‘Loveless’: la ausencia espiritual de la Rusia contemporánea

Estreno: 13 de abril.

Director: Andrey Zvyagintsev

Elenco:   Maryana Spivak, Aleksey Rozin, Matvey Novikov.

⭐⭐⭐⭐

SINOPSIS:

Rusia, época actual: una pareja que se está divorciando no logra reconciliarse después de que su hijo se pierde. Como la búsqueda no arroja resultados y ellos siguen su vida con sus respectivas parejas, emerge el retrato de una sociedad entera en crisis.

Muchos críticos recibieron la premiere de Loveles en Cannes con niveles de alabanza que el cristo resucitado encontraría como too much; ni por un segundo se cuestionaron si habían visto o no algo único: una obra de arte que necesita un cachetadón.

No es que Loveless de Andrey Zvyagintsev sea mala. Muy lejos de eso: está supremamente ejecutada, hermosamente fotografiada y cada cuadro ha sido claramente considerado minuciosamente. No hay escena que no lleve una crítica considerada cuidadosamente de las condiciones en la Rusia actual. Con el mensaje artísticamente disfrazado para evadir la seria censura política. Es sólo eso; si esta película fuera una persona sería una súper molesta.

El estilo y la altura es eminentemente imitable y mientras no está ni tantito cerca de ser un trancazo como, digamos la farsa pedófila del 2011 Michael, es difícil no querer decirles a los creadores frente y detrás de cámaras que se alivianen. Desde el título Loveless para abajo, es tan obsesivamente, estudiosamente sombría como un video de Nine Inch Nails del 92 y podría ser similarmente cómica si se ve con el ánimo correcto.

Pero si el deseo de revolcarse en la venallidad pesadillezca de la Rusia de Putin se apodera de ti, hay mucho que responder aquí. Salir y decir que el capitalismo gangsteril de Putin puede no ser lo mejor para Rusia no es la idea más sabia para artistas que desean conservar sus dientes así que hay mucho comentario social oblicui acerca del autoritarismo, inequidad, religiones falsas y una provisión de estado que colapsa, no necesitas ser un Kreminilogo para decodificarlo.

La representación de la pareja central es espantosamente horrible y altamente identificable para alguién con una historia de amor fallida en el pasado. Maryana Spivak y Aleksey Rozin encuentran los matices en material extremadamente amargado —se están gritoneando mientras su hijo desaparece y sólo logran odiarse más mientras la película avanza.

Y si todavía quieres ver las ascuas de una relación difuminarse, Cassavetes y Bergman lo han hecho con mayor matiz y sin sentir la urgencia de incluir una escena en la que la tensión es conscientemente construida sobre si la cámara te va a mostrar el cadaver de un niño. Loveless es una buena película pero es una que es difícil de recomendar. Y ese es el meollo del asunto: mucho que masticar, pero ¿tiene que ser pellejo?

Veredicto:

Ven para contemplar las casi interminables filas que de forma convincente llevan el veneno de un matrimonio colapsado y resentido. Pero quédate por la extensa crítica de la ausencia espiritual de la Rusia contemporánea.