‘Spider-Man: Homecoming’ trae al Spidey que todos estábamos esperando














A finales de 1980, Marvel comenzó a distribuir una serie de cómics titulados Damage Control, en donde se hablaba de los pobres diablos mal pagados que se encargaban de limpiar el desastre que dejaban los superhéroes después de una batalla. Y esta serie es relevante para Spider-Man:Homecoming por dos razones. Para empezar, inspiró al villano de esta película, el Buitre (Michael Keaton), quien empieza como un ser humano común y corriente que tuvo que limpiar el relajo al final de Avengers Assemble.

En segundo lugar, y el punto más crucial, parece haber establecido la vibra de esta primer película de Spider-Man en la que Marvel tiene injerencia creativa. Este Peter Parker está perpetuamente en la cima de algo todavía más emocionante—es menos un muchacho noble que encuentra a su héroe interior y más un adolescente desesperado por entrar a la fiesta que hay en la esquina. Y, deshaciéndose de la angustia y las conspiraciones lodosas de las últimas películas, Homecoming es fácilmente la mejor película de Spider-Man desde Spider-Man 2 de Sam Raimi.

En gran parte esto se debe a que tiene al mejor protagonista de Spider-Man hasta el momento. Ágil y pequeño (pero extrañamente ponchado cada que se quita la camisa), el Peter de Tom Holland simpatiza desde la primera escena, en donde está grabando un video en el aeropuerto de la pelea de Captain America: Civil War. Apenas logra controlar sus poderes y los maneja de manera bastante boba. En una escena en la que se presenta a una fiesta con la esperanza de ligar con la chica popular (Laura Harrier) se comporta como un superhéroe salido de Superbad: un giro refrescante que encaja bien dentro del la fórmula cómic más película. Además, está padre que una película así de grande no tenga miedo de frecuentemente mantener las cosas sencillas. 

El director, Jon Watts, viene de hacer una pequeña película: el thriller que fue publicado en 2015, Cop Car. Los toques de brillantez que demostró en ese film también se presentan aquí con una broma dedicada a Ferris Bueller’s Day Off e incluso cuenta con grandes secuencias de acción (siendo el highlight el rescate en el monumento de Washington) llenas de bromas filosas. Por otro lado, las actuaciones del elenco son dulces y sustanciosas. Y como en Cop Car pone a luchar a los niños contra los adultos corruptos que apoyan a Kevin Bacon, Watts creo la misma dinámica aquí, con Peter enfrentando al intimidante Adam Tomes, aka el Buitre. 

Este bastardo, completo con una chamarra de cuero con cuello de peluche que lo hace ver menos Buitre que en los cómics, está lejos de ser uno de los villanos más interesantes de  Marvel, pero se siente bien ver de vez en cuando a un malo que solo está interesado en robar unos cuantos millones y no tiene pensado acabar con una ciudad entera. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Keaton y haber sido descrito como un “sociopáta vestido como demonio”, el pájaro humano es solo ligeramente convincente y la pelea final que tiene con Peter termina sintiéndose floja de cierta forma. Pero el Buitre provee a la película de ciertos recortes de ciencia ficción: Toomes adaptó la tecnología del alíen de Chitauri dando como resultado una variedad de armas asombrosas. Afortunadamente, Peter tiene su propia dosis de teconología, cortesía de Tony Stark, quien la hace de su mentor. 

Se le han inyectado muchos personajes del MCU a las historias de Spider-Man, pero ellos sellaron herméticamente el mundo. Los creadores de Spider-Man: Homecoming tenían una cuerda bastante floja por la cual caminar: películas previas y una nueva película de Avengers en camino, pero sobre todo crear un reboot de Spidey que realmente fuera interesante. Y su equilibrio se basa en que usan las caras conocidas únicamente como las chispas que van arriba de un delicioso helado. Robert Downey Jr. literalmente se la pasa hablando por teléfono pero lo hace de la mejor manera posible. Y hay un cameo recurrente de un superhéroe que se vuelve progresivamente gracioso conforme la película va avanzando. Peter Parker por su parte muestra su lado geek cada vez que se le presenta la oportunidad, como lo hace en los cómics originales. 

VEREDICTO

Los personajes y los escenarios son familiares, pero este es un rime más suelto y divertido que hace que todo se sienta fresco otra vez. El plus es que las lecciones de vida de la Tía May se reducen a muy pocas escenas.