Mujeres pioneras del cine mexicano: cine mudo y directoras que soñaron

Tener éxito no es sinónimo ni garantía de cambiar al mundo. A veces, para poner de cabeza al planeta, basta algo tan cursi como cumplir un sueño; o no un sueño: una necesidad. Al caso, la necesidad de crear, de narrar. De filmar, como hicieron estas mujeres pioneras del cine mexicano.

Por Verónica Sánchez Marín

“No esperemos a que las instituciones nos salven: hagámonos capaces de concebir instituciones mejores”.
José Luis Martínez

 

Pocas mujeres desarrollaron una carrera continuada como directoras, guionistas o productoras durante la época del cine mudo en México, desde sus inicios a finales del siglo XIX y durante principios del XX. Cándida Beltrán Rendón, Adela Sequeyro, Mimí Derba, Adriana y Dolores Elhers, fueron las excepciones. Sus nombres son desconocidos para muchos cinéfilos, pero son figuras cuyas aportaciones al séptimo arte a comienzos del siglo XX son considerados vanguardistas. Una misma necesidad: no callar.

Estas mujeres pioneras del cine mexicano tomaron roles que rompieron con el prototipo de mujer conservadora de la época. Fueron cineastas visionarias que le dieron materialidad a sus sueños. Cada una a su manera, desde su trinchera, introdujo su punto de vista al lenguaje cinematográfico y enriquecieron el estudio de las aportaciones artísticas de las mujeres en la historia fílmica de México. Estas creadoras movidas por la gana de contar sus particulares narrativas, aprendieron a trabajar por su propia cuenta.

De ese modo se pusieron los primeros cimientos del cine independiente, ahí Beltrán Rendón, así como la internacionalización de la industria mexicana, con Derba. Las hermanas Ehlers fundaron su propia productora. Juntas, trajeron a México los conocimientos aprendidos en escuelas de cine en el extranjero y en la práctica. Se trata, en cada caso, de mujeres productoras, guionistas y directoras que lograron avanzar gracias a su tenacidad.

Cándida Beltrán Rendón

Una noche de 1914 Cándida Beltrán Rendón (Mérida, 1898-Ciudad de México, 1984), directora de cine, actriz, guionista y compositora, soñó que filmaba una película. Tenía 16 años. Se levantó y escribió la historia que bautizó como El secreto de la abuela. Con el anhelo de independizarse y dejar atrás el estricto hogar regido por un padre militar, abandona su estado natal y viaja a Ciudad de México. Pasaron 14 años para que rodara su ópera prima.

Sin experiencia previa en el teatro y el cine, Beltrán Rendón echó mano de su talento y su intuición, y con base en la prueba y error logró arrancó su proyecto en 1927, con la asesoría del aquel entonces incipiente director de cine y fotógrafo Jorge Stahl, y los consejos de algunos miembros de la compañía teatral española Gregorio Martínez Sierra, como el dramaturgo Martínez Sierra (1881-1947), que le dio tips para que adaptara la historia a la pantalla grande, según explica la página de investigación de cine mudo, Women Film Pioneers Project.

Vía Women Film Pioneers Project.

En un hecho insólito para la época, Beltrán Rendón aplicó el Do It Yourself, a la punk pero con su cariz de principios del siglo XX, y no sólo se desempeñó como directora, también protagonizó su propia película, se encargó del guión, fue la escenógrafa y productora del filme mudo de ficción con 75 minutos de duración. Uno de los consejos que le habían dado era que en el cine nunca debía invertirse el propio dinero, pero Cándida Beltrán no tenía tiempo para esperar otra década y filmar la historia a la que se había aferrado. Con los recursos que ella tenía financió su proyecto, sentando de este modo las bases del cine independiente.
El proyecto concluyó su filmación en 1928, y contra lo malos pronósticos, dada la época conservadora en la que era poco común ver a mujeres en el oficio de dirección, y las salas de cine, como en la actualidad, exhibían sobre todo cine estadounidense, la realizadora consiguió estrenar su cinta en septiembre de 1928 en el Cine Olimpia, primero en una proyección limitada, después en noviembre de ese mismo año, una exhibición pública y en cartelera en el Cine Regis, según se documenta en el libro Crónica del cine mudo mexicano (1989) de Gabriel Ramírez.

El secreto de la abuela se centraba en una joven huérfana pobre a la que llaman Chiquita, interpretada por la propia Cándida Beltrán, quien vive con su abuela ciega y que se gana el sustento vendiendo periódicos en la calle (ya desde entonces el melodrama de la pobreza se atisbaba como imperioso para la creadora). En las calles de Reforma de la Ciudad de México, Chiquita comienza una amistad con un hombre maduro y millonario, que conmovido por la bondad y vulnerabilidad de la muchacha, le ofrece adoptarla (sí: María la del Barrio tiene prosapia narrativa, después de todo).

Pero la historia daría un giro todavía más dramático cuando la abuela le confiesa un secreto a su nieta: el millonario que quiere protegerla es, en la vida real, su abuelo. Para contar con acciones el pasado que remonta al origen familiar de Chiquita y posterior separación, Beltrán utilizó por primera vez en el cine nacional un recurso narrativo que hasta ese momento no se había visto en las películas mexicanas de la época del cine mudo, pero que se volvería caro a las historias de pantalla –chica o grande– en el país.

Mimí Derba

Actriz, directora, guionista y productora originaria de Ciudad de México, Mimí soñó que conducía una industria a su amanecer. Fundó la primera productora nacional, en sociedad con el camarógrafo Enrique Rosas: La Sociedad Cinematográfica Mexicana, Rosas, Derba y Cía; antecedente de la Azteca Films. Sin experiencia previa, Mimí Derba (1893-1953) se adentró al mundo del negocio de la industria fílmica mexicana.

En su primer año, la productora estrena cinco largometrajes: Entre la vida y la muerte, Alma de sacrificio, La Tigresa, La soñadora, En la sombra, y consigue posicionar a México como una industria competitiva con películas de calidad. Mimí es una de las grandes mujeres pioneras del cine mexicano, pues es considerada como la primera mujer directora del cine mudo. Su ópera prima, La Tigresa (1917), fue un drama que se centra en una mujer que por tener una aventura, juega con un obrero. Más adelante conoce a un joven aristócrata con el que se casa. El obrero enloquece y es enviado a un manicomio que es visitado por la pareja y al verla, el hombre se abalanza para ahorcarla.


Adriana y Dolores Ehlers  

Las hermanas Elhers, originarias del puerto de Veracruz, cineastas y técnicas de la imagen, soñaron con el celuloide y, por arte de oficio, fueron mujeres pioneras del cine mexicano en todas sus áreas. Filmaron documentales, trabajaron en laboratorios de procesamiento de películas, vendieron aparatos de proyección y estuvieron encargadas de la primera oficina de censura mexicana —no necesariamente su momento más loable—. Fueron descubiertas por el presidente Venustiano Carranza durante una de las giras del mandatario, quien se vuelve mecenas de las jóvenes y las beca para estudiar fotografía en los Estudios Champlain de Boston.

Las hermanas crearon un noticiero semanal que se proyectaba en los cines: Revista Elhers, un resumen de los acontecimientos mundiales en corto, como los episodios mínimos que hoy asaltan en la televisión entre programas de entretenimiento.

Vía Women Film Pioneers Project.

Como mujeres pioneras del cine mexicano, enfrentaron críticas y rechazo en un ambiente exclusivamente masuclino, en parte porque vestían pantalones y eran autosuficientes. Estos también fueron años políticamente difíciles para el país y cualquiera recibía el azote del machismo y el conservadurismo inherente, incluso entre revolucionarios. Después del asesinato del presidente Venustiano Carranza, su protector, y con el ascenso de Álvaro Obregón a la presidencia de la República en 1920, Adriana Elhers (1903-1972)  y Dolores Elhers (1903-1983) fueron despedidas de sus cargos.

Adela Sequeyro

La actriz veracruzana y crítica de cine y taurina en la década de 1920, no sólo soñó: también trascendió a su época. Fue de las intérpretes que sobrevivió a la transición del cine mudo al sonoro. Precisamente en el cine, en su nuevo formato, Adela Sequeyro (1901-1992) fue una de las mujeres pioneras del cine mexicano que dio sus primeros pasos como directora, con aclamados dramas como La mujer de nadie (1937), una película que también protagonizó, escribió, produjo y editó.

La historia exploraba las desventuras de una joven que huye de los maltratos de su padrastro. La mujer llamada Ana María es rescatada durante una tormenta por un trío de bohemios que fungen como sus protectores. En adelante todos conviven como hermanos. Pero la semilla de la discordia se siembra cuando Ana y uno de los amigos comienzan a enamorarse.

Vía Women Film Pioneers Project.

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