‘Wonderstruck’: un filme que disfrutarás por el trazo de sus personajes













Este relato se cuenta Nueva York en dos momentos distintos: en el primero, 1977, conoces a Ben (Fegley) y lo sigues en su aventura para encontrar a su padre; en el segundo, 1927, descubres a Rose (Simmonds), quien desea reencontrarse con su madre artista. Los dos episodios están unidos por pequeños pero significativos elementos, como la escasa edad de los protagonistas, un problema auditivo y un libro.

Basado en la novela de Brian Selznick, el filme juega con los cambios de color para ayudarte a distinguir entre una y otra época: los setenta están representados por una amplia gama de tonos, pero siempre con predominante filtro en sepia; mientras que las escenas de la infancia de Rose se reducen a una escala de grises. 

La atmósfera que se crea entre los tonos de la cinta y el diseño de producción, sirve también para involucrarte en el laberinto por el que circulan los personajes principales a fin de encontrar sus orígenes. En ese camino, el cineasta Todd Haynes (Carol) te hace topar con pared una que otra vez, pero sus pistas «sueltas» siempre te sugiere el último escenario, por lo que tiene un desenlace poco sorpresivo.

Aunque se agradece que vaya de una historia a otra, dándote poco a poco dosis de cada una, existen otros elementos que no aportan a la historia; unas cuantas piezas sueltas de este rompecabezas que tienen alguna coherencia. 

VEREDICTO

Pese a los tropiezos, Wonderstruck es un filme que disfrutarás por el trazo de sus personajes, su clara evolución y el vínculo que une a los dos protagonistas; además de la interpretación que con pocas palabras logran los jóvenes actores Millicent Simmonds y Oakes Fegley.