Reseña ‘Going In Style’


En algún punto durante ‘Going In Style’ Michael Caine, Morgan Freeman y Alan Arkin miran ‘Dog Day Afternoon, otra película con un robo de banco poco convencional. Aunque nunca es buena idea citar una película que es infinitamente mejor que la que está viendo la audiencia, el contraste es muy educativo. Mientras que ‘Dog Day’ es una película única e innovadora, ‘Going In Style’ no podría ser más estandarizada, una película simple, hecha por el estudio sin ninguna sorpresa, no le saca jugo ni a la premisa ni al trío de grandes actores.

Basada en la película  de Martin Brest de 1979 (con George Burns, Art Carney y Lee Strasberg), es muy fácil ver lo atractivo de volver a hacerla. Tres legendas de la actuación que pueden capturar una audiencia ya “grande” como en ‘Last Vegas’ (La presencia de Freeman es lo que le da fuerza) juega de manera muy firme con nuestro odio a los bancos y el miedo que tenemos de ayudar a los ancianos, esto es en papel, una película ganadora. La seguridad también debería estar detrás de cámaras. Fue adaptada por el guionista de ‘Hidden Figures’ Ted Melfi, y dirigida por Zach Braff, que como director es mejor conocido por documentar la frustración de la Gen X (‘Garden State’, ‘Wish I Was Here’) y no tanto por los años finales de la Generación Silenciosa. Tristemente el par no le echa las ganas que le pusieron a sus proyectos indie anteriores.

La trama es lenta y genérica. Loa septuagenarios Joe /Caine), Willie (Freeman) y Al (Arkin) han trabajado juntos por tres décadas en una una fábrica de acero. Joe, quien vive con su nieta y su hija, tien problemas para pagar la hipoteca; Willie  nunca ve a su familia y esta en medicamentos por falla de riñón; Al es un saxofonista miserable que le enseña a tocar a niños sin talento mientras evita a una trabajadora del supermercado que le trae ganas (Ann-Margret). Juntos juegan petanca, comen pie (ahí viene una metáfora) y tratan de adivinar cuando van a estirar la pata. Cuando les niegan su pensión porque van a mover la fábrica a Viet Nam empiezan los problemas económicos, así que deciden asaltar el banco local que se quedó con su dinero

‘Going In Style’ no puede atinarle a la comedia, tenemos chistes nada graciosos de la edad, problemas para salir del coche, sexo geriátrico, persecuciones en scooters y viejitos drogándose. Una parte donde la pandilla practica ser criminales robándose cosas de una tiendita es simplona y demasiado larga. Braff parece que se interesó más en la planeación del robo y en lo siguiente, como al trío poniéndose de acuerdo con su coartada frente al federal Matt Dillon, eso si tiene gracia.  Pero en general su dirección no aporta nada en cuanto a energía y gracia y la musicalización tipo “thriller comedia” de Rob Simonsen es finalizta para el premio al soundtrack más molesto del año.

 

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