Locos por la herencia, una comedia mexicana de Juan Carlos de Llaca

Locos por la herencia, una comedia de enredos romántica que termina enredada en su humor involuntario.

 

Director: Juan Carlos de Llaca

Actúan: Alberto Guerra, Paulette Hernández, Tiaré Scanda, Julieta Egurrola

Duración: 99 minutos

★ ☆ ☆ ☆ ☆

 

Sinopsis

Andrea (Paulette Hernández) y Héctor (Alberto Guerra) son unos hermanos enemistados que deciden hacer las pases sólo para hacerle frente a una de sus tías, quien resulta ser la heredera universal de una de las cabezas de la familia.

 

Al tomar como punto de partida algo muy similar a las premisas que originaron entrañables y ocurrentes comedias de la Época de Oro del cine mexicano, así como algunas más del vecino Hoollywodense, Locos por la herencia nos cuenta la peculiar relación entre los hermanos Andrea (Paulette Hernández) y Héctor (Alberto Guerra). Ellos deberán encontrar la manera de sentar cabeza y casarse como “Dios manda”, si es que quieren acceder al legado de un tío recién fallecido y de paso salvar la empresa familiar. Claro, todo a pesar de llevarse terriblemente mal y estar bajo la estricta mirada de una tía que también tiene sus propios planes.

Como se puede ver, los ingredientes están listos y el escenario dispuesto para dar rienda suelta a una previsible pero quizás divertida producción de fórmula en la cual los enredos deberían ser el detonador principal. El asunto en Locos por la herencia es que los responsables de la propuesta tienen mayores pretensiones, lo cual no se convertiría en un problema sino fuera porque en su afán de sorprender al público, apuestan por una trama truculenta al estilo de los melodramas con secretos dentro de los secretos, incluidos un par de giros que rayan en el ridículo debido a la serie de inconsistencias que acompañan el desarrollo general.

Es así que nos encontramos con personajes cuyas motivaciones cambian de la nada, secundarios que se quedan en el bosquejo del cliché, situaciones contradictorias que dan demasiado por entendido, amén del uso de recursos como la consabida charla con un retrato que parece responder a su interlocutora y que no tienen la menor gracia.

Del acabado no hay mucho que señalar. El cine mexicano de perfil comercial ha alcanzado un nivel de manufactura estándar muy decoroso y aquí es evidente. Igual se agradece tanto a los jóvenes protagonistas —Guerra y Hernandez—, así como a otros miembros del elenco de mayor trayectoria —Tiare Scanda y Julieta Egurrola—, la convicción con la que intentan sostener sus interpretaciones en medio de un fallido vehículo de entretenimiento con humor desangelado. Todo dirigido por un Juan Carlos de Llaca que ha quedado muy lejos de otras de sus películas, dígase Por la Libre (2000).

En fin, quizás lo único que se puede reconocer de Locos por la herencia es que transcurre a buen ritmo. Además del atrevimiento que tiene a la hora de trasgredir los convencionalismos de los roles sociales, sobre todo los de pareja. Lástima que sea tan endeble el planteamiento que ni eso le alcanza para al menos convertirse en una curiosidad.

Veredicto

Un intento de comedia romántica con vueltas de tuerca y declaración incluida, que termina por enredarse consigo misma hasta quedar atrapada entre el relato telenovelero y el humor involuntario.

Por Jesús Chavarría

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