Springsteen). La cámara permanece impávida todo el tiempo, apenas acercándose poco a poco, obligándonos a presenciarlo el disparate completo.

Dicho sea de paso, hasta aquí se trata de una recreación del cortometraje homónimo de 2016, también dirigido y protagonizado por Cummings que dio origen a esta película (financiada por una campaña de Kickstarter) luego de ser premiado en el Festival de Sundance. La escena establece la dinámica para el resto del filme: una serie de anécdotas en las que este hombre socialmente torpe parece hundirse cada vez más en sus desgracias. Éstas incluyen, entre otras cosas, una suspensión de su trabajo por comportamiento errático, la separación de su esposa (Jocelyn DeBoer), y el desprecio de su propia hija (Kendal Farr).

En papel, suena a que ésta sería una película sumamente incómoda de mirar de principio a fin, pero no es difícil sentir una súbita curiosidad por seguir viendo, incluso cuando Jimmy supera su propio patetismo con cada escena. A través de su dirección y actuación, Cummings logra transmitir una innegable empatía por su desorientado protagonista.

Lo logra a punta del dominio interpretativo de su personaje, siempre al borde del quiebre, incapaz de imponer un filtro entre sus erráticos pensamientos y sus acciones. La propuesta visual de la película es poco destacable y nula en adornos, pero tiene como crucial y dominante recurso al plano secuencia. Con éste nos obliga a presenciar el despliegue interpretativo de Cummings, quien va de la ira al llanto sin cortes, propiciando risas contenidas mientras nos movemos incómodos en el asiento. Estamos ante un muy simple retrato de un hombre perdido dentro de sí mismo, pero ejecutado tal sutileza y corazón que no requiere de mucho más para sostenerse.

Veredicto

Sin más faramalla que el innegable virtuosismo de su guionista, director y protagonista, Thunder Road es una modesta gema de las comedias dramáticas auténticamente independientes.

Por Lalo Ortega

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