Orange is the New Black: lo más destacado de la sexta temporada

Ha pasado un tiempo considerable para poder hablar sin reservas de la temporada seis de la serie que ha cosechado nominaciones al Golden Globe y ha ganado Emmy’s, SAG’s y otra decena de premios.

Orange Is The New Black fue una de las primeras series originales de la plataforma Netflix y uno de sus primeros trancazos. Aunque su fandom se mantiene, su popularidad y con ello el impacto social ha disminuido.

Por: Paulina Nava.

La quinta temporada expuso las vivencias de las chicas en un motín, la sexta muestra las consecuencias de ello, gran parte de las reas son trasladadas a Máxima Seguridad de Litchfield, donde vivirán nuevas situaciones, experiencias y conocerán a nuevas reclusas. Con respecto al grupo conformado por Frieda, Red, Gloria, Nicky, Taystee, Cindy, Suzanne, Alex, Blanca y Piper a quienes vemos tomadas de la mano conservando su “dignidad” en la escena final de la quinta temporada antes de que el grupo SWAT ingrese a la piscina oculta donde se replegaron, deben sobrellevar las consecuencias del levantamiento, algunas salen mejor libradas que otras, y es lo que lleva a nuevos niveles a estos personajes.

La huella por la que se conoce la serie sigue intacta, ello es el humor negro en situaciones y diálogos; también hay menos brutalidad que en las temporadas anteriores y eso es porque se lidia con aspectos internos, animo individuales, y una situación de vulnerabilidad pues los grupos, las amistades y las familias han sido separadas y rotas, ahora deben aprender a no involucrarse en el nuevo orden existente, les afecta que hay menos lugar para moverse físicamente y eso hace que sean presas fáciles de las subtramas que se desarrollan en Litchfield Max.

 

Barb y Carol Denning:

El drama por el que se vive en los bloques C y D.  Carol y Barb son hermanas, llevan desde su juventud en prisión y son un par psicópatas. Al inicio las conocemos por Frieda mediante flashbacks, donde se le ve joven y soportando las constantes peleas de ambas. Durante un juego de Kickball (por eso es importe la afinidad conforme se avanza en la historia) una traición por parte de la joven Frieda (Ashley Bacon) – personaje que se hace cada vez más interesante y aún falta saber por qué está ahí – hace que persigan un motivo y pacten que la venganza hacía ella sería lo único que las reuniría para trabajar en conjunto mientras sostienen una guerra declarada entre sus bloques siendo ellas las lideres. En un giro inesperado, el episodio 10 muestra cómo mataron a su hermana menor, Debbie, motivo por el que se encuentran prisioneras; según se aprecia en los diálogos, fue un caso que tuvo mucha cobertura.  

Carol (Henry Russell) y Barb (Mackenzie Phillips) adultas inspiran miedo, pero son sus jóvenes versiones las que son interpretadas, respectivamente, por Ashley Jordyn y Lauren Kelston quienes han captado la atención en los medios y las redes sociales. Aunque se ve poco de ellas, la delicia y vitalidad con la que las jóvenes actrices interpretan a las psychos han encantado a los espectadores y hasta se pide un Spin Off de Carol y Barb o Carol/Barb/ Frieda.

 

Taystee:

Quizás Taystee  sea el punto más dramático en esta temporada, ha sido señalada como el chivo expiatorio del motín, es traicionada, golpeada, ultrajada, en ella se representa la organización “Black Lives Matter” y su conclusión en esta temporada no pinta nada bien.

Las personas más cercanas a ella se ven afectadas por su situación como es el caso de Cindy Hayes (Adrienne C. Moore) quien acarrea un choque de sentimientos (remordimiento) o Joe Caputo (Nick Sandow), quien arriesga todo para ayudar a Taystee porque lo merece, y también para redimirse de ser consecuente del sistema con el cual estuvo por mucho tiempo en conflicto interno y con el que lidió burocráticamente.

Danielle Brooks interpreta a Taystee el cual es uno de los papeles más carismáticos, consientes y portador de valores que no se ve mucho en Orange Is The New Black. Danielle pasó de la primera temporada, donde figuraba como secundaria, a volverse la presencia de la representación de la injusticia del sistema estadounidense con respecto a los afroamericanos. Brooks debería de estar en las papeletas del siguiente periodo de premios por el trabajo que ha venido haciendo pero ha sido descartada continuamente, ojalá no se repita la historia.  

 

Piper:

Piper ha cerrado un capítulo de su vida, el que la acompañará de ahora en adelante y difundirá ha diestra y siniestra: Ha cumplido su condena. Es libre. Comienza el proceso de reinserción a la sociedad.

La primera temporada apuntaba que estaría solo un año en prisión. Era cuestión de tiempo que sucediera. El último capítulo de la sexta deja en entredicho que quizás el final podría ser pronto, y en este mes, Laura Prepon (Alex) confesó que el final se acerca: “El final del juego está allí. A partir de ahora, la séptima temporada es nuestra última temporada. Por lo tanto, el final del juego es claro”.

Y eso es: escribir un libro.

Piper Kerman es la persona real que pasó un año en la cárcel. Al ver y vivir tanto, decidió escribir sus memorias el cual tituló Orange is the New Black: My Year in a Women´s Prison (se recomienda leerlo porque si tiene interés en la serie, se dará cuenta que muchos escenarios han sido alterados para fines más dramáticos o románticos como Alex Vause, por mencionar un ejemplo). Desde ese instante comenzó su activismo como una de las voces de las injusticias dentro del sistema penitenciario. Seguro hacía allá va la serie: el proceso de creación de su libro, la iniciación a su activismo, e ilusiona que incluso se embrolle en el caso de Taystee.

Pero ¿y la vida real?

No hablando específicamente de Piper, ella ha cumplido en trasmitir empatía. La pregunta es ¿si esta clase de programas ayudan para impulsar un cambio social e institucional en el país de donde proviene y en los países en los que se ve? Abundan los comentarios del show en redes sociales, Orange is the New Black es un icono de la comunidad LGTB, en Halloween las personas se disfrazan de presidarias pero ¿hay marchas por los derechos de esos humanos? ¿se hacen llamadas a sus legisladores locales? ¿se dona libros? ¿toallas sanitarias? ¿se compran productos que son hechos por los presos y se asegura que obtengan un pago justo para sus necesidades? ¿se apoyan en los meses más críticos con trabajo y alojamiento para que no tomen el camino de volver a delinquir? ¿quién puede decir que ha ayudado de forma voluntaria a hombres y mujeres para readaptarlos a la sociedad? ¿importan?

El programa es de Estados Unidos, pero hay cárceles en todos lados, y las latinoamericanas son el infierno según informes. Además, todos sabemos que el sistema no es justo ni funcional (en Netflix se puede ver La Cuarta Compañía, un largometraje mexicano que habla sobre una prisión en los años setenta).

 

Blanca:

Si regresamos a la temporada cuatro, Blanca (Laura Gómez) fue una de las primeras circunstancias y avisos con respecto al abuso de autoridad por parte de los guardias que desencadenó el motín. Tras un castigo que duró tres días que consistía en mantenerse de pie sobre una mesa del comedor; ante otra injusticia del guardia Piscatella, Blanca protestó de la misma manera y en dicha ocasión gran parte de las reclusas se unieron.

Blanca comenzó a atraer miradas hace dos temporadas y para la sexta se convirtió en uno de los personajes principales; su solidaridad, respeto, su personalidad retraída y hosca llamó la atención y creció.

Y como Orange is the New Black se mueve conforme a los tiempos aunque no haya una fecha especifica en la narrativa, los guionistas no se conformaron con un latina más, la volvieron querida y optaron por mostrar las políticas migratorias de Donald Trump en una escena que rompe el corazón.

 

Orange is the New Black recupera el camino y la vibra que encantó desde el inicio pero ya se siente necesario que termine; cuando lo haga hay que estar preparados porque si bien existen los finales felices, una cosa que se ha aprendido es que nada bueno dura aquí.