Fausto, entre lo mundano, lo mítico, lo sagrado y lo profano

Fausto, un interesante y disfrutable ejercicio fílmico mexico-canadiense de la directora de Historia de dos que soñaron.

 

Directora: Andrea Bussmann

Actúan: Victor Pueyo, Gabino Rodríguez, Fernando Renjifo

Duración: 70 minutos

★ ★ ☆ ☆ ☆

 

Sinopsis

En la costa oaxaqueña aún se escuchan historias de tratos con el diablo. La leyenda de Fausto se cuela así entre los habitantes de la región, quienes tienen un plan de construcción interminable y con el que están atentando contra la naturaleza.

Al tener como principal herramienta a una especie de narradores orales incidentales y una inquietante voz en off, la directora Andrea Bussmann entreteje una serie de pequeños pasajes que van y vienen entre lo mundano, lo mítico, lo sagrado y lo profano.

A partir de esta premisa, y bajo el cobijo en la producción de Nicolás Pereda —responsable de propuestas como Verano de Goliat (2011) y Los ausentes (2014)—, la directora forma un mosaico de reflexiones acerca de la trascendencia de lo cotidiano y esas sutiles conexiones entre las capas de los pequeños universos que se dan a través de la fe, y a su vez cobran inesperados matices cuando se encuentran con el deseo, la pérdida, el engaño y la ausencia.

El escenario no es otro que una lacónica playa del siempre místico estado de Oaxaca, en donde un proyecto inmobiliario trasgrede el orden natural, desatando una batalla entre el dinero y lo espiritual, entre el pasado y el presente.

Fantasmas, demonios y brujas, son parte de las invocaciones disimuladas con transformaciones y desapariciones incluidas, que hacen presente a una peculiar versión de Fausto y Mefistófeles.

Estos personajes van guiando el desarrollo de un trayecto íntimo, lejano a los efectismos y de pocos sobresaltos, acompañado de luces que apenas titilan y sombras que cobran vida, y en el que se confunde la realidad con la fantasía.

Presentada en el Festival de Cine de Locarno —lo que le redundó en una mención especial por parte del jurado—, la propuesta de Burssmann destaca por un claro sentido de evocación y desencanto, unido a la naturalidad que de forma casi inconsciente aportan los protagonistas —uno de ellos interpretado por el especialista en estos conceptos, Gabino Rodríguez—, amén del envolvente aire ritual que lo adereza todo.

Lástima que al final las pretensiones de Fausto —cuyo guion, fotografía, edición, sonido también corren a cargo de Burssmann— no tengan el empuje para llevar alguno de los pensamientos expuestos hasta sus últimas consecuencias y el discurso se pierda en la indefinición de un viaje que invita y sugiere, pero nada más.

Veredicto

Se reconoce la reflexión que en este caso sirve además como un vehículo para explorar un poco más allá de los convencionalismos cinematográficos, pero el que la parsimonia termine por sofocar el ritmo, aunado a que los planeamientos se quedan en la sugerencia excesiva, le convierten sólo en un interesante y disfrutable ejercicio fílmico.

Por Jesús Chavarría

Puede interesarte también: Pájaros de verano, una película necesaria y dolorosa