La casa lobo: todo lo que se ha perdido de los cuentos de los Grimm

La casa lobo, animación de Joaquín Cociña y Cristóbal León que se percibe como un duro cuento de hadas lleno de crudeza y horror.

 

Director: Joaquín Cociña, Cristóbal León

Voces: Amalia Kassai, Rainer Krause

Duración: 70 minutos

★ ★ ★ ★ ☆

 

Sinopsis
Luego de escapar de una colonia de alemanes en Chile, una joven llamada María (Kassai) se refugia de un lobo en una casa rodeada por un bosque. Pero pronto descubre que no es el mejor lugar para estar, pues su estancia se convierte en una pesadilla.

 

Sin estar basada en alguna obra en específico, La casa lobo se siente como todo eso que se ha perdido de los cuentos de los hermanos Grimm o de Hans Christian Andersen cuando son adaptados por los grandes estudios para hacer películas infantiles. En otras palabras, la animación de Joaquín Cociña y Cristóbal León se percibe como un duro cuento de hadas lleno de crudeza y horror.

Y como buen cuento de hadas, la historia nos instala en un lugar muy, muy lejano —al menos para quienes estamos de este lado del hemisferio—: un bosque chileno donde María halla una casa que le servirá para refugiarse de la comunidad alemana a la que pertenece y de un supuesto lobo que la persigue.

Sin embargo, todo lo que está por ocurrirle ahí tiene pinta de tortuosa penitencia para ella y de pesadillas escabrosas para nosotros como público.

A partir de esta premisa Cociña y León trazan una animación en stop motion con claras reminiscencias al cine de Jan Svankmajer, apreciables en la reconversión de los objetos y las metáforas visuales. Los personajes, escenarios y cada detalle del set pasan paulatinamente de lo bidimensional —como las secuencias que parecen óleos sobre tela o aquellas en donde se juega con la perspectiva y profundidad— a las piezas con volumen —siempre con personajes un tanto distorsionados—, mientas la cámara se desliza por habitaciones que, como en los sueños, no dejan de transformarse.

Es justo la parte visual, reforzada por la banda sonora, lo que te sumerge en una atmósfera que deambula entre el horror y lo surrealista. Los personajes podrían no hablar y aún así nos sentiríamos aterrorizado y en medio de un sueño. Eso no significa que los diálogos carezcan de peso. De hecho, cuando escuchamos a los personajes decir sus líneas metafóricas, es cuando más miedo sentimos. Pues muchos de ellos hacen referencia a los abusos de poder —llámese de gobiernos dictadores o de líderes religiosos—.

Ante esto último, no es fortuito que la protagonista sea originaria de una comunidad alemana. Si escarbamos un poco en la historia chilena, resulta lógico que dicha característica del personaje y todas sus vivencias pesadillescas hagan referencia a la Colonia Dignidad —de bases como las de los menonitas en México, pero en una versión intensa y con más injerencia política—, cuyos crímenes reales ponen la piel de gallina.

Con múltiples referencias a los cuentos de hadas, como Blancanieves y Hansel y Gretel, La casa lobo, el primer filme en stop motion que se realiza en Chile, sabe cómo perturbarnos con “chonchitos con manos” y sacarnos sustos desde el primer susurro.

Veredicto

Es para quienes buscan piezas originales, con propuesta y transgresoras, tanto en su técnica como en su discurso. Tienes que verla en cuanto llegue a tu cine de confianza.

Por Anaid Ramírez

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