El ángel, historia de un joven criminal

Se estrena El ángel, película argentina que aborda el tema de los asesinos seriales.

 

Director: Luis Ortega

Actúan: Lorenzo Ferro, Chino Daraón, Mercedes Morán

Duración: 118 minutos

★ ★ ★ ☆ ☆

 

Sinopsis

En Argentina, a inicios de los 70, un adolescente de 17 años llamado Carlos Robledo (Ferro) —mejor conocido como “El ángel de la muerte”— comete una serie de crímenes que lo convertirían en el asesino serial más letal de aquél país.

“El nuestro es un planeta extraño que alberga las más inconvenientes criaturas y los legados mentales más difíciles de predecir”, escribió Indio Solari en el prólogo para el libro sobre Carlos Robledo Puch, el mayor asesino serial de Argentina.

Ese personaje de la vida real se convirtió en el centro del más reciente trabajo de Luis Ortega (Caja negra), y en la cinta el cineasta no pudo capturar mejor la esencia de la frase de Solari.

Ortega trabaja muy bien las peculiaridades de su protagonista para que no quede duda de su perturbado libertinaje, si así podemos definirlo; desde sus razonamientos —“No creo en ‘esto es tuyo y esto es mío’”, que escuchamos de una voz en off en los primeros segundos del filme—, hasta las acciones afectivas que tiene hacia con sus padres y su novia —como regalarles algo robado—.

Pero si algo captura nuestra atención en los primeros minutos de El ángel, y nos hace dimensionar el descontrol del sujeto, es cuando se nos revela el carácter retador de Carlos: el momento en que acerca un soplete encendido a la nuca de Ramón (Chino Darín), su compañero de clase.

Las acciones que siguen en El ángel, ahora con la complicidad de Ramón y la familia de éste, son para reforzar la mitomanía, el desdén y el descontrol del criminal que parecía Marilyn Monroe —como lo comparó uno de los detectives involucrados en su detención—; incluso para mostrar su frialdad al momento de jalar el gatillo.

Pero no todo apunta hacia la crueldad innata del joven, hay escenas —pocas pero muy bien cimentadas— que revelan su sensibilidad, como aquellas en donde se deja llevar por la música de los 60 y 70, o cuando los celos se filtran por su coraza, o la secuencia en la que realmente se quiebra.

Como en el caso de los protagonistas de la reciente Museo, de Alfonso Ruizpalacios —también basada en un crimen real, pero ubicada en México—, en El ángel no parece haber justificación para las atrocidades de Carlos, un chico que creció dentro de una familia unida, sin carencias económicas ni aparentes resentimientos.

Y al tiempo en que Ortega nos hace testigos de la naturalidad con la que Carlos ejecuta a sus víctimas —hay heridas explícitas, pero ninguna tan sanguinaria como se describen en archivos a los homicidios verdaderos—, también vemos un poco de los efectos de la dictadura de Juan Carlos Onganía y la sugerencia de una homosexualidad reprimida.

Con esta construcción, la alfombra estaba más que puesta para que Lorenzo Ferro hiciera un debut enorme en la pantalla grande y pasa triunfalmente. Compartiendo escena con trayectorias como la de Daniel Fanego, Mercedes Morán, Cecilia Roth y Luis Gnecco, el joven actor no se deja opacar y saca adelante a su personaje gracias a su soberbio andar y a la sutileza de cada una de sus líneas; además de la dinámica uniforme que mantiene con Chino Darín.

Por su parte, la corrección de color, las canciones del soundtrack y cada detalle del diseño de producción nos sumergen por completo en la época. Sin embargo, es cuestionable el tratamiento que se da a la historia de este criminal, especialmente cuando sabemos que los delitos del Carlos real fueron más allá de los asesinatos. Entonces nos preguntamos, ¿cuál es la intención de El ángel, consigue un relato de un humano sin redimirlo ni sentenciarlo?

Veredicto

Una historia que llama la atención por la realidad de su protagonista, y que consigue atraparnos por la recreación de la época y las actuaciones, especialmente la de Lorenzo Ferro. Será una pieza atractiva para tu colección de cine de asesinos seriales.

Por Anaid Ramírez

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