5 razones por las que David Lynch merece el Oscar honorario

Pocos debatirán que David Lynch es uno de los cineastas vivos más impresionantes e importantes para el séptimo arte. Su trayectoria, iniciada en los setenta con el clásico de culto Eraserhead, nos ha impactado hasta nuestros días, con la tercera temporada de Twin Peaks en televisión durante 2017. Lynch es un artista completo, pues también es diseñador sonoro en varias de sus películas, músico, pintor, fotógrafo y escritor (autor de libros como Catching the Big Fish).

En el cine, David Lynch ha sido merecedor de varios galardones, como el premio al mejor director en el Festival de Cannes por Mulholland Drive. Si bien nunca le ha faltado reconocimiento, Lynch jamás ha ganado un Oscar, a pesar de haber estado nominado a cuatro de ellos (como mejor director por Mulholland Drive, Blue Velvet, The Elephant Man, y por mejor guión adaptado por esta última).

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La mesa directiva de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas votó por otorgarle el Oscar honorario (o Governor Award) al director en 2019. Independientemente de si a Lynch esto le importa o no (Mulholland Drive ha sido tildada de “una venenosa carta de amor a Hollywood”), es un buen pretexto para repasar los porqués de su relevancia para el séptimo arte.

 

Lo lynchiano

Son pocas las personas que pueden presumir un adjetivo a partir de sus nombres. David Lynch es una de ellas, pues a menudo o “lynchiano” es lo único que se acerca a definir su obra, en algunos casos indescifrable.

El escritor David Foster Wallace define lo lynchiano como “una clase particular de ironía en la que lo muy macabro y lo muy mundano se combinan de tal manera que revelan la perpetua inclusión de lo uno en lo otro. (…) un tono complejo y paradójico en el que no domina únicamente la ironía, sino el equilibrio de esta con la sinceridad. Tiene que ver con el modo en que juega con dualidades y opuestos, con su estrategia de alternar emociones, estados de ánimo y ritmos para obtener algo que es más que la suma de sus partes”.

“Y, por supuesto”, concluye Foster Wallace, “lo lynchiano está estrechamente relacionado con el miedo: con nuestros miedos más primarios y con la sensación de que el sentido de la realidad es mucho más frágil de lo que nos figuramos”.

La obra de David Lynch es, paradójicamente, tan reconocible en sus elementos y estilo, como difícil de definir la mezcla de los mismos. Es por ello que todavía hoy es un cineasta sin igual.

 

Dentro y fuera del sistema

Como muchos otros de sus congéneres, Lynch empezó en las pequeñas ligas. Sin embargo, antes pinto que cineasta, fue el arte pictórico lo que lo orilló hacia el filme. Como resultado, su obra inicial es profundamente experimental, y para muestra están sus primeros cortometrajes como Six Men Getting Sick (Six Times), animado en stop motion con pinturas.

 

Después comenzó a estudiar cine en el American Film Institute, con cuya asistencia produjo su primer largometraje: Eraserhead. Las dificultades para hallar fondos prolongaron el rodaje por años. En su estreno obtuvo poco interés inicial, pero ganó un seguimiento de culto en cines underground. Éste fue el peldaño hacia el éxito en el mainstream con The Elephant Man.

Lynch logró irrumpir en Hollywood y, bien o mal, logró mantener fidelidad a su propia visión creativa. Para muestra, la anécdota de cuando rechazó la propuesta del mismo George Lucas para dirigir la que se convertiría en Return of the Jedi.

 

Incluso cuando dirigió la fallida Dune, adaptación de la novela homónima con enorme presupuesto, ésta tenía su marca. Dentro del sistema de estudios pudo dirigir Blue Velvet, una de sus grandes películas. Incluso ante el fracaso comercial de cintas posteriores, logró hacer sus últimas grandes producciones: Lost Highway, Mulholland Drive e Inland Cine.

 

El Hollywood oscuro, en el surrealismo

En estas tres películas, David Lynch rescata muchas ideas similares. Todas, en mayor o menor extensión, suceden en Hollywood y lidian con el estrellato como una condena (hay muchas posibles lecturas para sus películas, pero las identidades fragmentadas juegan un papel en muchas de ellas).

Como alguien que trabajó en las entrañas de la industria hollywoodense, Lynch y sus últimos filmes pueden ser considerados una crítica a los estudios. Es, en ese sentido, muy similar a Billy Wilder (Sunset Boulevard), pero su estilo de neo-noir es también impregnado con la lógica de los sueños.

 

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David Lynch cambió la televisión

¿Te has dado cuenta que muchas de las producciones más prestigiosas están en televisión? Series como The Sopranos y Breaking Bad, por ejemplo, son auténticos hitos de la cultura popular que, cinematográficamente hablando, no piden nada al cine en sí.

Sin embargo, hacia los ochenta, la televisión no era más que la “caja tonta”. La programación estaba repleta de comedias simplonas y dramas episódicos sin mucha sustancia. Lynch había coqueteado con el medio durante la época, pero para cuando irrumpió en él en 1990 (junto con el guionista y productor Mark Frost), la televisión cambió para siempre.

A Twin Peaks se debe casi todo lo que vino después, y series como las arriba mencionadas o Riverdale, Big Little Lies y similares tienen una notoria influencia de la serie de culto. Con ella, Lynch comenzó a impregnar las producciones televisivas con el complejo lenguaje del cine (y, de paso, su particular visión artística). De pronto, elementos surrealistas, planos no convencionales y silencios eran permitidos en una serie de televisión.

Con una corta vida de dos temporadas, Twin Peaks abrió la puerta a la televisión como la conocemos hoy. Regresó en 2017 para volarnos la cabeza de nuevo, pero esa es otra historia.

 

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La mente de la audiencia

Con la complejidad de su obra, que suele alejarse de la lógica narrativa convencional, Lynch suele confundir a propios y extraños con prácticamente todas sus películas. El primer instinto de muchos cineastas es clarificar lo que querían decir o expresar. Pero no David Lynch.

Como artista, David Lynch deja la interpretación de sus obras completamente en manos del espectador. Es bien sabido que el director se ha negado públicamente a explicarse, como lo muestra esta entrevista en pleno BAFTA Theatre, en Londres:

https://www.youtube.com/watch?v=luB1IGrS89g

 

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