Olimpia: el 68 visto con nuevos ojos (y con animación)

Olimpia, una película que retrata el movimiento estudiantil de 1968 pero ahora con animación y actores.

 

Directores: José Manuel Cravioto, Gabriel Mariño

Actúan: Daniel Mandoki, Nicolasa Ortiz Monasterio, Luis Curiel

Duración: 75 minutos

★ ★ ☆ ☆ ☆

 

Sinopsis

Durante el movimiento estudiantil de 1968, tres jóvenes de la UNAM se conocen y deciden seguir sus ideas y sus sueños, enfrentándose a la violenta respuesta del estado, al mismo tiempo que van a encontrarse con la incomprensión de sus familias y lidian con sus propias contradicciones, responsabilidades y sentimientos.

Cinco décadas después de uno de los momentos más intensos de la historia reciente en México, que tuvo su horrendo clímax el 2 de octubre de 1968, llega un largometraje que combina dos de las grandes formas del cine: ficción y animación.

Olimpia se centra, de manera sentimental, en tres estudiantes que son llevados hasta el mismo punto gracias a sus ideas, y que se encuentran y desencuentran a partir de los movimientos juveniles del 68. Desde asambleas, movilizaciones civiles, pasando por los preparativos de los Juegos Olímpicos, hasta el entorno familiar más íntimo, estos chicos van a dejar clara su postura y sus decisiones. Todo esto representado por un acabado hasta ahora inédito en un largometraje mexicano, la técnica de rotoscopía, que consiste en registrar acción real para después ilustrarla cuadro a cuadro.

El director, José Manuel Cravioto, ya ha demostrado la soltura que tiene dentro del cine narrativo, tanto en documental (Los últimos héroes de la península, 2008) como en la ficción (Mexican Gangster, 2014). Sin embargo, con Olimpia nunca termina de cuajar el punto que quiere mostrar ni la historia que desea narrar.

Quizá uno de los puntos débiles de este largometraje es la presentación caótica de sus personajes. Como espectadores, Cravioto nos hace saltar de uno a otro punto de vista sin concretar un arco dramático claro. Hasta la mitad del filme no conoceríamos bien lo que los protagonistas quieren o van a llevar a cabo, si no tuviésemos el contexto de 1968 tan presente. El desarrollo de cada personaje intenta ser profundo, quizá en exceso dramático, pero se queda únicamente en frases construidas que llegan a ser excesivamente cursis sin tener demasiado relieve.

Además de estos detalles, la mítica (por sangrienta) presencia del batallón Olimpia nunca llega ni tiene relevancia para el filme, tampoco de manera sustancial es el contrapunto de los Juegos Olímpicos del 68. Estos se convierten en unos meros referentes para el título de la película, pero nunca concretan en algo dentro de la historia.

Tal vez lo más impresionante y representativo de esta película, que tiene su nodo narrativo en la irrupción del Ejército mexicano en la Universidad Nacional en septiembre de aquel año, sea la rotoscopía. La técnica de animación pone una dimensión extra al filme, solucionando quizá problemas de escenarios, extras y en general ambientación necesaria para una película de época.

El trabajo, que llevaron a cabo 100 estudiantes de la Facultad de Artes y Diseño (UNAM), tiene un valor considerable que vale la pena verse por sí mismo, ya que por momentos converge con material de archivo proporcionado por la Filmoteca de la máxima casa de estudios de nuestro país.

Veredicto

Como muchos filmes basados en hechos reales, éste es rebasado por su anécdota de origen y por la importancia que, sin lugar a duda, tiene en el México contemporáneo. Lamentablemente el producto final, en conjunto, no consigue esa misma relevancia, quedando como una película que nunca decide qué quiere contar en realidad.

Por Julio César Durán

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