Serenity (Obsesión), un thriller con un giro de tuerca poco creíble

Steven Knight regresa con Serenity (Obsesión), una película que si bien te hará pasar el tiempo, no alcanzó a llenar las expectativas generadas por el trabajo previo del director.

Director: Steven Knight

Actúan: Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Diane Lane

Duración: 121 minutos

★ ★ ☆ ☆ ☆

 

Sinopsis

Cuando el misterioso pasado llega nuevamente para acosar a un capitán de barco de pesca, su ex esposa lo busca con una desesperada súplica de ayuda, envolviendo su vida en una nueva realidad que puede cambiar todo y dejando saber que nada es lo que parece.

https://youtu.be/SbrOMrjhyvI

Steven Knight demostró ser un director y guionista competente y con ingenio tras su drama minimalista Locke (2013), una historia que se desarrollaba en un único espacio y con un sólo actor en escena (Tom Hardy) que, a través de conversaciones telefónicas, transmitía tensión y suspenso, comunicando al espectador las claves de la angustia por medio de narrativa pura.

Tras aquel ejercicio de estilo de bajo presupuesto, se esperaba que su regreso al ruedo, con amplio presupuesto, fuera la confirmación de su sello. Mas su vuelta ha sido en modo automático/hueco/pagafacturas.

Serenity plantea el dilema moral que debe enfrentar un hombre: convertirse en asesino por una buena causa —y una alta suma de dinero— y, de paso, liberar a su antigua mujer y a su hijo de la trágica vida que llevan.

El escenario es una playa de Plymouth, a la que llega de sorpresa Karen (Anne Hathaway), exesposa de Baker Dill (Matthew McConaughey), veterano de guerra venido a capitán de barco que se gana la vida dando tours a turistas desde su navío Serenity.

Karen le tiene una petición: que mate a su nuevo marido por 10 millones de dólares, y si no por el bien de ella, por el bienestar del hijo de ambos. Dado que Dill tiene deudas, es pobre y se siente culpable por abandonar a su primogénito, el conflicto consiste en aceptar o no la oferta por el crimen.

Lo que parece mutar en disyuntiva moral, pronto se diluye y la acción se sustituye por largos soliloquios de Baker, interminables diálogos acartonados entre los personajes de McConaughey y Hathaway, secuencias de sexo incómodas, a las que hay que agregar una cuota de minutos fuera de lugar que representan un viaje astral de Dill en busca de explicar su situación (¿?), e incluso comunicación telepática con su hijo (¡¿?!).

El filme explora temas como la violencia doméstica, el abandono de la paternidad, las consecuencias civiles de la guerra, pero se viene abajo a causa de una narrativa que privilegia el desconcierto por pretensión hasta volverlo gratuito, con resoluciones explicadas —no narradas— por los personajes. Tras los primeros 40 minutos, el espectador se preocupará de que lo único que se ahogue aquí sea su paciencia.

Veredicto

Probablemente convencido de su propio genio, a Knight le dio el mal de M. Night Shyamalan: one hit wonder y un guion pretencioso. ¿El resultado? Un thriller con un giro de tuerca poco creíble. El único misterio que queda por resolver es: ¿en qué estaban pensando McConaughey y Hathaway cuando aceptaron esta película?

Por Verónica Sánchez Marín

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