Sharp Objects serie protagonizada por Amy Adams… ¿qué haces cuándo naces destruido?
A veces los lazos familiares son tan estrechos que dejan heridas tan brutales que no cierran, Gillian Flynn escritora de Widows (2018) presenta su novela adaptada para la pantalla chica, Sharp Objects serie protagonizada por Amy Adams, Patricia Clarkson, Chris Messina, Eliza Scanlen y dirigida por Jean-Marc Vallée (Big Little Lies).
Cuando un par de homicidios irrumpen con la falsa tranquilidad de un pequeño poblado llamado Wind Gap en Missour; Camille una mediocre escritora interpretada por Amy Adams es enviada a cubrir la historia de su pueblo natal.
Ahora, Camille tendrá que lidiar con sus propios traumas y arriesgarse a caer en los hábitos destructivos de su pasado detonados por la presencia de su madre opresora Adora (Patricia Clarkson) mientras trata de descubrir el misterio detrás de lo que está sucediendo en la ciudad de Wind Gap.
Sharp Objects es una historia sobre autodestrucción, traumas y ciclos de abuso, el personaje de Camille se rodea de personajes tan dañados que sólo conocen al dolor como recuperación de sus propios demonios, los homicidios sólo son la materialización de esa enfermedad que infecta a todos los habitantes del pueblo.
Sharp Objects no es una historia feminista
Gillian Flynn escritora de Sharp Objects —su primera novela— mostró en su lanzamiento en el 2006 que en efecto se trata de una introspección al lado oscuro de la psicología femenina pero la serie también es un análisis de género sobre como responder ante una realidad insana y nociva tanto para la mujer como para el hombre.
HBO vio en la historia una oportunidad para seguir con la tendencia de realizar series eclécticas en sus géneros, dramas y thrillers psicológicos como The Leftovers (2014-2017) y Big Little Lies (2017) que han tenido buenos resultados entre la audiencia, apelando a un público cansado de ver historias donde los protagonistas son el centro de la razón y la virtud.
Todos los habitantes en el relato tienen una carga de dolor, desde el editor que padece cáncer y envía a Camille de regreso a su casa con el pretexto de estos homicidios sólo para que enfrente a su pasado, hasta la madre de la reportera interpretada impecablemente por Patricia Clarkson cuyo rol es el de una mujer que no repara en mostrar el repudio que siente por su hija.
Ya sea entre páginas o episodios, Sharp Objects serie o libro, se sostiene por personajes secundarios con una subtrama que depende de la audiencia interpretarla.
Aunque el misterio del programa sea un asesinato, el personaje principal no es detective y ni siquiera una buena periodista que sepa investigar, su trabajo recae en la lucha que día con día tiene que enfrentar en su casa que nunca pudo llamar hogar: en un pueblo cuya principal actividad es la de criar cerdos, una analogía que ilustra la calidad humana de los habitantes de Wind Gap.
La prosa de Flynn y la cinematografía de Jean-Marc Vallée nos otorgan un producto audiovisual que no es apto para un maratón, es una serie cuya narrativa tiene que ser digerida poco a poco, tiene una edición ágil, altamente dinámica con un abuso necesario de flashbacks para comprender las acciones de Camille y adentrarnos en su mente.
Sharp Objects no sólo se ve impulsa por una de las mejores actuaciones de Amy Adams, sino que convierte a esta mini-serie en un catálogo de catarsis de ocho episodios en la que ninguna escena falta y ninguna sobra. Desde el momento en el que Adams llega a su pequeña ciudad, los orígenes de su disfunción como ser humano se hacen evidentes, ella es y siempre a sido una invitada, no una habitante.
Ahora que la masculinidad es un tópico que resulta tóxico para la narrativa audiovisual actual, Flynn construye tramas en torno a la mujer pero no mediante un feminismo básico, la mujer sólo es el vehículo para transportar historias más allá de que sean masculinas o femeninas, Sharp Objects es una muestra de la capacidad humana por la autodestrucción ante un poder mayor que nosotros mismos.
Win Gap el pueblo que sirve como escenario no es más que una alegoría del mundo real, un criadero y matadero de cerdos, algunos mueren por necesidad, otros por naturaleza humana, ese deseo y ese daño se extiende por generaciones.
En el caso de la protagonista es perpetuado por la matriarca de la familia, una mujer enferma de atención cuya aversión hacia Camille y su comportamiento pasivo agresivo sólo hace evidente su obsesión por abusar psicológicamente de su hija mayor, a quién le teme por su libertad, emancipación y la aparente fortaleza que siempre a mostrado ante sus ultrajes y humillaciones.
Mientras que Amma, la media hermana de Camille, una adolescente con complejo de “lolita” no es más que el resultado de una crianza preferencial cuyo falso encanto condescendiente muestra la oscuridad que Camille logró evadir.
Cuando entra a escena Amy Adams, no vemos no a una mujer sino a un ser humano verdaderamente roto, cuyo único rastro de vida se hace presente por los recuerdos de su hermana muerta, y el impulso que le da su editor por perseguir la historia.
Patricia Clarkson —la madre de Camille— es sin duda de los personajes más repulsivos en la serie, interpretado de una forma tan repugnante que logra mostrar en cada episodio que no es más que el vestigio de lo que fue un ser humano, convertido ahora en un ente manipulador y atrofiado, logrando que te preocupes más por Amy Adams cada que está cerca de ella en lugar de pensar en ¿quién está asesinando a las jóvenes en Wind Gap?
Sharp Objects no deja nada a la ligera como en Big Little Lies (2017) ni es exclusivamente la muestra de la oscuridad en un personaje que llegó al límite como en Gone Girl (2014) —otro libro de Gillian Flynn— de algún modo todo se reduce a Amy Adams en contra de los habitantes de su ciudad natal, quiénes todos tienen algo que esconder, algo roto y sucio en sus personalidades que te hace pensar que cualquiera puede ser el homicida.
Finalmente la preocupación del espectador siempre se dirige hacia Camille, quién comienza su historia en el fondo como una reportera con problemas psicológicos cuya rutina se rige por la apatía hacia su propia vida.
Y aún cuándo la intención de regresar a su pueblo natal, tenía como objetivo exorcizarla de sus demonios, es demasiado tarde cuándo sabemos que en realidad el hogar del cual huyó, (vecinos, amigos y familia) no es más que un precipicio para mostrarnos que en la vida nunca hay fondos, sólo abismos más profundos y atroces a dónde descender.