‘Huye’: El equilibrio perfecto entre tensión y horror













Director: Jordan Peele
Elenco: Daniel Kaluuya, Allison Williams y Bradley Whitford
Duración: 104 minutos

Aquí no hay monstruos, brujas o poltergeists. Tampoco conocerás a exorcistas, inquisidores o cazafantasmas. Pero como si se tratara una película con elementos demoniacos —el caso de aquellas que están bien trabajadas—, con ¡Huye! de veras sentirás miedo.

El director Jordan Peele, reconocido por sus guiones y actuaciones para la pantalla chica (Kay and Peele), desarrolla su primer largometraje con base en una premisa digna de La dimensión desconocida. Y es que se apoya de la ciencia ficción, construida aquí a partir de la hipnosis, para realizar una crítica hacia su contexto social y el racismo aún presente en la sociedad estadounidense.

Como le ocurre al protagonista de esta película, Peel nos sumerge en un trance, sólo que el director lo hace con la finalidad de obligarnos a seguir el relato íntegramente. Para conseguirlo recurre a “puntos focales” —citando a uno de los personajes de la cinta. Uno de ellos es la dinámica amorosa de Chris Washington (Daniel Kaluuya) y Rose Armitage (Allison Williams), él es fotógrafo con buen ojo que está un poco incómodo ante el primer encuentro con la familia blanca y adinerada de su novia, a quienes no les ha “advertido” que es de raza negra.

Del otro lado del péndulo está el misterioso vínculo que hay entre la profesión de la madre de Rose, la psicoanalista Missy (Catherine Keener); el resto de los invitados del fin de semana, que también son de raza blanca y burgueses, y los sirvientes afroamericanos de los Armitage, cuyo comportamiento es tan extraño, que hablar de algo tan cotidiano como la limpieza puede desencadenar en ellos carcajadas o gestos de tristeza, incluso el llanto.

Si crees que con esos elementos ya desmenuzaste el misterio, estás en un error. Peel construyó giros de tuerca no drásticos pero sí interesantes que, cobran sentido y forma conforme avanza el fin de semana para Chris y Rose. El realizador da pistas, momentos turbulentos y situaciones que ponen a prueba la angustia de cualquiera.

La parte crítica que acompaña ese ir y venir se emplea de una manera inteligente. El cineasta saca sus habilidades de comediante para dibujarnos una sonrisa, incluso carcajadas, con sus sarcásticas líneas acerca del racismo (“el negro es lo de hoy”, “lo hacen para tener esclavos… sexuales”); pero esos diálogos cambian paulatinamente su intención y se convierten en detonantes de tensión y de horror, sin por ello dejar de ofrecernos situaciones cómicas.

A estas virtudes se sumarle el elemento gore que se hace presente hacia las últimas secuencias. No son muchas y apenas ofrece chorros —no litros— de sangre, pero nos dejan satisfechos gracias a lo explícito de sus imágenes y a la atinada mezcla y edición de sonido.

Las actuaciones están a la altura de la producción y del tono que requiere el guion. Daniel Kaluuya, quien logró clavarse en nuestra memoria luego de trabajar en un capítulo de Black Mirror (“Fifteen Million Merits”), nos convence de sus dudas, miedos y bondad a través de la expresión de sus ojos; además, logra buena química con Allison Williams (Girls). El impulso para ambos actores es, al menos lo que se refleja en pantalla, la experiencia de Keener y de Bradley Whitford, a quienes al final les tendrás miedo.

VEREDICTO
Sólo por pequeños detalles, que son fáciles de omitir y olvidar, ¡Huye! no alcanza la perfección. Sin embargo, consigue su objetivo y sin duda entrará al cuadro de honor cinematográfico de familias con patologías al lado de cintas basadas en hechos reales como El clan (Pablo Trapero), la incestuosa y sangrienta Cita de sangre (Sean Byrne), y otras más dignas de un profundo análisis psicológico.