Pájaros de verano, una película necesaria y dolorosa

Pájaros de verano, ¡ya en Cines!

Directores:  Ciro Guerra y Cristina Gallego

Actúan: Natalia Reyes,José Acosta,Carmiña Martínez

Duración:  125 minutos

★ ★ ★ ★ ☆

Sinopsis

A finales de los años 60, en la Guajira colombiana, se viven los inicios del tráfico de drogas. La situación desata un tiempo de bonanza pero también una guerra que implica a familias wayuu y sus tradiciones en medio de una sociedad matriarcal.

Muchas películas tocan el tema del narcotráfico pero normalmente lo hacen mitificando y hasta glorificando los inicios de esta actividad, sobre todo a los protagonistas. En la realidad se trata de un doloroso momento que sigue dejando secuelas alrededor del mundo, en este caso en Colombia y, si se quiere ver, en toda Latinoamérica.

Pájaros de verano, nueva entrega de Ciro Guerra (El abrazo de la serpiente), ahora junto a la cineasta Cristina Gallego, es única gracias a su enfoque: deja de lado la exaltación de criminales y cuenta con maestría un pedazo significante de la historia, dando el justo lugar a las mujeres en esa sociedad, con la belleza de una narración llena de cultura y tradición pero pintada de sangre y dolor.

El trabajo exhaustivo realizado por los directores otorga al público el resultado de una apuesta cinematográfica donde las imágenes, la música, las locaciones escogidas meticulosamente y las elaboradas actuaciones de Natalia Reyes (Zaida), Carmina Martínez (Úrsula) y José Acosta (Rapayet), quienes vivieron un proceso de inmersión dentro de la comunidad wayuu, son granos de oro para contar un momento de cambio, de trascendencia y de sufrimiento que no termina pero sigue enseñando a los que quieran abrir los ojos a una realidad aún abrumadora.

Filmada, literalmente contra viento y marea, en un set que se construyó y reconstruyó durante cuatro meses, en medio del inhóspito clima de la Guajira colombiana, la cinta realizada en 35mm retrata, con ayuda de la propia comunidad wayuu y los habitantes que participaron en el rodaje, las costumbres en donde las mujeres, borradas casi siempre de la historia, tienen un papel fundamental en cada una de las decisiones de la comunidad y las formas en las que un incipiente negocio se transforma en un capitalismo que se desborda hasta la muerte.

Acción y drama se decantan en un western donde el contenido y la profundidad es lo fundamental en esta lección de cinematografía, pero también de un concepto que se vuelve universal.

La fuerte investigación realizada por los cineastas y la labor de construcción del guion y, posteriormente, su paso a la pantalla grande ha sido motivo de ovación en diversos festivales y premiaciones; como lo fue en su paso por Cannes y en los Premios Fénix —donde se llevó el reconocimiento a Mejor película—, así como de otorgarle al director una nueva posibilidad de competir por el Oscar a Mejor película extranjera, representando a Colombia.

Veredicto

Estamos frente a una película necesaria y dolorosa, tanto como la realidad misma. Se trata de una cuidadosa perspectiva del mundo de los narcotraficantes; una película para entendernos, mirarnos y reconocernos.

Por Ana Lucía Altamirano

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