Chicuarotes, cine de cara a la violencia urbana

Chicuarotes, la segunda película de Gael García Bernal es una propuesta de cine para reflexionar.

 

Director: Gael García Bernal

Actrúan: Daniel Giménez Cacho, Dolores Heredia, Gabriel Carbajal, Benny Emmanuel

Duración: 95 minutos

★ ★ ★ ★ ☆

 

Sinopsis

Oriundos de San Gregrorio, Xochimilco, “El Cagalera” (Emmanuel) y “El Moloteco” (Carbajal) son dos jóvenes que se ganan la vida día a día, hasta que un amigo les habla de la posibilidad de comprar una plaza en el sindicato de electricistas para así asegurar su futuro. Los dos chicos buscarán conseguir el dinero a toda costa para lograr su nuevo sueño.

https://youtu.be/d37xycwqPzs

En retrospectiva y riéndose de sí mismo, Gael García Bernal dice que luego de Déficit, su ópera prima, buscaba algo bueno y que le moviera, y así llegó el guion de Chicuarotes. La cuestión aquí es que ahora “El Charolastra”, de nuevo como director, busca además remover las conciencias de todos nosotros con el crudo relato de los habitantes de San Gregorio, Xochimilco.

Casi desde el principio, olemos desesperanza en la lucha de “El Cagalera” —magistralmente interpretado por el recién nominado al Ariel, Benny Emmanuel— y “El Moloteco” (Gabriel Carbajal) por ganarse el pan para la jornada y mantener el buen humor. Pero a su corta edad, ya tienen que echar mano de cuanta triquiñuela se les ocurra con el fin de llevarse unos pesos a la bolsa y sobrevivir. Lo malo es que no sólo se trata de resistir en la ciudad y tener que comer, también hay que pasar un día más en casa, una desmoronada por el desamor y la violencia que se sirve fría todos los días.

En este relato, el abuso es moneda de cambio y la violencia contra las mujeres también, aunque no se trata de sólo un género, pues todos en general sufren agresiones de distintos tipos, en una atmósfera de una vida con muchas limitaciones y de la que se busca salir a toda costa.

Así, paso a pasito, la película nos cuenta cómo, casi sin querer, y con el único objetivo de lograr huir de su pueblo con el dinero suficiente para comprar una plaza sindical, los chamacos que en un inicio se nos presentan pintados de payasitos, van transformando su pensamiento y acción, llegando a límites insospechados que ponen la piel de gallina cuando se piensa en la juventud malgastando su tiempo, su creatividad y esa ferocidad con la que enfrentan la vida.

Además de estar ambientada con gran tino, filmada ahí, justo en San Gregorio y después del sismo de 2017, la cinta cuenta con las actuaciones brutales de Dolores Heredia como madre amorosa de “El Cagalera”, pero mujer violentada por su esposo (Enoc Leaño), un alcohólico perdido. Otro que no deja de sorprendernos es Daniel Giménez Cacho, quien ahora como “El Chillamil” se muestra astuto, el “todaspuedo”, un controlador de la gente que no se tienta el corazón aunque se ponga la bandera de justiciero. Es de quedarse helado al atestiguar lo que su personaje propone.

Se trata de un filme para reflexionar y ponernos de frente y sin miramientos ante la violencia y las consecuencias de esta.

Veredicto

Si quieres ver algo alegre y reír sin pensar esta no es una opción. Chicuarotes es una propuesta cruda y sin licencias para hablar de la violencia, mostrándola en distintos sentidos pero con tino y con un tratamiento que te dejará con dificultades para pasar la saliva. Aunque si bien nos va, algo de esperanza nos quedará al salir de la sala.

Por Ana Lucía Altamirano

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