Las fotos se transforman: Lila Avilés y la inspiración de ‘La camarista’

Las imágenes que Lila Avilés vio en el libro de Sophie Calle la llevaron a explorar un mundo que llevó al cine con La camarista.

Por Anaid Ramírez

La camarista es de esas películas basadas en un libro, pero no una novela o un bestseller juvenil: a la cineasta mexicana Lila Avilés le bastó ver las poderosas fotografías de Hotel, de la francesa Sophie Calle, para pensar en una historia sobre las trabajadoras de limpieza de esos lugares. “Ella es una artista plástica y se metió de contrabando en un hotel en Venecia, donde le tomó fotos a todas las cosas que iban dejando los huéspedes”, le cuenta la directora a Cine en una pausa durante el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), donde ella presentó su cinta ante el público mexicano por primera vez. 

Casi de inmediato, a Lila le surgió el interés por reinterpretar la obra de Calle y primero hizo una obra de teatro que montó en el Hotel Presidente de la Ciudad de México. Mientras estaba en eso, pensó en convertir esa historia en su debut como cineasta; una idea que se gestó hace siete años. “Dejé el discurso de Sophie Calle y encontré mi propio punto de vista como artista, como directora”, precisa. Y durante la escritura de guión, al lado de Juan Carlos Márquez, encontró la esencia de su película en la realidad laboral de millones de mexicanos.

 

Así nos encontramos con Eve (Gabriela Cartol), mucama de un hotel de lujo que en términos generales se fascina por los objetos olvidados por los huéspedes y que aspira a subir de nivel, y en cuestiones particulares se ve obligada a dejar a su hijo bajo el cuidado de otra persona e incluso dormir algunas noches en las bodegas del hotel, por la imposibilidad de trasladarse a su hogar a deshoras. 

Esas cuestiones tan particulares de “la realidad mexicana” y también los modismos utilizados pudieron reducir el carácter universal de La camarista y con ello su impacto. “Pero curiosamente, en Toronto (donde fue la premiere mundial de la cinta) la gente se sorprendía por los detalles y dije ‘no puede ser que sí esté impresionando’. En San Sebastián se reían muchísimo”, recuerda Avilés con una emoción tal que termina por reír nerviosamente. “Me parece que hay algo que obviamente es muy mexicano y nosotros lo entendemos muy bien hasta por el slang, pero también hay algo muy universal. Por esa parte me siento muy feliz”.

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La realizadora ya comprobó el efecto de su película gracias al tour festivalero que ha llevado La camarista, incluyendo el de Estocolmo, Londres y Morelia. Pero al presentar en esa historia un discurso propio, le inquieta particularmente la reacción de una espectadora, la autora de Hotel. “Me daría mucha curiosidad cómo la vería Sophie Calle, sería increíble y eso me encantaría”, dice entre risas Avilés. Y tal vez se le haga realidad a Lola Avilés: su cinta llegó a la cartelera francesa en abril.