‘Voraz’: Un film violento que cambiará tu percepción sobre el canibalismo













Ésta es de esas películas que hacen que te arrepientas de haber comprado algo en la dulcería, si es que eres de estómago sensible. Y es que sus escenas de sangre, tortura y furia desatada, posiblemente te hagan girar la cabeza para evitar la pantalla o –si de plano no aguantas– estás propenso a seguir la suerte de muchos de sus espectadores durante su tour festivalero, incluso cuando hizo parada en el hito del cine de horror, Sitges. 

Eso sí, cada una de las secuencias explícitamente sangrientas de Voraz tiene una razón de ser: su protagonista es una adolescente –obligadamente– vegetaria que descubre su gusto por la carne… humana. Justine (Gerance Marillier) es muy responsable y serena; ante sus padres, su actitud es ejemplar incluso para su hermana mayor, Alexia (Ella Rumpf), quien cursa el segundo año en la Facultad de Veterinaria.

La cineasta Julia Docournau nos acerca a Justice cuando todo está por cambiar, en sus primeros días de vida universitaria. Al llegar a la facultad se reencuentra con Alexia y arranca su semana de novatada: irrupciones agresivas a su habitación, baños de sangre al mero estilo de Carrie (Brian de Palma, 1976) y comer riñones crudos de conejo –sí, los rituales de iniciación a los equipos de americano del Tec o de Pumas se quedan cortos. Es ese último castigo del primer día lo que desata en ella una curiosidad por comer carne y, de paso, una intoxicación que nadie querría tener –y que te va a doler tan sólo de ver la caracterización y actuación de Gerance. 

Así comienzan siete días de transformación para la protagonista, como caníbal y adolescente, y la intención de Docournau de trazar una versión femenina e innata de esa figura tabú alejada del caníbal psicópata de ‘El silencio de los inocentes’ (Jonathan Dmme, 1991) o del seductor de ‘Caníbal’ (Manuel Martín Cuenca, 2013), aunque no por eso es menos sangrienta. Justine confronta las necesidades de su instinto con su súper yo, explorando con inocencia y luego con arrebato su sexualidad y gusto por la carne humana. 

A ese redescubrimiento de sí misma se suman conflictos familiares –como la relación amor-odio con su hermana–, son pocos para no saturar la trama pero aparecen en una dosis y oportunismo justo como para desatar suculentos giros de tuerca. Sin embargo, el drama y horror que contiene ‘Voraz’ se aligera gracias a sus acentos sarcásticos, que seguro te sacarán una sonrisa o una carcajada en sus escenas más sangrientas –no te preocupes, nadie te juzgará.

Quizá el único “pero” de esta ópera prima es su innecesaria escena final, pero eso no desmerita el trabajo final, que le dio a Docournau una novatada más placentera que la de su protagonista: Mejor director revelación y largometraje en Sitges, y el premio de la FIPRESCI en Cannes, sólo por mencionar algunos de los premios recolectados en 2016.

‘Voraz’ resulta en una película clasificada para adultos, que en el fondo es menos violenta y más reflexiva –sobre la femineidad y el seguir patrones– que otras cintas aptas para un público más adolescente; así que la única restricción debería ser “no entres si te mareas con la sangre o el dolor”. Y no, tampoco querrás palomitas saliendo de la sala.

Veredicto
‘Voraz’ en una cinta que sale de lo convencional a partir de algo tan cotidiano como puede ser cualquier crisis adolescente, que toma otras dimenciones gracias al trabajo colaborativo de la cineasta y su actriz principal, quienes no se dejan opacar por las llamativas y estéticas escenas sangrientas.