El streaming que viene: Apple, Netflix y Disney en el ring

Hay que decirlo: en su keynote de marzo 2019, Apple realmente no reveló grandes novedades sobre su plataforma de streaming con series y películas originales, Apple TV+. Ya se sabía que Steven Spielberg estaría involucrado en una serie, que Reese Witherspoon y Jennifer Aniston protagonizarían otra, y que Damien Chazelle también estaba trabajando en un proyecto para la marca de la manzana. Más allá de una ambigua ventana de lanzamiento (“invierno de este año”) no hubo muchos más detalles, ni siquiera el precio.

La presentación de Apple fue más una demostración de poder. Su presentación presumió a creadores de la talla de Sofia Coppola, J.J. Abrams, Octavia Spencer y Ron Howard, todos hablando de la importancia de contar historias. Después Spielberg, uno de los directores y productores de Hollywood más poderosos de la actualidad, subió al escenario a dar un preámbulo de su serie, Amazing Stories. El mensaje era claro: Apple entrará de lleno a la guerra del streaming, y traen la artillería necesaria para dar batalla. Si Netflix puede tener a Martin Scorsese, la manzana no podía tener a nadie menos que su igual.

No es una guerra fácil, y el terreno se ha vuelto más complicado en cuestión de días. Netflix lo ha dominado a nivel mundial por buena parte de la década, y en su lucha por la legitimidad dentro de la industria cinematográfica, se anotó tres Premios Oscar con Roma, de Alfonso Cuarón. En la actualidad, la compañía de Reed Hastings presume casi ciento cuarenta millones de miembros en más de ciento noventa países: casi el doble de los cien territorios a los que piensa ingresar Apple.

Y luego está el inminente lanzamiento de Disney+, la plataforma de streaming de Mickey Mouse. Con su reciente adquisición millonaria de 21st Century Fox, The Walt Disney Company suma grandes franquicias como Avatar, The Simpsons y Alien a un repertorio que ya incluye el catálogo de Pixar, Star Wars, y las propiedades de Marvel Studios. Todas a su disposición ya sea en cines, televisión o video on demand.

También está la cuestión de que, con la compra de Fox, Disney es dueña mayoritaria de la principal competencia de Netflix en Estados Unidos: Hulu. Y para fragmentar más el pastel está Amazon Prime Video, casa de otras series y películas aclamadas por la crítica mundial.

Con cada vez más pesos pesados, la arena del streaming se perfila cada vez más para ser el terreno donde los grandes creadores – directores, guionistas, actores – podrán dar salida a sus visiones únicas, mientras a pantalla grande es acaparada por las grandes franquicias taquilleras.

La industria de la producción audiovisual también se verá beneficiada por ello, pues cada vez se borran más fronteras. Series y películas encuentran públicos en países inesperados, y las productoras abarcan proyectos en diversas sedes. Por ejemplo, Mediapro Studio ya tiene oficinas en diez países, y realiza producciones indistintamente para HBO, Netflix, Univisión, Disney y Televisa, por mencionar algunos. La propia Netflix ya echó raíces también en México, con todo y oficina y cincuenta producciones nacionales en camino.

El boom del streaming, para muchos, auguraba el final de la televisión tradicional, con programaciones fijas y una amplia oferta de canales, a menudo accesibles sólo por televisión por cable. El video on demand “liberó” al público de la rigidez de los horarios de programación, y abrió el catálogo de contenidos a producciones de cualquier parte del mundo, desde Estados Unidos a Japón y Colombia.

Sin embargo, el mercado del streaming está, paradójicamente, volviendo a lo mismo: a una sobreoferta de plataformas, cada una con sus propios contenidos exclusivos. Aunque esto sólo es verdad por ahora para Estados Unidos, eventualmente será imposible ver Star Wars en Netflix en cualquier parte del mundo: habrá que contratar Disney+. A la inversa, sólo tendremos acceso a Stranger Things si tenemos una cuenta de Netflix. Los fans de Whiplash, La La Land y First Man sólo podrán saber en qué anda Damien Chazelle si pagan por Apple TV+.

Lo cual no sería tan malo, si pagar por más de uno de estos servicios no resultara tan caro. Justo este mes, Netflix anunció que subiría sus precios en México, y su plan básico ya cuesta 129 pesos al mes. La cuota anual de Amazon Prime Video es de 119 dólares. Habrá que sumar los costos para las plataformas de Apple y Disney, y eso sin mencionar a los actores más pequeños en el juego: seguro habrá quien rente algunas películas en Google Play, Claro video o Cinépolis Klic.

Sin duda, el futuro pinta brillante para los creadores, con sólidas y ambiciosas plataformas para consolidar sus visiones y llevarlas al mundo. Las grandes compañías no escatiman en billetes verdes para tener la oferta más atractiva posible para el público. El problema será que la cartera sólo da para tanto y, en la era del streaming, la exclusividad y no la diversidad será la regla del juego.