‘El sueño del Mara’akame’: entre la tradición y la punzada

Dirigida por Federico Cecchetti, El sueño del Mara’akame es una cinta mexicana premiada en los Ariel y en el Festival de Cine de Morelia.

Estreno en México: 17 de mayo

Director: Federico Cecchetti

Actúan: Luciano Bautista, Inocencio de la Cruz, Antonio Parra

Duración: 90 minutos

★ ★ ★ ☆ ☆

Sinopsis: Nieri es un joven huichol que sueña con viajar a la Ciudad de México a tocar con su banda. Sin embargo, su padre tiene otros planes para él.

 

Cada vez se comprueba más que las ficciones mexicanas ya pausaron su interés de retratar las brutalidades del narcotráfico, y han encontrado en otros rincones historias esplendorosas y dignas de representar en la pantalla grande. A estas últimas pertenece la ópera prima de Federico Cecchetti, quien aún permeado por las herramientas naturalistas características del cine sobre el crimen organizado, presenta un relato sobre un adolescente huichol y sus sueños.

Es por eso que El sueño del Mara’akame te ubica en los paisajes de Real de Catorce, en San Luis Potosí, y de Mezquitic, en Jalisco, para presentarte a Nieri (Luciano Bautista) y el complejo dilema al que se enfrenta durante su adolescencia: quiere ser músico y viajar con la banda de sus amigos para dar conciertos, pero su padre, un Mara’akame (chamán huichol), está empeñado en enseñarle su tradición para que la siga.

El dilema de Nieri se presta para que Cecchetti haga un trenzado de sueños: los que se tienen en la vida, los que ocurren cuando se duerme y los reveladores que tiene el protagonista durante sus viajes de peyote. Es por eso que, pese a la forma realista que se obtiene de las locaciones reales y los actores naturales, el cineasta nos guía hacia un fondo onírico para salpicarnos de la cultura huichola, a través de una “interpretación personal” —como lo define el director— de uno de los rituales wixarika más trascendentes.

Aunque hay escenas en que el recurso de los no actores afecta de manera negativa, esas distracciones no restan a la frescura y redondez al guión, ni belleza a los escenarios que se presentan y que atinadamente se exaltan con la fotografía de Jessica Villamil e Iván Hernández.

Veredicto

Un sueño que no te hará cerrar los ojos, al contrario, te mantiene alerta por el espíritu intrépido del protagonista y la belleza de las locaciones.

Por Anaid Ramírez

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