Gauguin: Voyage to Tahiti, una delicia covencional

Gauguin: Voyage to Tahiti (Gauguin: viaje a Tahiti, 2017), biopic del pintor Paul Gauguin que muestra el proceso del artista en busca nuevas motivaciones y escenarios para su pintura, alejándose de los códigos morales, políticos y estéticos de la Europa civilizada.

Director: Edouard Deluc

Voces: Vincent Cassel, Tuheï Adams, Malik Zidi

Duración:  92 minutos

★ ★ ☆ ☆ ☆

Sinopsis

En el viaje que el pintor Paul Gauguin (Cassel) hace a Tahití, en búsqueda de nuevas motivaciones para crear, se encuentra con Tehura (Adams), la mujer que se convertiría en el centro de su mundo.

El principal acierto de la más reciente película de Edouard Deluc, Gauguin: Voyage to Tahiti, está en la claridad y rapidez con que plantea las profundas motivaciones y el contexto de un pintor que decide abandonarlo todo —incluyendo a su familia, que se niega a acompañarlo en su viaje—, en un afán de reencontrarse como tal y recuperar la pasión perdida para concentrarse en ilustrar, a través de una endiosada y seductora mirada, los lugares y personas que luego se convirtieron en su nueva inspiración.

Se trata de un retrato fílmico de la primera visita a Tahití —como bien establece en su título— que realizó el pintor postimpresionista Paul Gauguin, harto del París de fin del siglo XIX y acompañado por la incomprensión hacia su deseo y compromiso con el espíritu creativo. Este proceso de redescubrimiento, que ocurrió entre 1891 y 1893, dio origen a algunas de las más grandes obras del artista, como El espíritu de los muertos vela, La melancolía y por supuesto, Ave María.

El actor francés Vincent Casssel y su eficaz manejo corporal, en un estado de madurez interpretativa evidente, resulta ideal para proyectar la mezcla de sentimientos que se esconden detrás de la figura cansada de un personaje a modo, en una propuesta cuya prioridad paisajista le da carta libre al actor para convertirse en el total protagonista.

Las penurias que tiene que enfrentar Gauguin, la relación que inicia con una nativa de 17 años que se convierte en su musa y amante, la comunicación a cuenta gotas con su esposa, así como la amistad a larga distancia que mantiene con Vincent Van Gogh —otro genio incomprendido de su tiempo—, son los puntos de contraste sobre los que se sostiene el guion escrito por el mismo Deluc. El cineasta se propone y consigue, en cierta medida, ser un estilizado testimonio sobre la fe y honestidad de Gauguin para consigo mismo.

Es una lástima que esto no se refleje más allá de la superficie y se quede como una pieza evocadora con cierta reflexión. La cinta es endeble a la hora de desarrollar el conflicto y los puntos de tensión, poco comprometida con las implicaciones del episodio, carece de un discurso fuerte que le sirva de sustento y está enmarcada por lo políticamente correcto.

Eso sí, la banda sonora original de Warren Ellis —recordado por sus colaboraciones con Nick Cave— es tan apabullante e irresistible como muchas de las composiciones visuales del filme; estos elementos se convierten en los principales motores de la inestable biopic.

Veredicto

Una delicia sensorial de acabado impecable, pero que no va más allá de la forma y lo anecdótico; se sostiene gracias al quehacer y capacidad de su protagonista, y la música de fondo. Al final es sólo una biopic convencional con triángulo amoroso incluido, seductora y llamativa, medianamente entretenida, pero estéril en el fondo.

Por Jesús Chavarría

Puedes leer: At Eternity’s Gate, un homenaje a van Gogh para quien el arte fue el consuelo del hombre