Aladdin, Guy Ritchie recupera su mejor forma

El esperado live action de Aladdin por fin llega a las salas de cine del mundo. No te pierdas nuestra reseña.

 

Director: Guy Ritchie

Actúan: Naomi Scott, Mena Massoud, Will Smith, Nasmi Pedrad

Duración: 128 minutos

★ ★ ★ ☆ ☆

 

Sinopsis

Cuando Jasmine de Agrabah (Naomi Scott) le regala un par de panes a unos niños hambrientos, no se imagina el giro que dará su vida: de princesa a ladrona, fugitiva e interés romántico de un ladronzuelo de buen corazón (Mena Massoud) que tiene por amigos a un mono y un genio ocurrente (Will Smith). Y junto con su futuro personal, está el del sultanato.

A Guy Ritchie no siempre se le cumplen los deseos. Sí, Lock, Stock And Two Smoking Barrels, Snatch y Sherlock Holmes son grandes aciertos, y RocknRolla y hasta Man From U.N.C.L.E. son disfrutables, pero vete tú a saber cómo formuló su segundo deseo porque Swept Away debe estar en la lista de las peores de las malas (tuvo un 5/100 de aprobación entre los críticos), y King Arthur: Legend of the Sword (de 2017) le dejó una pérdida de más de 150 millones de dólares a Warner Bros.

Así que considerando lo que le hizo Ritchie a la leyenda del rey Arturo y su inexperiencia en películas familiares, es muy comprensible que desde ya te rehúses a ver su acercamiento a Aladdin —la cuarta película animada del llamado “Renacimiento de Disney” (de 1992) con un genial Robin Williams como el genio—. ¡Y sería una pena porque te perderías de mucho!

Basada en una de las historias de Las mil y una noches, el guion del propio Ritchie y John August expande y actualiza la trama de la versión animada dándonos a una Jasmine (Naomi Scott) que sigue siendo princesa Disney pero también una joven contemporánea interesada en su gente, en política y capaz de cuestionar las tradiciones y alzar la voz.

Aladdin (Massoud), por su parte, tiene el mismo buen corazón y es tan granuja y pícaro como en la animada, pero con más inteligencia callejera, más encanto y una gran habilidad para el parkour.

Y el genio, ¡el genio! Will Smith no sólo luce su dominio para la comedia y hace que en dos minutos te olvides de cualquier comparación, sino que maneja un balance perfecto sin caer en la exageración o el delirio de grandeza (a pesar de su tamaño).

Ritchie por fin se toma a sí mismo menos en serio y se divierte con escenarios propicios y una paleta rica en colores y texturas para crear un mundo de fantasía asentado en imágenes idílicas del Oriente Próximo, pasando de los grandes números musicales a la comedia romántica y la intriga palaciega de un villano arquetípico que a toda costa quiere el trono del sultán.

Sí, los personajes son o muy buenos o muy malos, pero nunca se sienten torpes en la trama.

Con un excelente manejo de cámara y una hábil edición que pasa fluidamente de cortes rápidos a planos secuencia, narra la historia con maestría y eficacia sin perder jamás el tono de asombro y diversión, aprovechando la extraordinaria química entre Jasmine y Aladdin (quienes parecen más jóvenes que en la versión animada); entre Aladdin, su mono Abu y la alfombra; y entre Aladdin y el genio, quien sin duda le cumplió a Ritchie su tercer deseo: lograr que con un toque muy personal y atinado, el remake live action de este clásico siga el camino de la original, ganándose un lugar en el corazón de la audiencia —y una buena entrada en taquilla—, en lugar de caer en picada como le ocurrió al remake de Dumbo.

Veredicto

Clásica, contemporánea y divertida. La versión live action de Aladdin está más cerca del Ritchie de Lock, Stock y Snatch que de sus últimos trabajos, y es una encantadora película familiar donde todo funciona —el genio, el romance, los números musicales y la comedia— y que se sostiene sin necesidad de apoyarse o compararse con la versión animada que es su origen.

Por Ary Snyder

No te pierdas nuestras entrevistas con el productor Dan Lin y con los actores Mena Massoud y Naomi Scott.