Vimos los primeros dos capítulos de ‘American Gods’ y esto es lo que te espera














En Hannibal, el creador de la serie, Bryan Fuller, se tomó muy en serio el dicho: «el diablo está en el detalle».  Y la mayoría del detalle estaba en cenas gourmet hermosamente fotografiadas y cadáveres artísticamente desmembrados. Y el diablo, obviamente, era Hainnibal Lecter (Mads Mikkelsen), un sofisticado, encantador y experto manipulador que estaba adelantado tantos pasos de todos los demás que empezamos a sospechar que era clarividente.

En la más resiente obra de Fuller, el detalle ahora se enfoca en el vulgar estilo americano, con bares de paso con forma de cabeza de lagarto; el funcionamiento escondido de objetos cotidianos (mostrados en los primeros episodios con una macro fotografía de una rockola y de una cerradura); y unas imágenes gloriosamente ultravioletas. Por ejemplo, durante el prólogo del primer capítulos ambientado en el año 813 A.C. vemos una sangrienta batalla vikinga donde un brazo cercenado, aún con la espada en la mano, vuela en cámara lenta haciendo un elegante arco. De pronto, y en un meta-momento que nos hace decir «¿eso acaba de pasar?», el miembro que sigue sangrando sale del marco negro del widescreen de la pantalla. Esta es una serie en donde la frontera de la realidad no es nada firme.

¿Y el diablo de ésta serie? Pues es muy diferente a Hannibal. A pesar de ser sofisticadamente encantador, es en sus propias palabras, «un embustero, un estafador, un mentiroso y un tramposo» y viene escondido en Ian McShane, que la hace de un travieso rabo verde con una predilección por las rubias y un talento para el doble sentido; McShane disfruta del papel cómo un cuervo disfruta de la carroña en la carretera. «Sólo estaba pasando el tiempo cómo lo indicaba el instinto» es su forma de excusa en tono de burla cuando Shadow (Ricky Whittle) regresa al motel después del funeral de su esposa y encuentra a una joven desnuda en el cuarto de Wednesday. La verdadera identidad de Wednesday no es tan difícil de adivinar, el ojo de vidrio es un pequeño spoiler ( y si leíste la novela de Neil Gaiman entonces ya sabes quién es), lo que sí es que tiene una mejor razón para parecer clarividente de la que tiene el Lecter de Mikkelsen.

Aunque están escritas de fuentes diferentes, y co-escrita por Michael Green (quien trabajó en Heroes y Smallville), ‘American Gods’ se siente como una secuela estilizada de ‘Hannibal’, con los primeros dos episodios dirigidos por David Slade, que ya había dirigido varios capítulos de la misma. Sólo que esta historia sobrenatural de ocho capítulos se sienten más apropiada para el estilo barroco, operístico  y lleno de pesadillas de Fuller que las aventuras de asesino serial de Hannibal, que se volvieron tan exageradas que llegaban a lo ridículo. 

Aquí las secuencias de sueño son épicas y potentes, llenas de visiones de bosques petrificados alfombrados con cráneos humanos y con el frío cosmos de techo. La sangre fluye de la misma bella manera que en ‘Hannibal’, sólo que más libremente, ya sea brotando de los mutilados miembros de algún guerrero de una edad oscura o goteando de un antiguo martillo de matadero. El deseo puede ser igual de mortal. Una de las escenas más impactantes, la cual es erótica como aterradora, muestra a Joel Murray de Mad Men disfrutando del mejor sexo de su vida con la seductora y misteriosa Bilquis (Yetide Badaki) mientras se lo traga hambrientamente y por completo en una manera que le daría pesadillas al mismo David Cronenberg. Pesadillas muy sexys, pero pesadillas al fin y al cabo.

La atmósfera de perdición traicionera es la pareja perfecta para el texto original de Gaiman —posiblemente su mejor novela— que trata de una guerra clandestina y panteística entre entidades invocadas culturalmente tanto antiguas como modernas. Y aunque el personaje principal, Whittle, es una presencia impresionante como Shadow, un musculoso ex presidiario, tu atención se va a ir sobre las deidades interpretadas por un increíble elenco. Junto a McShane tenemos a Gillian Anderson como la nueva deidad, Media, quien hace una asombrosa imitación de Lucille Ball («Mírate nada más en alta definición» le ronronea a Shadow en una pantalla de una televisión de blanco y negro); Pablo Schreiber como Mad Sweeney, un duende boxeador que crea oro de la nada y es aún más alto que Shadow; Peter Stormare como el áspero y grasiento Czernobog, quien atesora los días en los que aplanarle la cabeza al ganado en el matadero era considerado un arte; y Orlando Jones como Mr. Nancy, a quien le dan un prólogo explosivo en una escena dentro de un barco de esclavos en el siglo VII.

Hay muchas cosas pasando y mucho movimiento, así que los que no están familiarizados con ‘American Gods’ pueden sentirse confundidos (aunque no tiene nada que ver con ‘Legion’ en materia de rareza). Pero nunca deja de ser convincente, ofreciendo mirada innovadora y fantástica a la narrativa inmigrante americana además de un festín visual. Si Fuller y Green mantienen la alta calidad de estos dos primeros episodios, esto será algo muy especial.