La belleza de las escenas post-créditos en las películas de Marvel

Por: Eduardo Navarrete.

¿Qué tiene que pasar para que el público honre a los creadores de una producción y se quede a ver los créditos de una película? Hay varias ideas: por ejemplo, puede haber una extensión del arte de la misma, que haga juego con la lista de nombres mientras hacen scroll up. También está la opción de recurrir a la presentación de los protagonistas de la cinta o a los celebrados y extrañados bloopers. O, desde luego, están las escenas extra a modo de recompensa para todos aquellos que decidieron cultivar la paciencia: las escenas post-créditos que Marvel ha hecho tan populares.

No entiendo por qué nos seduce tanto la idea de los mensajes escondidos, pero los easter eggs y las escenas poscréditos ocupan un lugar privilegiado en la vitrina de todo buen cinéfilo. Aparte de ver puestos (y muchas veces nombres) divertidos, como el gafier o el key grip, la idea de guardar una breve escena a modo de epílogo, incluso sin que tenga relación con la película que fuiste a ver, ha sido cada vez más común, como es el caso de las franquicias de Marvel, para las que ya es costumbre lanzar una interesante probada de algo por venir.

Pero este recurso no es nuevo. En las cintas clásicas de James Bond, por ejemplo, te tenías que quedar al final si querías saber el nombre de la siguiente cinta de la saga. Hay muy buenas piezas de escenas poscréditos, como la de Ferris Bueller’s Day Off; Lethal Weapon 3; Iron Man, en la que Tony Stark se encuentra con Nick Fury (Samuel L. Jackson), quien le ofrece chamba; The Avengers, en donde pagarías lo que fuera por uno de esos shawarmas, y desde luego, Spiderman: Homecoming. Y si por alguna razón no eres lo suficientemente geek para invertir tus minutos, echa ojo de las que podrían ser las tres mejor logradas: Deadpool, The Avengers y Kingsman: The Secret Service.

Pero como en todo proceso que merezca apreciación, el balance es un ingrediente indiscutible. En Guardians of the Galaxy Vol. 2 viste cinco escenas poscréditos, lo que dividió la opinión. Pero en realidad es muy fácil: a quien no le gusta la idea, se para y se va. Se perderá a Ayesha ideando su venganza y una cápsula que presuntamente guarda a Adam Warlock, uno de los personajes pinaculares del universo Marvel, pues encarna el refinamiento evolutivo de la especie humana. Quien omita estos créditos dejará de ver a Groot adolescente, a Stakar (Sylvester Stallone) con la alineación original de los Guardianes y a Stan Lee en el espacio (hay una teoría que dice que la mente maestra de Marvel interpreta al mismo personaje en todos sus cameos, sin importare el filme).

En fin, las escenas al final de la película también te recuerdan a qué vas al cine: a ser sorprendido. Sea con una historia bien contada, con un remate que arranque una carcajada o con el interés por ver a dónde apunta dicho corte. Si tuviera que elegir entre el hecho de que todas las producciones incluyeran escenas poscréditos o ninguna, en definitiva elegiría la primera opción.

A veces la cinta, como la vida, se sazona y cobra otra dimensión.