‘Thelma’: conviértete en un aliado del temor, la desobediencia y los impulsos













SINOPSIS:

Thelma (Harboe), una chica sobreprotegida por sus padres y apegada a las creencias religiosas de su familia, entra en conflicto cuando descubre que le gustan las mujeres. En su intento por reprimir sus deseos, comienza a experimentar una serie de eventos sobrenaturales y peligrosos.

¿Has escuchado el dicho “cuidado con lo que deseas porque se puede hacer realidad”? Bueno, digamos que esa es una de las moralejas que te deja el más reciente filme de Joachim Trier.

El cineasta danés mezcla misterio, drama, fantasía y romance para contarte la historia de Thelma (Eili Harboe), una adolescente que enfrenta sus primeros días de vida universitaria y su despertar sexual. Por si las hormonas no causaran ya suficientes líos, la protagonista de Thelma entra en conflicto debido al choque de sus creencias religiosas —viene de una familia cristiana muy ortodoxa, que no la deja ni a sol ni a sombra— y sus preferencias sexuales —descubre que le gustan las chicas cuando conoce a Anja (Kaya Wilkins)—, por lo que se ve obligada a reprimir sus verdaderos deseos.

Aunque seguramente no es la única persona en el mundo que se encuentra en ese dilema, lo que hace peculiar al personaje central de esta película es que, al tener una mente poderosa, la opresión de sus emociones desencadena una serie de eventos que ni la ciencia ni la justicia primermundista de Oslo pueden resolver.

Trier no sólo te deja el rol de espectador ante esta situación. Al darte siempre la perspectiva de la joven y al no saber ésta lo que ocurre con su vida, el cineasta hábilmente te convierte en cómplice de su protagonista; descubres con ella la causa de todo lo extraño que le ocurre a partir de su primer amor, y también te invita a guardar los secretos de lo que bebe, con quién sale y algunos problemas de salud, para que esto no llegue a sus padres.

Ante la desobediencia y el sigilo que guarda hacia con sus progenitores, además del momento en que conoces a Thelma y el yugo que carga, es fácil relacionarla con la ópera prima de Julia Ducournau, Voraz. Por otro lado, los temores que surgen en la joven al descubrir su homosexualidad sumado a la disparidad social y de creencias con su pareja, seguramente te harán recordar al papel de Adèle Exarchopoulos en La vida de Adèle.

De esta cinta disfrutarás el trabajo fotográfico de Jakob Ihre, quien dota de gran belleza tanto las tomas abiertas, mostrándote postales noruegas de ensueño, como las secuencias que buscan acercarte al más mínimo detalle, incluso un cabello sobre la almohada. Tanto las imágenes como el silencio —evita entrar con nachos a la sala— son herramientas de las que se vale el realizador para crear tensión en su relato y lo consigue la mayoría del tiempo.

Pero Trier no pidió con mucho fervor que le saliera fusionar lo sobrenatural con la ciencia. Hacia las últimas partes, las explicaciones médicas sobrepasan el tono y pueden provocarte una que otra risita; en lugar de aliar los dos polos, como Paco Plaza lo hizo en La posesión de Verónica, aquí cada uno tira para su lado y te da la impresión de que se contradicen a sí mismos.  

Pese a que esto le resta varios puntos a la película, el viaje y la transformación de Thelma se hace disfrutable gracias a la cautelosa pero precisa actuación de Harboe, no dudes que en próximos años te toparás con ella en la pantalla varias veces.

VEREDICTO:

Si deseas una película que te envuelva en su atmósfera y en su protagonista, Thelma te permitirá satisfacer esa inquietud. Trier crea muy bien la tensión entre el temor, la desobediencia y los impulsos, y además te convierte en un silencioso aliado de su misteriosa protagonista.