Rick y Morty: las infinitas paradojas intergeneracionales

«Nobody exists on purpose. Nobody belongs anywhere. Everybody’s gonna die.

Come watch TV?”

Morty, «Rixty Minutes»

Por: Joel Gustavo.

En una realidad de infinitas posibilidades multiplicada por un número infinito de universos posibles, ¿Las brechas generacionales mantienen alguna importancia como fuente de conflictos familiares? Simplificando el humor paradójico y desmesurado que estrella en pantalla la serie Rick y Morty, mi respuesta es SI. Al hacer esta afirmación me pregunto qué tanto se debe a la compulsión que por dos días me agitó hasta vaciar la frescura de tres temporadas que componen la serie. Lo poco que tengo por cierto luego de la intoxicante experiencia son algunas reflexiones sobre una hipotética ruptura del tiempo histórico y su referentes espaciales -una constante en la trama de aventuras en esta serie animada- en el marco de relaciones familiares donde convergen posturas encontradas sobre la justicia intergeneracional, es decir relaciones entre generaciones socioeconómicas diferentes viviendo en mismo un mismo tiempo histórico. Y si, esta mezcla de ficción y realidad seguro tendrá diversos formará casi infinitas posturas en el espectador.

Aún con lo anterior, puedo presumir una certeza personal: ver Rick y Morty en mi acariciada pantalla plana HD me forzó a reír hasta en sueños. Pero antes de llamar al a dejarse atrapar por las garras de esta comedia animada de ciencia ficción es necesario hablar un poco de su pulida formula de ironía raspante y humor corrosivo producto de choques intergeneracionales entre los miembros de la familia Smith-Sanchez.

CyFy+ChzTe-Lim= Rick y Morty

Para mí, un eslabón perdido entre los límites de la Generación X (la generación retro chavoruca fresa-naca llamada Xennial) y los “Millenials” (la generación conectada globalmente a todo y nada) miro divertido los sesgos ideológicos generacionales de los que discuten largo sociólogos y psicólogos sociales, no obstante, me hace cuchi-cuchi el empeño de los profesionales del marketing ocupados hasta el amanecer perfilando nuevas “tribus urbanas”, “microgeneraciones”, “Xennials” y generaciones de la A la Z.

Si los grupos generacionales son una realidad, podemos comprenderlos como construcciones sociales palpables por medio de referentes culturales e ideológicos, pero principalmente -para usos y abusos de la mercadotecnia- referentes identitarios como son movimientos sociales, la moda, el arte entre otros.

 

Para ilustrar lo anterior, me planteo un ejercicio de discriminación entre las personas que conozco son capaces de formular y entender en una charla cualquiera un chiste nacido en algún capítulo de Los Simpson y aquellas que no, entre ellos mismos puedo agrupar fácilmente a quienes usan el verbo intensear y quienes nunca lo expresaran en ninguno de sus vagos significados. Por otro lado, algunos conocidos míos hablan de sugar daddys mientras mis venerables mayores frente a la misma cuestión hablan de viejos rabo verde para referirse a una pareja formada por una persona madura y una joven.

Hasta aquí el vago ejercicio acerca de referentes generacionales y jerga de moda, pero ¿Qué hay de la ideología y valores generacionales? Abandonemos aquí esta dilación contextual y vayamos a explorar el paradójico y divertido subtexto presente en los mordaces diálogos encajados en voz de Rick y Morty (Justin Roiland da voz y vida a ambos personajes).

De manera tosca identifico los arquetipos generacionales de la familia Smith-Sanchez en este orden cronológico:

Rick Sanchez (primero los mayores, faltaba más) es una caricatura del clasico mad doctor, un escuálido anciano apoteosis del científico engreído, racionalista y fanfarrón descuidado en su aspecto físico, un hombre de ciencia y acción al estilo Indiana Jones. Una mezcla de progreso modernista y hard power, por tanto, una voz generacional de los “baby boomers” norteamericanos industriosos y predicadores del Estado de bienestar, valores sobre los que se cimentaron los Estados nación de la posguerra. Por esta razón, Rick no sufre el menor remordimiento por explotar en nombre la ciencia especies animales y vegetales o civilizaciones enteras, es decir una moral marcada en sus razonamientos y convicciones personales que hacen de este anciano alcohólico un caso extremo de genio científico de ética casi colonialista.

Por otra parte, el disfuncional matrimonio entre Beth Sanchez y Jerry Smith apiñan ridiculamente la peor realidad de la Generación X, estigmatizada por los productos culturales que la definen como una generación deprimida y enojada que no tienen nada que decir de nada y de nadie. Probablemente este estigma es exagerado, sin embargo, Beth y Jerry representan en los márgenes de su disfuncional matrimonio una cruda realidad: económicamente esta generación fue la primera en desarrollarse bajo estándares de vida inferiores a la de sus padres, cosa reñidamente conocida por mi generación Xennial, por formarse bajo el rigor de crisis económicas y un agujero sin fondo en los bolsillos de la clase trabajadora mexicana.

En pocas palabras Beth y Jerry son adolescentes criando adolescentes. Si esta vergüenza generacional resulta familiar al lector, recomiendo que escriba sus impresiones al respecto en una libreta y las ordene animadamente hasta publicar un libro de superación personal, seguramente será un hit de ventas, pues la Generation X además de ser afecta esta literatura del autoconsuelo, se nutre de narraciones y narrativas de almas atormentadas que chocan su espíritu emprendedor en la copa de la autoindulgencia y autocompasión.

¡Y lo mejor para el final!

La mistificada y vilipendiada generación Millennial aterriza en la figura torpe y chillona de Morty Smith, un adolescente común por su obsesiva fascinación por el sexo opuesto, pero en muchos sentidos “especial” por su estupidez clínicamente diagnosticada objeto de consideraciones, mimos, licencias, afección al dentífrico saborizado, comida vegana, papel higiénico biodegradable útil para construir casas ecológicas, en resumen un ser polimorfo que concentra los indispensables atributos para ser cool en estos días. Por otra parte, Morty expresa las principales descensiones intergeneracionales sobre las utopías actuales: multiculturalidad, individualismo recalcitrante, tolerancia a las nuevas sexualidades, derechos animales etcétera. Si el patetismo de Morty resulta familiar al espectador es porque aglutina los puntos de vista políticamente correctos de una generación interesada globalmente con todo, pero comprometido con nada. Por otra parte, Summer Smith, traza la otra cara bitcoin millennial: una superficialidad juvenil cercana a la primera etapa de la edad adulta donde las aspiraciones alcanzan su cenit para descender poco a poco el duro piso de la realidad social.

A veces la ciencia es más arte que ciencia.

Desde una perspectiva narrativa, Rick y Morty descubren sin pudor su entramado interior en numerosos homenajes a películas de acción y ciencia ficción como: Forbiden Planet, West World, Logan´s Run, Total Recall, Zardoz, Iron Man, Star Wars, Avatar entre otras. En contraste, sus creadores Justin Roiland y Dan Harmon, parodian cruelmente series de animación como Bob Esponja, Padrinos Mágicos, Invasor Zim, Los Simpson, Futurama por solo mencionar algunas.

Como mencione al principio, luego de reflexionar vagamente sobre los temas animados en Rick y Morty, al menos tengo una certeza: gracias a la psicología social y la mercadotecnia me comprendo como parte de una generación que identifica muchos de sus estereotipos en Bart Simpson y su desaliñada actitud punk rock, situación que me forzó a preguntarme de paso si alguno de los personajes de la familia Smith-Sanchez o Sanchez-Smith genera empatía a los adolescentes de hoy. Para no perderme en ese camino de chavoruquez confieso que Rick y Morty representó para mis acariciados ratos de ocio una grata sorpresa, ya que en cierto sentido las series animadas son una inagotable fuente de entretenimiento y un fértil campo para sembrar preguntas sobre formas y estilos de vida.

En resumen, la serie articula eficientemente narrativas alrededor de viajes interdimencionales, nanotecnología, inteligencia artificial, colonización extraterrestre, imperios galácticos, robótica, clonación, cibernética, aeronáutica, microbiología, desplazamiento espaciotemporal, realidad virtual, es decir acumula y desarrolla los temas principales de la ciencia ficción con mordaz humor pop.

Recomiendo acompañar esta cancerígena golosina animada con abundante de pizza y cerveza rica en grasa, porque las botanas de brócoli horneado y la cerveza light ¡Apestan!