Kong: Skull Island













Hay una anécdota del set de Kong: Skull Island que va más o menos así: al encontrarse con el problema de imaginar al mono gigante que la audiencia vería parado frente a él. Samuel L. Jackson se hizo tres preguntas. “¿Qué tan grande es?, ¿qué tan rápido se mueve?, ¿cómo va a comportarse?”

Lo que hace y qué tan rápido es no es ningún misterio para las personas que ya han visto a la bestia en pantalla. Lucha con criaturas de tamaño similar, tiene una extraña relación con el hombre (casi siempre por culpa del ser humano) y es mucho más rápido que cualquiera de nuestra especie (así que es mejor no quedarse atrás si está persiguiéndote). ¿Y el tamaño? Ahí es donde la cosa cambia.

vía Cine UK

Esta es la segunda película en el MonsterVerse de Legendary Entertainment, siguiendo a Godzilla de Gareth Edwards— y el plan es hacer que eventualmente las dos criaturas se agarren a golpes. Ocho metros de simio (tamaño tomado de la versión de Peter Jackson) no le van a durar nada a la lagartija radioactiva japonesa de más de 106 metros altura, sin importar qué tanto se enoje. Como resultado, con 36 metros, el cual sigue siendo mucho menor que Godzilla, es el Kong más grande que se ha visto en pantalla grande.

Además, es lo mejor que tiene esta película con atinos y desatinos. Su pelaje y músculos se mueven de manera natural, se sienten tangibles – como si en verdad estuviera tirando helicópteros como moscas o tomándose un momento para admirar las luces del cielo. Su personalidad también tiene mucho más profundidad que la de la mayoría de los humanos.

Cerca de Kong están el resto de las criaturas. Arañas, insectos palo, y calamares (todos de la variedad gigante) viven en la misma isla y están listos para aterrorizar a los nuevos visitantes. Pero los más temibles de todos son los Skullcrawlers – lagartos gigantes bípedos que mataron a la familia de Kong y si tuvieran la oportunidad aniquilarían a toda la población humana de la isla. Sus cabezas esqueléticas podrían parecerse al primer intento de los Maitlands para dar miedo en Beetlejuice, pero se vuelven terribles una vez que olvidas esto. Y cuando todas estas bestias luchan entre ella, es ahí cuando la película en verdad brilla.

vía Cine UK

Pero tenemos que hablar sobre los humanos. Un número considerable se dirige a Skull Island, la mayoría de los soldados anónimos muriendo en el primer enfrentamiento con Kong – no le hizo nada de gracia que fueran a su casa a tirar cargas sísmicas (bombas, básicamente). De los que sobreviven muy pocos son memorables. Los principales están amontonados con características avisadas con diálogos obvios – a la fotógrafa Mason Weaver (Brie Larson) le preguntan a los pocos minutos de que aparezca por primera vez “¿Por qué aceptas el trabajo documentando una isla cuando puedes ser seleccionada para la portada de la revista Time?” es casi tan sutil como el sonido de las pisadas de un mono gigante. 

Quizá es coincidencia, pero hay dos actores que dejan marca en la cinta. John C. Reilly, el soldado de la segunda guerra mundial que se queda atrapado en la isla: le añade una muy necesitada ligereza, aunque parece estar en una película diferente. Y Samuel L. Jackson – con ojos saltones e intensidad estilo Ezequiel 25:17 como el vengativo Teniente Coronel Preston Packard – mantiene la energía por los cielos mientras los monstruos no están.

Dos películas entradas en el MonsterVerse y es un inicio mezclado – tanto Godzilla como Kong: Skull Island equivocándose con los personajes humanos pero atinándole a los Kaiju. Creemos que existe el potencial, solo falta desarrollarlo. De las dos, Kong es la más entretenida, así que vamos en la dirección correcta. La siguiente: Godzilla: King Of Monsters en 2019 con esta lección aprendida es posible que esa sea la ganadora.