The Sandman: ¿Cuál es el límite de los sueños?

Ante el anuncio de que finalmente el clásico de Neil Gaiman, The Sandman, tendrá será adaptado a TV, nuestro colaborador se dio a la tarea de revisar la historia del personaje.

Por Luis Daniel de León

Enter The Sandman

De intentar resumir en una sola palabra cuál es el tema que se encuentra impregnado en las páginas de The Sandman, la serie de cómics de Neil Gaiman, podríamos decir que se trata de cambio. Todos los tomos del cómic giran alrededor de la naturaleza de los cambios. Incluso cuando el objeto de estudio se trata de un ser tan viejo como el tiempo.

A treinta años de la creación de The Sandman, los cambios dentro de la industria del entretenimiento continúan marcando y enfatizando su importante legado. El sello editorial Vertigo, que décadas atrás fue la casa que impulsó a Neil Gaiman para crear su Magnun Opus, finalmente ha cerrado su ciclo y en el 2020 será renombrado como “Black Label”, parte de una nueva estrategia de marketing de DC Comics.

Un cambio abrupto y quizás amargo para lectores nostálgicos, ver desaparecer a uno de los sellos editoriales más emblemáticos de la industria del cómic. Mismo que le abrió sus puertas a un autor tan prolífico como Neil en sus inicios. Pero, por otro lado, Netflix ha anunciado sus planes de hacer una adaptación del afamado cómic. Y lo mejor, es que seguirá contando con la supervisión del autor en la producción ejecutiva.

Todo a nuestro alrededor cambia, lo que alguna vez fue familiar también puede terminar transformándose en algo nuevo. Pero quizás algunos se sigan preguntando: ¿qué esperar de esta futura serie? ¿Cuáles son las claves para entender el legado de The Sandman y siga siendo considerado como “uno de los mejores cómics de todos los tiempos”? Veámoslo a lo largo de su historia.

La invasión británica en los cómics

A finales de los ochenta, la industria de los cómics estaba pasando por cambios abruptos. Aun cuando seguían lidiando con las secuelas de la autocensura implementada por el Comics Code Autorithy décadas atrás, ya se empezaban a ver historias que cuestionaban los límites de lo establecido e intentaban alcanzar al máximo el potencial que poseía el formato, de esta forma de pensar, reside el éxito de autores como Alan Moore con Watchmen y Frank Miller con The Dark Knight Returns.

Ambos autores comenzaron sus carreras redefiniendo conceptos y personajes clásicos de la editorial DC Comics. En el caso de Moore, hizo su debut en los cómics norteamericanos replanteando por completo el origen del personaje de Lein Wein, Swamp Thing. Mientras Wein se inspiró en la estética clásica de las películas de serie B para la concepción de su criatura, Moore le dio un cuestionamiento existencialista al argumento central, pero sin que perdiera su tradicional atmósfera de cómic de terror.

Llega Karen Berger

Detrás de estas decisiones se encontraba la joven editora Karen Berger, que comenzó su carrera como asistente en antologías como House of Mistery y a pesar de no ser una “fan” del tema de los superhéroes, vio una oportunidad en el medio para hacer algo sin precedentes. Con la adquisición de Moore en la nómina, comenzó una búsqueda de talentos británicos que luego se convertirían en algunos de los autores más influyentes del cómic contemporáneo como Grant Morrison, Jamie Delano y por supuesto, Neil Gaiman.

El mayor legado de Berger se resumiría en la creación del sello Vertigo en el noventa y tres, enfocándose en atraer lectores maduros y englobar en una sola línea editorial a todas las creaciones de sus escritores estrellas provenientes del Reino Unido (Swamp Thing, Doom Patrol, Hellblazer y The Sandman). La estrategia era darles un espacio a estos autores sin que tuvieran que preocuparse de las restricciones de la censura y, además, la oportunidad única de conservar completo control creativo de sus historias.

¿Cómo inició The Sandman?

Mientras Alan Moore y Grant Morrison reinventaban personajes preexistentes y olvidados como Swamp Thing o Animal Man, una propuesta similar se le hizo a Neil Gaiman luego de haber debutado con la mini serie Black Orchid.

Después de una larga lista de personajes de DC que el mismo Neil señaló tener interés para trabajar en ellos, al final solo le concedieron permiso de usar el nombre del oscuro superhéroe llamado Sandman, creado por Gardner Fox y Bert Chistman en los cuarenta. Pero Karen Berger le puso una condición: tenía que hacer algo completamente original usando solo como base este material.

Así fue como inició uno de los cómics más emblemáticos de la década de los noventa, fue justo gracias a su originalidad y al aspecto onírico de su premisa lo que hizo a The Sandman distanciarse por completo del resto de cómics de superhéroes de la editorial. Había tanto peso tanto en las palabras, que se convirtió en una de las primeras historias gráficas en recibir el mismo tratamiento de un best-seller literario.

Fue la catapulta perfecta para una nueva demografía de lectores, aunque en el primer arco argumental de la serie todavía se hacen referencias a miembros de la Liga de la Justicia y otros elementos clásicos de la continuidad de DC Cómics, muy rápidamente Gaiman comenzó a distanciarse de estos conceptos para formar una identidad y mitología propia que serviría para atraer a personas que quizás jamás se hubieran imaginado leyendo un cómic.

¿Qué hacía tan atractiva su premisa?

Establecer “de qué trata” el cómic puede ser a veces una tarea compleja, muchas veces funcionaba como una antología de historias que tenían en común un mismo personaje o hilo conductor: Sueño (también conocido como Morfeo, el príncipe de las historias e incluso en el antiguo folclore, el Arenero), es la representación antropomórfica de los sueños y sus historias engloban todo aquello que se encuentra dentro o cerca de los límites de su reino.

Él es el único personaje que podemos identificar como protagónico y se trata de una entidad cósmica que comparte sus obligaciones con otros seres que también son la representación de un concepto del que depende y define a la propia especie humana, sus hermanos son Muerte, Destino, Destrucción, Deseo, Desespero y Delirio, todos conocidos como Los Eternos.

Sueño comúnmente es frío, indiferente y en ocasiones cruel con los mortales, pero su existencia esta intrínsecamente entrelazada a ellos. La mayoría de sus arcos se resumen en los encuentros que Sueño tiene a lo largo de su inmortalidad con estos seres que en un principio pareciera ver por debajo de él, a veces para bien o para mal.

La humanidad interconectada

Al principio se establece la atmósfera y elementos de un clásico relato gótico europeo. La primera historia gira alrededor de un viejo hechicero que logra mantener a Morfeo como su prisionero (casi por error, pues su plan original era el de invocar y esclavizar a su hermana, Muerte) y lo mantiene cautivo durante más de la mitad de un siglo, sin saber que su insolencia podría resultar peor que la muerte a la que intentaba evadir.

Luego de esto el autor comienza a enfocarse más en la naturaleza fantástica de Morfeo, creando conexiones con otras mitologías (siendo Lucifer, los reyes de las hadas Oberón y Titania, el panteón de dioses nórdicos, griegos y egipcios varios personajes claves o recurrentes) e incluso se juega con figuras históricas como Marco Polo, Cesar Augusto y William Shakespeare, reinterpretando a través de la ficción acciones o aspectos de su vida que los convirtieron en figuras tan emblemáticas.

Es un universo de fantasía donde la historia de la humanidad está interconectada a través del reino de los sueños. Como cualquier otro Dios o entidad sobrenatural, podemos ver a Morfeo haciendo tratos con mortales casi del tipo fáustico e incluso teniendo distintas manifestaciones en otras culturas (usando diferentes nombres y/o apariencias en África o en el Medio Oriente), en su pasado pareciera muchas veces estar motivado por el capricho, pero después de liberarse de su largo aprisionamiento vemos el inicio de un nuevo arco de autodescubrimiento para él.

¿Qué esperar de una adaptación?

Es difícil predecir cuál será el enfoque que tomarán con esta serie que se plantea adaptar un material que muchas veces se consideró “inadaptable”, al ser tan vasta las posibilidades que tiene un personaje como Morfeo. Quizás ni siquiera se necesite hacer una adaptación directa de las historias que ya conocimos en el papel.

Neil Gaiman confirmó recientemente en su twitter que la serie mantendrá una esencia episódica, posiblemente sea lo mejor al ser el cómic también una recolección casi antológica de historias. Pero nuevamente, el foco central siempre se basará en la naturaleza del cambio y como este también es capaz de llevarse a cabo en un ser inmortal y casi todopoderoso.

Las mejores partes del cómic casi siempre exploraban estos breves intercambios que tenía el rey de los sueños con el mundo de lo mundano y como sus experiencias en el terminaban moldeando su percepción de las cosas e incluso, abriéndole las puertas para descubrir más de sí mismo.

Puede que el protagonista sea un Eterno con todo el conocimiento del universo a su disposición, pero al mismo tiempo también era capaz de cometer errores, hacer berrinches y llegar a tener crisis existenciales. También comienza un arduo proceso de redención, pasando de ser indiferente a compasivo. Esto es lo que hace que sea un cómic tan único y atemporal, mereciendo ser releído y redescubierto por futuras generaciones, ya sea en su formato original o en una futura serie. Solo esperemos que este a la altura del material original.