‘Anabelle: Creation’: ¡Esta película es una monada!













SINOPSIS

Una pareja adulta, que lleva años intentando sobrepasar la muerte de su pequeña hija, recibe en su enorme casa a un grupo de niñas huérfanas. Se trata de una especie de relación ganar ganar, pero las chicas no van a estar tranquilas mucho tiempo; una de ellas, Janice (Talitha Bateman), empieza a notar que en ese lugar la mini difunta se hace notar con apariciones, ruidos extraños y otros eventos espeluznantes.

Pocas son las secuelas que se dan el lujo de decir que superaron a su antecesora y Anabelle: Creation es una de ellas. Claro, tampoco había mucho que aventajar de Anabelle y, por lo mismo, seguramente no tienes grandes expectativas para esta segunda parte. Pero, en defensa de la muñequita diabólica, te diremos que su reaparición sí te dará miedo.

De entrada, benefició el cambio de director; John R. Leonetti fue sustituido por David F. Sandberg, quien desde su cortometraje Lights Out mostró que es muy hábil en el uso de las sombras y los efectos de sonido para manejar a su antojo los nervios del público; aunque en su ópera prima, la versión extendida del mencionado corto, nos quedó a deber.

Para demostrar que puede hacer las cosas bien y de forma espeluznante, Sandberg hizo mancuerna con el responsable del guion de la primera cinta, Gary Dauberman —quien también es parte del equipo de escritores de It—. Y bueno, el resultado muestra que el error del filme original radicó en el realizador porque esta vez, al trabajar la tensión más que los sobresaltos —aunque los hay, claro—, el resultado será plausible, reconcible en tus nervios de punta y en tus taquicardias.

La peli retoma algunos elementos clásicos del género con un twist, mínimo pero satisfactorio. Así es como nos encontramos dentro de una tenebrosa casa lejos de todo aunque no en medio del bosque, sino en una zona desértica, así que hay pocas oportunidades, seas humano, mostro de pesadilla o quimera, de esconderse. No hay neblina pero sí una oscuridad bien infeliz que Sandberg aprovecha para provocar el impulso de buscar algo en las tinieblas. Y sí, involucra chamacos con carita de ángel que reciben un castigo por su “desobediencia”, lo que significa castigo para quien tiene que tolerar sus miradillas satánicas.

Este es un punto que el director explota reslatando la dinámica de las pequeñas en escena y mostrando a los pocos adultos, como siempre haciéndose mensos ante lo que acecha en el lugar; ya sea por la costumbre —los padres de la amiga de Gasparín— o la fe de la tutora de las huérfanas —una monja encarnada por Stephanie Sigman—. Pero cuando un punto de quiebre aparece y las dos generaciones están en el mismo canal, las cosas empiezan a ponerse más feas que Elba Esther.  

Es a través del cast infantil que el director te mantiene en vilo alimentando tu incertidumbre. La breve experiencia de Talitha Bateman y Lulu Wison en el género, las hace brillar en esta película tanto como unos ojos diabólicos en la oscuridad del armario.

De los elementos más interesantes, la manera en la que el relato, ambientado en los inicios del siglo XX, se vincula narrativamente con la Anabelle de Leonetti, que te sacará un “¡ahhh!” y mantendrás la boca abierta tras ver una oportuna, interesante y —literalmente— original aparición. Anabelle: Creation es una monada. 

VEREDICTO

Una cinta que cumple al mantenerte tenso. Si después de El Conjuro se hubiera presentado esta película, el universo fílmico de los Warren estaría libre de pecado.