‘Valerian y la ciudad de los mil planetas’: Luc Besson cambiará tu forma de pensar sobre los extraterrestres













La última película de Luc Besson es algo que el director quería hacer desde hace más de 20 años. Este nuevo proyecto está basado en el cómic que disparó su imaginación cuando era un pequeño (la historia que además inspiró a Star Wars, Valerian and Laureline, la cual fue creada por Pierre Christin y Jean Claude Méziéres), le permitió jugar con los efectos especiales como le hubiera gustado hacerlo con El quinto elemento. Y la hizo bajo sus propios términos, libre de cualquier interferencia del estudio, a pesar de que utilizó 180 millones de dólares para lograr su cometido. En resumen, Valerian y la ciudad de los mil planetas es un proyecto cinematográfico igual de riesgoso y ambicioso como lo fue en su momento Avatar de James Cameron.

El resultado es impactante, no existen límites dentro de esa ciudad llena de colores neón que cuenta con tanta libertad creativa que hace que otras óperas espaciales se vean opacas o muy tímidas. Si eres de los que crees que Jupiter Ascending era visualmente conservador o que The Force Awakens hubiera mejorado muchísimo con una secuencia de Rihanna en la que la hace de prostituta, entonces Valerian es la película que te hacía falta. Hay medusas que se alimentan de la memoria humana, monstruos acuáticos del tamaño de una catedral y un bazar increíblemente bizarro que vive en otra dimensión. Este film podría haber sido Guardianes de la Galaxia Vol. 2 si James Gunn hubiera tomado la cantidad correcta de mezcalina. 

Así que de cierta forma hay que aplaudirle a Besson. Este mundo que construyó en el que deja claro que el cielo no es el límite, demuestra que su imaginación es capaz de llegar a otros niveles. Este film es el petróleo que fue extraído de El quinto elemento. Por otro lado, lo que falta es… la historia. Los personajes. La coherencia. Y también un poco de estructura en la trama. En estos terrenos el cómic original, Valerian and Laureline, se lleva de calle a Besson. Las páginas de ese mundo creado por Pierre Christin y Jean-Claude Mézières son material para dejarte con la boca abierta y mandar a volar tu imaginación muy alto. 

Con dos horas y media de duración, Valerian es un maratón de carreritas y peleas. Es agotante. Luego, durante esos momentos en los que Dane DeHaan y Cara Delevingne bajan la velocidad para hablar y coquetear, lo único que proyectan es el ya muy gastado cliché de amor/odio entre parejas demasiado orgullosas. “Mi corazón pertenece a ti y a nadie más”, dice Valerian. “Tienes miedo al compromiso”, contesta Laureline de manera mecánica. Besson probablemente sea un maestro en el arte de los efectos especiales y tiene una imaginación tremenda, pero la química entre sus dos personajes principales se queda a medias. No hay profundidad en la relación. A pesar de que DeHaan es un excelente actor, nunca parece muy cómodo con el guión. 

Dentro de todo el revoltijo en la trama donde hay extraterrestres que parecen super modelos, aliens que comen sesos humanos y recorridos en naves espaciales que marean, Luc escondió un mensaje que es de suma importancia rescatar: el amor debe ser el motor del universo completo. 

VEREDICTO 

La verdad es que tu niño interno de 10 años quedará impactado con este film. Los monstruos y la construcción de ambientes son inimaginables.

Por otro lado, Luc hizo esta película pensando en complacer a su niño interno, aquel que contaba los días para obtener otra historia de Valerian en el periódico local, así que éste no es un ejercicio que viene a revolucionar la forma de hacer ciencia ficción. Lo que se agradece es que Luc nos está mostrando el lado amable de los extraterrestres.